ELENA:
—Eso no está en mi mano —contesté mirando directamente a Sebastián que, por lo visto, parecía sorprendido con mi respuesta.
Era cierto, si fuera por mí quedaría embaraza ahora mismo aunque eso quería decir que me tendría que acostar de nuevo con él de nuevo, aunque también existía la posibilidad de una inseminación artificial.
—Explícate.
—Bueno, no quiero esperar mucho tiempo para ser mamá —confesé un poco cohibida por el trío de personas a mi alrededor—. Todo depende de si Sebastián acepta.
—Claro que acepta, así que en poco tiempo espero que me llegue la noticia —sentenció dando inicio al segundo round—. ¿Cuándo se casan?
—En unos dos meses —habló finalmente Sebastián.
Ya creía yo que el gato le había comido la lengua porque esta era su primera intervención desde que entramos al comedor y, además de no haber hablado, se oía tenso e incómodo con algo, lo cual era probablemente sus padres. Ya me había dado cuenta que su familia no era la más cariñosa y de lo distante que eran con Sebastián.
—¿Tan pronto? —chilló Judith colocándose una mano en el pecho dramáticamente.
Ambos asentimos al mismo tiempo sin dejarle a la mujer ninguna oportunidad de oposición, esta refunfuñando se cruzó de brazos y nos fulminó con la mirada, pero no se opuso al ver lo decidido que estábamos. Vaya, mi suegra había salido caprichosa. Seguramente la mujer quería convertir nuestra falsa boda en todo un enorme evento social y para ello necesitaba más de dos años de anticipación para quedar bien y alardear. Miré mi plato de comida y comencé a separar los vegetales por su color, honestamente ya no tenía hambre y solo quería irme con Sebas a la tranquilidad de mi hogar.
¿Tranquilidad de mi hogar?
Por favor, si después de lo de anoche solo podía pensar en lo bajo que había caído y en lo mucho que me había gustado. Tomé un sorbo de vino y cuidadosamente coloque la copa en la mesa, me cruce de brazos y tomando todo el valor que no tenía me dispuse a intentar tener un poco de control sobre la situación. Fijé mi mirada en el Sr. Broke, tratando de parecer lo menos humilde posible y lo más arrogante que pude, poniendo en práctica mis años como animadora del equipo de Hockey en Moscú.
—Entonces...
—Steven —respondió exasperado al darse cuenta de mi falta de información. Apreté los puños conteniendo las ganas de saltar sobre la mesa y dejarle muy claro las razones por las que no sabía el nombre del padre de mi prometido, del cual realmente no sabía casi nada a pesar de que me había acostado con él solo habiéndolo conocido hace menos de un mes, mientras planeaba junto a mi padre casarse con mi hermana.
—Bueno, Steven, ¿a qué se dedica?
Al parecer el cambio de tema le gustó ya que sus ojos brillaron con interés y entusiasmo al momento de dirigirme la palabra nuevamente.
—Tengo una compañía que se encarga de suministrarle equipo médico a muchos centros de salud en el país — contestó con orgullo, ignorando a los otros dos y centrando toda su atención en mí. Ya sospechaba que se parecía mucho a mi padre, pero Steven, a diferencia de Christian, no poseía ese aire burlón, sino más bien esa arrogancia y superioridad característica de los hombres triunfadores—. Y tú, Elena, ¿a qué te dedicas? —preguntó sonriente esperando a que respondiese algo como ama de casa, a cuidar de mi futuro marido o a chismear como su esposa.
Si no fuera gracias al hecho de ser mi suegro con quien estaba hablando, le hubiera respondido algo muy parecido a castrar hombres arrogantes, pero dejé de lado la tentación y me centré en iniciar el tercer y último round.
ESTÁS LEYENDO
Amor condicional © (STAMFORD #1)
RomanceElena juró no volver a la ciudad en la creció, pero tras una llamada de auxilio de su pequeña hermana empaca todo lo de su amada Grecia que pueda llevar dentro en una maleta y se halla regresando. Sebastián nunca supo en lo que se metió cuando acept...