Capítulo 26: ¿Me escuchas?

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N/A: Tómense el tiempo (si pueden, claro) de escuchar la canción que dejé, habla mucho sobre lo que Alexander siente y es mi favorita del cantautor Sufjan Stevens <3.


Me encontraba en completa obscuridad, la única luz que me hacía seguir adelante se desvaneció, como aquellas palabras que me dedicó antes de despertar. Ya no queda nada del Takumi que conocí o del que me enamoré...solo queda una persona llena de odio...todo por mi culpa...mi maldita culpa y ahora me encuentro aquí, tirado en el piso, con mi mano herida...como un patético y cobarde, eso es lo que soy y siempre lo seré, ¿pero saben qué? no puedo más, no puedo con esta presión que siento en el pecho que me impide respirar con normalidad, no puedo más con este dolor agonizante que, a pesar del punzante dolor que siento en la mano, el que tengo dentro me duele aún más y sé que nunca cambiará entonces...¿para qué seguir? tampoco me queda algo por el cual luchar...¿lucho por Takumi? ¿él quiere eso?..no lo sé...lo único que sé, es que no podría aguantar que me tratara de la misma forma, terminaría rompiéndome delante de él y no quiero que me vea de esa manera.

¿Entonces qué?..lo sabes Alexander...solo...tan solo tienes que dejarte ir y todo acabará.

Y así, con mis lágrimas aún cayendo sin control, cerré mis ojos y me dejé abrazar por la obscuridad.

Abrí mis ojos con lentitud, parpadeando varias veces, ya que la luz que transmitía el foco en el techo me molestaba.

¿Dónde estoy? Observé mi alrededor, reconociéndolo inmediatamente. Me encontraba en mi habitación y también había un bulto que estaba afirmado en mis piernas.

—¿Daniel? —pronuncié, casi susurrando.

Él rápidamente levanta su cabeza y me ve, aliviado. Me sorprendí; tenía los ojos rojos y aún podía ver unas cuantas lágrimas en sus mejillas.

—¡¿En qué estabas pensando?! —gritó, para luego darme un pequeño golpe en la cabeza.

—Está bien pero...no grites —sentí una leve punzada en mi cabeza, la cual se traspasó a mi ojo izquierdo.

—¡Nada está bien! ¡No sabes cuanto me preocupé! —frunció el ceño.

—Tranquilo, no tienes que preocuparte...así que, deja de gritar.

—¡Cuando llegué estaba todo el suelo lleno de sangre y tú tirado en el piso desmayado! —pronunció, ignorando por completo mi comentario anterior— ¡¿CÓMO QUIERES QUE NO ME PREOCUPE?! —gritó, para luego comenzar a llorar desconsoladamente, hasta podía ver como le caían moquitos de la nariz. 

—Ya, tranquilo —levanté mi mano derecha, la cual estaba vendada, y lo abracé, él me abrazó con fuerza.

Después de unos minutos, él se tranquilizó.

—¿Qué es lo que pasó? —dejó de abrazarme y se sentó en la cama, mirándome con seriedad.

—Nada importante —desvié la mirada.

—No me mientas...¿tiene que ver con Takumi?

Asentí con la cabeza. Pude escuchar un suspiro por parte de él.

—In...¿Intentaste suicidarte?

Me quedé callado. Realmente no creo que se le pueda llamar de esa forma.

—¿En qué estás pensando Alexander? —pronunció por lo bajo, con un tono de voz triste —¿olvidaste que alguien depende de ti en este mundo?

...

Abrí los ojos como plato, ¡Midori! ¡por dios, lo había olvidado por completo!

—Eres la única persona que le puede entregar el cariño que ella quiere ¿y pensabas dejarla sola?

Nunca te olvidaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora