Los Gemelos

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Desde el día de la toma del ministerio las cosas habían sido difícil para todos y aunque se había ordenado que las cosas fueran lo más normal posible en el pasillo Diagón, la incertidumbre también reinaba allí. Pero a pesar de las apariencias, en ningún lugar era tan notorio como en los sortilegios Weasley. Si bien se abría la tienda en el mismo horario de siempre se atendía con el mismo esmero, las paredes de ese lugar ocultaban terribles secretos. Secretos que al caer el sol se convertían en un verdadero infierno para los siempre joviales, dueños del establecimiento.

Cada día al caer el sol, el terror recorría el cuerpo tanto de Fred como de George Weasley, ya que sabían que aunque hubiesen puesto todo tipo de hechizo repelente y protectores, estos eran totalmente inútiles cuando su amo venía a visitarlos. Nunca sabían que día seria eso, pero si sabían que aunque ellos quisieran evitarlo y sin importar cuan llena estuviera la tienda, sus voces anunciaban que el lugar debía ser abandonado faltando diez minutos para las seis de la tarde. Si recibirían dicha visita, sus respectivos collares les indicaban exactamente diez minutos después de cerrado el lugar, debiendo subir a su departamento para prepararse mutuamente para la ocasión.

Un día sin embargo el collar no anuncio la visita que llego cerca de las siete de la noche y literalmente paralizo a George en media sala de su departamento

-M…m…miii… se…se…ñor – dijo George cuando Greyback apareció sentado en el sofá, y aunque había sido solo un susurro, supo que su gemelo lo había escuchado perfectamente en la cocina, porque se escuchó platos rompiéndose contra lo que supuso que era suelo – no sabíamos que…, no nos dijo nada… - Greyback extendió su mano hacia él, quien por impulso se acercó a tomarla y sentarse en una de sus piernas
-¿Cómo han estado mis cachorritas? – dijo el alfa dándole una suave mordida en el hombro, mientras lo sentía temblar – Fred, ven aquí hermoso – este salió lentamente de la cocina y fue a sentarse en la otra pierna del alfa, quien también lo abrazo por la cintura y le mordió suavemente el hombro – ¿me extrañaron?
-Mi señor no nos dio tiempo de prepararnos para atenderlo como es debido – dijo George bajando la cabeza
-Entonces empiecen – dijo acariciándole sus muslos

Ambos gemelos se miraron con lágrimas en los ojos se acercaron y lentamente se besaron cerrando los ojos. Desde ese día habían estado escapando de estar a solas en alguna habitación, a pesar de tener prohibido hablar de ello nisiquiera entre sí. 
En ese momento entro por una ventana una lechuza que dejo un sobre en las piernas de Fred. Greyback lo tomo y al abrirlo leyó:

“Ven. Puedes traer a tus juguetes”

Bufo. Su diversión se había arruinado. Pero ni modo, debía trabajar

* * *

Harry estaba sentado en el jardín acompañado de sus dos mascotas, que estaban acostadas junto a él. Ya había tenido la oportunidad de explicarles lo que había pasado y asegurarle que los ayudaría a escapar costase lo que le costase. Estos no estaban seguro de si podían confiar en aquel que había destrozado totalmente su familia asesinando o esclavizando a sus miembros, pero debían permanecer a su lado si no querían ser devorados por la otra mascota de la casa, Nagini.

-¿Cuándo cree mi señora que podrá evitar que coma ese bocado? 
-No colmes mi paciencia maldita víbora – amenazo Harry

Estaban a punto de iniciar una discusión, cuando uno de los elfos domésticos se acercó para decirle a Harry que tenía una visita. La “señora de la casa” dio la orden para que esta pase. Minutos después y tras ordenarle a Nagini que lo dejase solo con su visita bajo amenaza de quitarle más ratas, estaba conversando con los gemelos. Estos miraban con recelo su ex compañero de casa, aunque le hubiese permitido abrazar tanto a su hermano como a su cuñada

-Yo sé que para ustedes soy un monstruo – dijo Harry bajando el rostro – pero yo estoy preso igual que ustedes
-Greyback nos lanzó un hechizo que nos impide hablar con cualquiera sobre… – dijo Fred
-Así que sabemos lo que es no poder hablar – continuo George
-No te juzgamos Harry – dijeron a dúo los gemelos
-Gracias – dijo este mareado –. Chicos ¿aún tienen la tienda de sortilegios?
-¿Qué estas planeando? – pregunto Fred
-Nada - dijo con una sonrisa inocente mientras miraba a sus mascotas
-Entendemos – dijo George.
-Tenemos un surtido de grageas que te pueden ayudar a divertir con el Lord – continuo Fred
-¿Pero qué haremos con Greyback? – dijo Harry desanimándose
-Déjalo en nuestras manos – dijeron los gemelos al mismo tiempo

* * *

Tom revisaba algunos informes, pero sentía el nerviosismo de su sirviente

-Tranquilízate – ordeno la máxima autoridad del mundo mágico 
-Están planeando una fuga, mi señor – gimoteo Greyback
-Y nosotros darles un escarmiento. ¿O no confías en tu señor?
-Por supuesto que confió en usted mi lord – dijo el hombre lobo

Golearon la puerta, y en cuanto el lord dio su autorización, Lucius Malfoy entro haciendo gala de su natural elegancia al caminar

-Mi señor – dijo el recién llegado haciendo una reverencia – el plan para aislar a Black fue un éxito. Se siente solo y vulnerable
-No te confíes – dijo Greyback sonriendo – Remus es mi cachorro mas travieso
-¡No… lo… llames… asi! – exigio el millonario
-Basta – ordenó el señor oscuro -. Es hora de empezar la segunda parte del plan.

Los mortífago se miraron entre si

* * *

Al volver a la tienda de sortilegio, Greyback les arranco la ropa a los gemelos con un pase de varita 

-Si mal no recuerdo, - dijo sentándose en el mismo sofá donde estuvo un par de horas antes, mientras se golpeaba ligeramente ambos muslos– quedo algo pendiente. 

Ambos pelirrojos se sentaron nuevamente en las piernas de su amo, mientras este les acariciaba la espalda

-Acaríciense – ordeno, siendo obedecido de inmediato -. No tienen idea lo hermosos que ven así. Hasta me dan ganas de…

Se aparecieron los tres en la habitación completamente desnudos. Fenrir se paro en medio de esta y le ordeno a Fred arrodillarse frente a él para complacerlo con la boca, mientras George arrodillado dilataba a su hermano con los dedos. Una vez se descargo en la boca del primero, los hizo intercambiar de posición para que George también probara su semilla.
Una vez ambos gemelos cumplieron, los hizo acostarse uno encima del otro, levantando las caderas como símbolo de sumisión. Los penetro alternadamente. Luego se derrumbo sobre ellos presa del sueño y cansancio. Los gemelos lo empujaron suavemente hacia un lado pues si lo despertaban comenzaría todo nuevamente. Se pusieron de pie y salieron hacia la cocina. Ambos lloraban en silencio pero se sentían incapaz de consolarse si quiera con un pequeño abrazo. Fenrir Greyback había logrado que su lazo se minara a tal grado y lo peor era que ambos sabían que era de manera irremediable.

¿Tú? ¡No puede ser!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora