DIOS, ESTO ES PARA PEGARSE UN TIRO

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Una de las llaves se metió en la cerradura y los tropecientos mil cerrojos se fueron corriendo uno por uno con una sucesión de sonidos contundentes, hasta que el último de ellos hizo su particular clack.

La puerta se abrió y yo tensé los gemelos de mis piernas a la vez que mi garganta ya emitía un gruñido de advertencia.

Entraron dos chupasangres de la guardia, ataviados con esas estúpidas y anticuadas capuchas grises, pero, para mi asombro, pasaron por delante de mis narices y se dirigieron a Ryam.

―¡Hey, ¿qué vais a hacer?! ―exigí saber, lanzando mis pies hacia ellos.

Pero alguien tiró de las cadenas de mis muñecas, haciendo que mis brazos se fueran hacia atrás y que me quedase clavado en el sitio, impidiéndome avanzar más allá.

―¡No, soltadme! ―gritó Ryam, luchando para que esas sanguijuelas no le cogieran por los brazos.

Me giré súbitamente, con cara de muy malas pulgas, y vi que ese alguien era otro vampiro que estaba agarrando mis cadenas con las dos manos, tensándolas para que yo no pudiese dar un paso más.

―¡Suéltame, asqueroso chupasangres! ―voceé, abalanzándome sobre él.

Pero esa sanguijuela saltó a un lado vertiginosamente, llevándose esas malditas cuerdas metálicas, y volvió a tirar de ellas con saña. No me dio tiempo a más. Los eslabones pasaron por las arandelas como auténticas balas, produciéndose un ruido chirriante, y mi cuerpo salió despedido hacia atrás, hasta que las cadenas llegaron a su final, que eran los grilletes de mis muñecas y mis tobillos. Mi espalda se estampó en la pared y el estruendo del impacto restalló en toda la mazmorra cuando éste provocó un boquete en el muro que hizo que incluso se desprendieran trozos de piedras, las cuales terminaron desparramándose por el suelo. Me quedé pegado a la pared, con los brazos y las piernas abiertas como si me tratase del objetivo de un truco de cuchillos.

Genial. Por supuesto, no me hice daño, y menos mal que mis pies se posaban en el suelo, pero esto, aparte de humillante, era frustrante y me ponía de más mala leche.

―¡Suéltame! ―grité, ya lleno de convulsiones y revolviéndome como podía.

Sin embargo, ese vampiro me tenía bien enganchado, y no me podía transformar. ¡Maldita sea!

―¡Dejadme! ―chilló Ryam con furia, casi a la vez que yo, también temblequeando.

Y entonces, mi cabeza se giró hacia él con rapidez y mis estupefactos ojos se abrieron como platos.

Su cuerpo pegó un estirón supersónico, empezando por sus brazos y sus piernas, para seguir por el tronco y la cabeza. Todo en él se ensanchó y adoptó una forma más musculosa, aunque las roturas de sus pantalones ya se adaptaban a su nueva condición, señal de que ya se había transformado con anterioridad, de ahí que no llevase camiseta y su pantalón ya estuviese hecho trizas. En un abrir y cerrar de ojos, ese chico más bien delgado de un metro ochenta pasó a ser un gigante forzudo de más de dos metros y medio. Guau. Menos mal que ya estaba más que acostumbrado a ver transformaciones.

Me fijé en que sus grilletes tenían algún tipo de sistema especial y que se ensancharon para amoldarse a sus nuevas muñecotas. Tiró de sus largas cadenas con ira, pero ni siquiera su fuerza podía con esos eslabones y con el anclaje de esas anillas.

Ryam abrió la bocaza, enseñando unos colmillos que también eran bastante considerables, y soltó un rugido en todo el careto de los chupasangres que intentaban llevárselo que a poco más, y les quita hasta las capuchas de sus túnicas. Sí, en serio, fue bastante potente.

Pero el muy idiota no sabía luchar. Después de montar todo ese numerito, las dos sanguijuelas que le rodeaban saltaron hacia él y, con facilidad, abrieron las arandelas que le ataban a la pared, para envolver su descomunal cuerpo con las cadenas a una velocidad increíble. En un segundo, Ryam parecía un canelón de cadenas.

JACOB Y NESSIE NUEVA ERA II (Comienzo 1° parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora