Epílogo

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Amigos lectores, con ustedes el último capítulo de esta historia...

-Amanda, soy yo, Evan.

Una voz me llamaba. Me di cuenta que me había quedado dormida y me incorporé. A lado yacía Evan, con un ramo de flores.

Lo miré tratando de sonreír y él me entregó las flores. Se acercó a mí y arregló mi flequillo que estaba desordenado.

-Gracias-respondí con un tono de voz bajo, fijando la vista al suelo.

Él tomó mi mano y entrelazó nuestros dedos. Seguido a eso, tomó mi barbilla en su gran mano. Me miró a los ojos, buscando un rastro de mí. Pero no lo había, no lo encontró. Mis ojos estaban apagados por el hecho de saber que lo más probable era que nuestra historia de amor llegaría a su fin. Yo sencillamente estaba perdida.

-Sabes algo, el destino es de las cosas más perfectas que conozco. Por ejemplo, te puso en mi camino, inesperadamente. ¿Cuándo me viste por primera vez te imaginaste que viviríamos tantos momentos? O que, ¿Seríamos novios? Porque te recuerdo, me odiabas. - Al decirlo hizo que curvara mis labios- Pero, solo pasó. La vida se trata de eso Amanda, de dejarnos sorprender. Las cosas suceden en el momento adecuado, y aunque al principio duela y no estemos de acuerdo, con el tiempo, la vida misma nos va mostrando nuevos caminos, nuevas personas, nuevas experiencias, y nos dice como en forma de respuesta con todo esto, que sí, por más injusto que nos parezca un suceso que vivamos, simplemente tenía que pasar.

Mi mejilla estaba empapada de lágrimas. Con su discurso era más que obvio que me estaba terminando. Era lo justo y necesario, ya lo habíamos hablado con anterioridad. Quedamos en que si por algún motivo nos distanciábamos, lo más sano y correcto para ambos sería ponerle un punto final a la relación. Y bueno, precisamente era lo que estaba pasando.

Sentí un nudo en la garganta, el pecho me dolía, joder estaba sintiendo lo mismo que pasó cuando peleamos por primera vez. Y, era horrible.

-Evan, yo quiero decirte que sin importar donde estés, te pensaré a diario. Porque un amor como el nuestro nunca se olvidará. Te amo, joder estoy enamorada de ti. Y el hecho de separarnos me hace daño. Sé que lo hablamos antes, pero no estoy tan segura de poder hacerlo. Existen las video llamadas, las visitas, lo nuestro puede continuar...

Él puso su dedo índice en mis labios. Después, lo quitó y acercó sus labios a los míos. Me dio un corto beso y acarició mi mejilla con la suya. Llegó hasta mi oreja, haciendo erizar mi piel.

-¿Quién te dijo que lo nuestro se acabaría? Es más, admito que me encanta ver como sacas conclusiones tan rápido. Amanda, me dieron la beca. Estudiaremos juntos en la misma ciudad.

Lo alejé de mi oreja para mirarlo directamente a los ojos. Expresaba la verdad, se le notaba. Sentí como el alma me regresaba al cuerpo. Hasta me quedaba sin respiración. Sin más me tiré encima de Evan y comencé a besarlo y a abrazarlo. Grité de la emoción y no hacíamos más que reír como tontos.

Amo el destino, amo las casualidades, amo a Evan.

Entendí en ese instante que nuestras almas estaban hechas para prevalecer juntas, que nosotros éramos la medicina que el otro necesitaba, y sobre todo, comprendí que cuando dos personas están destinadas a estar, nada ni nadie podrán cambiarlo.

**

El baile de graduación transcurrió increíble. Mis amigos y yo habíamos llegado en limusina. Además, había una nueva integrante en nuestro grupo. Se trataba de Rachel, la chica de los tatuajes, o mejor dicho, la nueva novia de Manuel. Me encanta la pareja que hacen, se ven lindos juntos. Por su parte, Evan no paraba de elogiarme por como me encontraba esa noche, al igual que Abel lo hacía con Jazmín.

Mi Perfecta CasualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora