Los sonidos comenzaron a llegar a mis oídos con eco, perdiéndose en un fondo extraño, enlatado. No es que se oyera mucho, la verdad, tan sólo algunas voces lejanas y algún ruido que otro, pero, poco a poco, todo eso se iba abriendo paso por mi cavidad auditiva, mandándole señales a mi cerebro para que se despertase.
Lo primero que apareció en mi cabeza fue la imagen de mi ángel. Era una imagen vaga y borrosa, pero lo suficientemente fuerte como para ya no marcharse de allí. También se empezaba a añadir ese punzante dolor de estómago, cada vez hacía más presencia, y no hacía más que ratificarme que la habían alejado de mí.
―Nessie… ―intenté decirlo más alto, pero mi perezosa garganta todavía estaba en otro sitio y sólo salió un suspiro sordo.
Tenía que despejarme, como fuera, tenía que correr junto a ella. Estrujé los párpados con fuerza mientras gemía y obligué a mi cerebro a que se despertase un poco más.
Y eso hizo, lentamente mi mente fue entrando en este mundo de lo consciente, hasta que mis párpados consiguieron abrirse, eso sí, necesitaron de varios intentos para lograrlo del todo.
Todavía me encontraba desorientado y mis ojos sólo conseguían ver cosas abstractas y granuladas, pero sabía que estaba tirado en una superficie fría y dura, y el tarro me dolía que no veas, aunque no era lo único. Tenía el cuerpo machacado, parecía que me hubiesen dado una paliza, y este sitio apestaba a chupasangres por todas partes, ese ácido se metía por mi nariz, quemando toda mi fosa nasal. Tardé un buen rato hasta que mis ojos pudieron ver con claridad y la cabeza dejó de darme vueltas.
Entonces, pude incorporarme un poco y ver dónde estaba.
Era una especie de mazmorra. Sí, mazmorra. Las paredes que me rodeaban eran de piedra, y la puerta, que tenía todo el aspecto de ser muy pero que muy pesada, era de hierro y tenía una rejilla en la parte superior que ahora mismo estaba tapada, como esas que salen en las películas de presos.
¡¿Dónde demonios estaba?! ¡¿Y Nessie?! ¡¿Dónde estaba ella?! ¿Y mi manada? ¿Y los Cullen?
Lo único que recordaba es que estaba con Quil y Embry en el bosque que bordeaba al claro, que me transformé para avisar al resto de lo que habíamos encontrado y que, de repente, sentí un montón de pinchazos en el cuerpo. Acto seguido alguien de hielo me atrapó desde atrás, su mano me tapó la boca, me mareé y todo se quedó a oscuras.
Y ahora me encontraba en este sitio extraño. Mierda. Y mi Nessie, mi ángel, ¡¿dónde estaba?! ¡Tenía que ir junto a ella ya!
Estaba echado boca abajo, y ya me había incorporado un poco para mirar dónde diablos estaba, así que me erguí del todo con la intención de levantarme para ir en su busca, pero, maldita sea, todavía estaba algo mareado y sólo conseguí caerme sentado. Fue entonces cuando escuché el tintineo de unas cadenas y sentí esos incómodos grilletes en mis muñecas y mis tobillos.
¡¿Pero, qué mierda era esto?! Encima, estaba encadenado de pies y manos. Eso hizo que mi cabeza enseguida reaccionara y me miré el tobillo izquierdo con precipitación.
Uf. Mi cinta de cuero seguía allí, y, con ella, mi anillo. Sí, vale, puede que en este momento eso no pareciera lo más importante, lo sé. Pero para mí sí que lo era, ese anillo simbolizaba mi vida. La cinta había quedado por encima de ese grueso y molesto grillete, así que el anillo colgaba de la misma sin problemas.
Pero mi ángel… ¡¿Dónde estaba?! Tenía que ir a buscarla, donde fuera, como fuera. Me transformaría y tiraría esa puerta de hierro abajo, si hacía falta.
―¡Tengo que ir a por ella! ―mascullé, ya con ira.
Intenté levantarme de nuevo, pero mis piernas seguían sin responderme bien y no conseguí hacerlo.
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JACOB Y NESSIE NUEVA ERA II (Comienzo 1° parte)
FanfictionEste libro está registrado en Save Creative para evitar posibles plagios. Todos los derechos están reservados a Tamara Gutiérrez Pardo, la mala utilización de los mismos por parte de otras personas podría ser objeto de sanción y/o delito. No. Regist...