Capítulo 44

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La noche fue mágica. Cenamos y al salir recorrimos la playa por última vez. Fue un paseo nocturno, mezclando nuestros pies con la arena y sintiendo la brisa del mar, por cierto, ya había dejado de llover.

Tomados de la mano, hablando sobre nosotros y nuestro futuro, los planes que tenemos en común, la vida que queremos, nuestros talentos y sueños por alcanzar.

Llegamos tarde a casa y esta vez, como la anterior, compartimos cama y dormimos abrazados.

A la mañana siguiente la familia de Evan me recibió con un delicioso desayuno. Tuve la oportunidad de charlar con su prima en la segunda planta, la cual consistía de una espectacular vista al mar. Luego de la plática de chicas, su tía apareció y nos habló cordialmente.

-Wow, si qué eres especial Amanda. Es un milagro que Molly sea tan amable contigo. Por lo general cuando vienen visitas se encierra en su cuarto o es descortés.

Bueno, eso era algo que ya yo sabía-Pensé.

-Mamá, la cosa es que Amanda no es de tu edad, es una adolescente y la chica de la cuál Evan, mi primo se enamoró. Además no es una cabeza hueca, sino una persona culta y buena consejera- Me guiñó el ojo.

-Es cierto- Su madre me brindó una sonrisa y continuó diciendo-¿No les gustaría ir a la playa? ¿O dar un paseo por el pueblo? Le diré a Evan que las lleve.

-Sí, por mí está bien, si fuera por mí pasaría mi vida entera en la playa-Contesté levantándome de la silla en la que me encontraba.

-Entonces yo también iré-Me siguió Molly.

**

No tengo razones para desconfiar de la cortesía de la tía de Evan, pero al ofrecernos salir a la playa, sonaba un poco desesperada en que nos fuéramos. Además en cuanto yo me puse de pie y avancé por el pasillo para ir al cuarto a cambiarme, la señora Meredith se encontraba en el mismo sitio en que estábamos antes, hablando con su hija.

Y, antes de que Molly se fuera a buscarme, su madre le hizo una seña de advertencia.

¿Algo andaba mal? ¿Incomodaba mi estadía? No lo sé, espero no se compliquen las cosas. La verdad era que yo me moría de la vergüenza con la tía de Evan por estar en su casa, pero por más que trataba de convencer a Evan que lo mejor era que yo me quedara en un hotel, él se negaba y por el contrario insistía que para su familia no era problema tenerme unos días en su casa, y que él tampoco se quería separar de mí. Le gustaba verme la mayor parte del tiempo posible y disfrutaba de mi compañía en las noches.

No puedo mentir, yo opinaba igual que él.

Como sea, decidí restarle importancia al caso y preparé mis cosas para ir a la playa.

**

Luego de una tarde cargada de sol, brisa y mar, nos dimos cuenta que era hora de regresar a casa. Además esta vez Evan y yo hicimos una especie de picnic en la playa. Fue tan romántico brindar y compartir frutas juntos. Me parece un lindo gesto de su parte.

El reloj marcó las cuatro, Evan se había ido más temprano a una reunión con un productor. Mientras tanto, Molly y yo nos quedamos juntas para ir a casa.

-Amanda, hablé con unos amigos y hemos quedado en ir a una fiesta. ¿Me acompañarías? Di que sí, es tu último día en la isla, tienes que pasarla bien.

-No lo sé, no me gustan las fiestas. He tenido amargas experiencias con ellas. Y ¿Qué hay de Evan? Sería un mal gesto irnos sin él.

-A mí no me parece. Vamos, es más, ya le avisé a mis padres y a Evan. Cómo será que nos trajeron nuestros vestidos y accesorios. Ahora vamos al salón de belleza, nos arreglamos y nos cambiamos en casa de una amiga. ¿Qué te parece?

Mi Perfecta CasualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora