Las caricias de Paul eran suaves y muy delicadas, ¿O le sentía así porque deseaba estar entre sus brazos? Sus besos eran profundos, cálidos, todos llenado de amor, no hacía falta nada más, deseo amarlo por una eternidad. Podía disfrutar de sus manos recorrer mi cuerpo mientras me despojaba de mi ropa, en tanto, aprovechaba para dejar suaves besos sobre mi piel.
—Te amo tanto —me susurró dulcemente en el oído.
—Yo te amo mucho más. —Respondí con la respiración agitada. Sólo de una cosa podía estar plenamente consciente, quería más... Mucho más.
Ya la sabíamos, el amor rondaba por la habitación, era el dueño total de los hechos. Me apresuré a deshacerme de su camisa, dejando a mi entera disposición su pecho, teniéndole ahí, de algún lado saqué la osadía para pasar mi lengua por el mismo, ¿Se puede jugar con el autocontrol en esas instancias? Comprobé que no. Mientras se deshacía de lo que quedaba de su ropa, lo miré como dulzura y deleite, sabe las cosas que provoca en mí.
Todo era desnudez, unido a la candidez de ambos cuerpo. Necesitaba mucho de él, quería tanto como fuera posible, me acariciaba sobre la cama, dejando muestras de que tan caballeroso se puede ser sobre la misma. Nos sentíamos, nos besamos, era la amalgama perfecta de dos almas necesitadas entre sí. Entregándonos con pasión como no lo había hecho nunca. Fue delicado al entrar, suave en su tacto, sus labios en los míos eran el acompañamiento ideal para el momento, mordía mi labio con suavidad, mientras nos movimos entre las sábanas, sentía un pequeño escozor algo molesto, pero no era nada comparado con la entrega que estaba dispuesta a dar; éramos dos, exteriorizando todo el amor que sentíamos. Él se movía en mi interior con un poco más de intensidad, el placer de hacía mayor, deslizaba sus labios sobre mí recorriendo recorriendo mi cuello, sentía sus dientes rozar levemente mi mandíbula, mientras uno que otro gemido se escapaba. La sensación de placer sólo podía ir en aumento, los jadeos quedaban atrapados entre besos.
—Ah —gemí una vez más. Sabiendo que había dejado de ser dueña de mí hace mucho.
Gruñiamos.
Disfrutábamos.
Éramos uno solo.
Le besaba con fervor y ansias, solo podía querer más del hombre que sin saberlo me había devuelto la vida, me sonreía con afecto, juntaba nuestras narices, podía ver claramente el deseo en sus ojos. Sentía como algo se iba formando en mí, hasta llegar a la liberación, para entonces, ya habíamos sudado lo mismo que en una maratón. Complacida y feliz.Para cuando salió del cuarto de baño tras darse una ducha, mis ojos estaban muy pesados, pero quería esperarle, estaba necesitada de su calor.
—A dormir. —Murmuró dejándose caer del otro lado. —Ven aquí.
Su brazos estaban abiertos para mí. Justo lo que quería, su cercanía, no dudé en acercarme. Mi cabeza estaba sobre su pecho, nuestras piernas enredadas, mientras recibía pequeñas caricias en mi espalda, su tacto era muy familiar, le había estado añorando.
— ¿Te siente bien? —Le escuché preguntar, se preocupaba por mí.
—Ujum —sonreí dejando un suave beso sobre su pecho. No estaba para más, el sueño era dueño de mí.
—Debe estar muy cansada, por el viaje... Claro. —Alcancé a reír, sentí su beso en mi cabello.
Estaba llena de paz, mis ojos se cerraron.
***
Abro los ojos, estoy agitada. Levanto la vista para cerciorarme de que no ha sido un sueño, no he sido víctima de la imaginación. ¡Es real! Duerme plácidamente con su brazo rodeando mi cintura, lo muevo con suavidad para no despertarle. Me deslizo por la cama con lentitud hasta llegar al suelo, busco mi bata a un lado de la cama para ponérmela, necesito salir.
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LA CHICA DE UN ZIMMERMAN (TWO)
FanfictionSE RECOMIENDA LEER: "LA HIJA DE GREY". LA CHICA DE UN ZIMMERMAN, ES LA SEGUNDA PARTE Cinthya Sarria. LA CHICA DE UN ZIMMERMAN. SINOPSIS: Phoebe y Paul están de regreso. Ella continúa con su carrera de escritora, esta vez más entregada e inspirada qu...