¡¿PERO QUÉ ME ESTABAN DICIENDO?! ¡¿SE HABÍAN VUELTO LOCOS O QUÉ?!

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Mi manada estaba fuera de la barrera, pero no tenían nada que temer. Sus particulares burbujas emergentes salían de ellos siempre que era necesario, así que por ese lado no había de qué preocuparse. Otra cosa es que en la lucha física la guardia Vulturis también era buena, claro.

Por supuesto, Emmett también salió disparado, y lo hizo hacia su único objetivo: ese también grandullón de Felix, que le recibió con los brazos abiertos para luchar. Rosalie saltó detrás de él y a partir de ahí, más gente se unió a la batalla, incluidos Ryam, que salió como una bala hacia ese meollo, y Helen, que le persiguió para no separarse de él.

―¡Helen! ―intentó llamarla Nessie, pero su amiga no la hizo ni caso.

Idiotas, ¿a dónde iban estos dos? Si no sabían luchar.

―¡Ya nos encargamos nosotros! ―afirmó Edward, saliendo detrás de ellos, con Bella.

Menos mal.

En un abrir y cerrar de ojos, esa pradera se convirtió en una locura, en un torbellino entremezclado de chupasangres, lobos y un par de gigantes estúpidos que no tenían ni idea de pelear y que eran escoltados por Bella y Edward todo el tiempo. Bueno, mejor dicho, estos últimos sólo habían salido para evitar que peleasen.

Eso sí, esos tres cobardes de los Vulturis se quedaron en la retaguardia, observando toda la función.

¡Malditos!, mascullé con rabia.

¿Qué hacemos?, me preguntó Nessie.

Ella y yo seguíamos dentro de mi barrera, aquí no podía entrar ninguno de esos chupasangres con sus almas malvadas. Aunque no estábamos solos. Carlisle, Esme, Jasper y Alice se habían quedado con nosotros, al amparo de mi protección.

Desde luego yo quería luchar, me moría de ganas de arrancarle la cabeza a alguna de esas sanguijuelas.

¡Tú quédate aquí! ¡Voy a machacar a unos cuantos!, le contesté a Nessie, ya abalanzándome hacia delante mientras profería un rugido.

Sabía que ahora podía mantener mi barrera fija en este sitio al tiempo que yo luchaba por ahí. Ella estaría segura bajo su protección.

―¡No, espera! ―me detuvo Jasper, interponiéndose, al ver mis intenciones.

¡¿Qué coño haces?!, protesté, clavando las patas en el terreno para frenar.

―¿Qué pasa? ―preguntó Nessie en voz alta.

―Tienes que llamar a tus lobos ―me dijo él―. Esto es precisamente lo que Aro quiere. Si nosotros nos mezclamos con ellos en una batalla, tú no podrás usar tu poder para matarles a todos.

Dile que eso es lo que ese estúpido de Aro creerá, pero que mi poder espiritual distingue perfectamente las almas buenas de las malas, y que sólo se cargará a las malas, le pedí a Nessie.

―Dice que eso es lo que ese estúpido de Aro creerá, pero que su poder espiritual distingue perfectamente las almas buenas de las malas, así que solamente se cargará a las malas ―le retransmitió ella.

Así daba gusto. Alguien que no cambiaba mis palabras.

―Es cierto, Jazz. Su elipse no nos hizo nada a nosotros, ¿recuerdas? En cambio, purificó nuestro cuerpo y nos quitó la hipnosis ―le recordó Alice.

―Eso es porque vuestras almas son doradas, son buenas ―le explicó Nessie.

―Ah… ―cayó Jasper, llevándose la mano a la barbilla mientras clavaba la vista en el suelo, reflexivo. Después, alzó los ojos de nuevo, para mirarme―. Aún así, tienes que llamar a tus lobos para que dejen de pelear.

JACOB Y NESSIE NUEVA ERA II (Comienzo 1° parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora