―¡No lo entiendo, Edward! ¡¿Por qué tenemos que esperar a mañana?! ―protesté, enérgicamente―. ¡Ahora ellos tendrán tiempo de pensar en alguna estrategia!
―Lo sé, pero nosotros también ―alegó, confiriéndole a su voz un tono comedido y estudiadamente sosegado.
―¿Nosotros? No sé qué estrategia vamos a pensar ―dudé, siguiendo con mi paseíllo, cabreado y nervioso, mientras me metía la mano entre el pelo―. Ese medallón tiene mucho poder, mucho ―me paré frente a él y le miré a los ojos―. No te imaginas la magia negra que desprende, es… espeluznante, me pone los pelos de punta ―y volví a mover mis pies para dar otra caminata―. Si hubiéramos seguido la batalla, ellos no tendrían estrategia, y hubiésemos tenido una oportunidad. Pero ahora… Ahora conocen nuestros puntos fuertes y débiles, y tendrán tiempo de pensar en algo para hacerles frente. En cambio nosotros no hemos visto casi nada de lo que puede hacer ese maldito medallón.
―Jake, tranquilízate ―me rogó Nessie, agarrándome del brazo para que parase de una maldita vez.
Sí, lo sé, lo sé, estaba histérico y tenía que relajarme, pero, ¿cómo iba a hacerlo? Ahora los Vulturis contaban con su ejército de chupasangres llenos de dones, otro ejército de gigantes inmortales, los cinco magos más poderosos del mundo, otros tres que iban a hacer lo que Aro quisiese y un medallón que desprendía esa maléfica magia negra por sus 360 grados. Sí, como para relajarme, vamos.
―Todo saldrá bien, Jacob ―afirmó Edward, que, cómo no, estaba al tanto de todo lo que pasaba por mi inquieto tarro―. Tú eres más poderoso que todo eso junto, lo sé.
―Y una mierda ―mascullé, parándome en seco para mirarle de nuevo―. Ya has visto lo que emana ese medallón ―le recordé, señalando con el dedo a aquella lejana zona que ni siquiera se veía, donde habíamos estado luchando.
Él lo había visto a través de mí, así que no me viniera con cuentos ahora.
―Tú eres más poderoso que todo eso ―insistió, observándome con una confianza y una respetabilidad que me sorprendió un poco.
―Claro que sí, eres el Gran Lobo ―secundó Nessie, poniéndose frente a mí―. Y ya sabes lo que dice la profecía.
La profecía, la profecía… Dichosa profecía.
―Eres un rey. Y reinarás en nuestro mundo ―siguió Sam; otro que me miraba con el mismo careto. Guay.
―Todos tenemos fe ciega en ti, tío ―declaró Seth―. Sabemos que eres mucho más poderoso que todos esos chupasangres y magos juntos. ¿Verdad? ―les preguntó a los demás.
―Por supuesto ―sonrió Emmett, cruzando los brazos a modo de matón.
―Pues claro, todos pensamos igual ―asintió Quil.
―Bueno, fe ciega no sé ―intervino Rosalie, mostrando una sonrisita insolente―. Todavía eres un poquito torpe.
―No estoy de humor, rubia ―le contesté, malhumorado.
―Últimamente, nunca lo estás. Qué aburrimiento ―suspiró, ladeando la cara con petulancia.
Entrecerré los ojos para dedicarle una pequeña mueca.
―¿Qué pasa? ¿Es que no confías en ti? ―inquirió Nessie, mirándome con esos ojitos dulces que eran capaces de ablandar hasta un diamante.
Genial. ¿Cómo iba a decirle que no? Eso la preocuparía aún más.
―No es que no confíe, es que… No sé, me da muy mala espina ―reconocí, mordiendo mi labio inferior. Después, observé a mi manada durante un par de segundos―. Escuchad, el que quiera irse puede hacerlo ahora. Algunos de vosotros estáis imprimados, os esperan en casa ―vivos, pensé―. Paul, quizá tú…
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JACOB Y NESSIE NUEVA ERA II (Comienzo 1° parte)
FanfictionEste libro está registrado en Save Creative para evitar posibles plagios. Todos los derechos están reservados a Tamara Gutiérrez Pardo, la mala utilización de los mismos por parte de otras personas podría ser objeto de sanción y/o delito. No. Regist...