Ya hacía un rato que había amanecido, y ahora el bosque ofrecía un panorama muy distinto. Los grillos y las ranas se estaban tomando un descanso y estaban siendo sustituidos por el canto mañanero de los diferentes tipos de pájaros que habitaban el boscaje. La luz ya conseguía colarse por esa cúpula arbórea que nos cubría y todo parecía cobrar vida, siguiendo el ritmo de la salida del sol.
Para ser tan temprano, no hacía ni pizca de frío, la verdad, se ve que aquí en Italia el clima era bastante templado. Claro, que era verano. Si no fuera por lo que nos esperaba dentro de unas horas, se hubiera estado genial aquí.
Nessie y yo no tardamos nada en vestirnos, después de darnos ese corto baño para asearnos un poco. Nos cogimos de la mano y comenzamos a caminar hacia ese lugar donde ya nos debían de esperar todos, seguro.
Era una pena que esta noche se hubiese terminado tan pronto, al menos, a mí me lo había parecido, vamos. No voy a negar que lo habíamos pasado de fábula durante estas horas, había sido un oasis en el desierto, incluso había repuesto fuerzas y me encontraba más centrado, pero el volver a la realidad tan de repente, era como si nos hubiesen echado encima un caldero de agua helada, y yo no podía dejar de pensar en ese peligro que acechaba a Nessie y a todos los demás.
No nos estábamos dando mucha prisa, sinceramente, aunque tampoco íbamos a paso de tortuga para dirigirnos junto al resto. Eran nuestros últimos minutos a solas y queríamos aprovecharlos al máximo. Me sentí un poco culpable y todo, por poder disfrutar de la compañía de mi chica, cuando mis hermanos no podían hacerlo de las suyas, pero, en fin, qué les iba a hacer, ¿no? Mala suerte.
Encima, ¡arg!, tenía una comedura de coco importante, no hacía más que rallarme la cabeza con toda esa maldita lucha. Y lo peor es que Nessie parecía estar igual que yo, y eso sí que no lo soportaba. Odiaba verla tan preocupada.
―¿Sabes lo segundo que voy a hacer en cuanto lleguemos a casa? ―se me ocurrió soltar para evadirnos un poco.
Nessie giró su hermoso rostro y me miró con una media sonrisa.
―¿Lo segundo? ―se percató, marcando la pregunta con intención.
―Sí. Bueno, lo primero ya lo sabes, nena, no hace falta ni que lo diga, ¿no? ―la comisura de mi labio se curvó con picardía y su preciosa sonrisa se amplió, aunque tenía ese matiz tímido que me volvía loco. Me coloqué detrás de ella, manteniendo esa sonrisa pícara, y la rodeé con mis brazos al tiempo que seguíamos caminando. Luego, llevé mi cabeza hacia delante para susurrarle en el oído―. Los lobos siempre tenemos un hambre voraz, Caperucita, y, cuando pase todo esto, yo te voy a devorar entera.
Giró su rostro para que sus labios bebiesen un poco de los míos y ya nos detuvimos.
¡Uf! Como empezásemos, ya no íbamos a poder parar.
Los dos nos obligamos a terminar ese beso que ya comenzaba a pasar al otro lado de la frontera, ya sabes, esa línea que marca un paso más hacia lo imparable y la locura total. Además, ya podía oler los efluvios de mis lobos, esa pareja de gigantes y los Cullen. Todavía estaban bastante lejos, pero no tanto como para que Edward no pudiese escanear nuestras mentes ya. Qué rollo. Casi podía sentir sus dichosas ondas clavándose en mi cerebro, pero esta vez en forma de flechas punzantes, aguijoneándome sin cuartel, pinchándome como un pesado chinche. Sí, vale, estábamos casados y él ya no podía decirnos nada, faltaría más, bueno, más bien me daba completamente igual lo que él pensara, pero el saber que podía radiografiarme la mente me tocaba bastante las narices, la verdad, era realmente incómodo. Demonios, si miraba a una mosca casi podía ver su cara dibujada, vigilándonos, era como tener un espía clavado en el cogote todo el tiempo.
ESTÁS LEYENDO
JACOB Y NESSIE NUEVA ERA II (Comienzo 1° parte)
FanfictionEste libro está registrado en Save Creative para evitar posibles plagios. Todos los derechos están reservados a Tamara Gutiérrez Pardo, la mala utilización de los mismos por parte de otras personas podría ser objeto de sanción y/o delito. No. Regist...