Desborde de la pasión

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- No puedo creer que lo hayas hecho - dijo Himawari sorprendida - en verdad eres admirable Sarada - le sonrió.

- Solo espero cambiar las cosas -suspiró.

- Lo harás - se levantó - me bañaré para cenar, hay mucho calor - abrió su armario para sacar una toalla.

La Uzumaki se percató de lo fatigada que estaba su amiga.

- ¿no te quieres dar una deliciosa ducha? - le sonrió y ella la miró.

- Pero para cuando yo pase ya estarán cenando - rió nerviosa, Hinata la había invitado a cenar y no quería demorar.

- Puedes bañarte en la habitación de mi hermano - le sonrió y ella se tensó- el no esta, mañana vendrá.

- Pero...

- vamos te ves que mueres de calor - rió - además su habitación esta casi vacía, pero el baño sigue teniendo calentador.

- Bueno - suspiró rendida, pero es que igual no pudo bañarse a gusto y se sentía fatal - prestame una toalla.

- Ten - le dió la que sacó y volvió a sacar otra - ¿tienes ropa?

- Si

- Bueno - dijo y se perdió en el baño de su habitación muentras que ella se adentró a la de enfrente, le sorprendió ver el mismo tono de beige en las paredes y como dijo Himawari, solo tenía pocas cosas, lo necesario para cuando viene a quedarse.

Abrió el baño y esta impecable, dejó sus cosas en un estante y encendió el calentador, tampoco quería bañarse con agua helada.

Se sintió libre y fresca cuando el agua decendía por su cuerpo, ahora sin miedo o cualquier otra molestia, mientras se enjabonaba no pudo evitar recordar al rubio, se estremeció con el simple hecho de recordar ese perfecto cuerpo...negó de inmediato y siguió con lo suyo, debía olvidarlo.

Por otro lado el rubio se había pasafo de copas, más bien de bebida, ya que mucho no había tomado, pero aquel sake de su padre era fuerte comparado con lo que solía tomar para vacilar el rato, el rubio mayor lo sentía normal, pero el ya se sentía algo mareado, debía darse una ducha, eso le bajaría la temperatura por el exceso de alcohol.

- Me daré una ducha - se levantó y su padre asintió, mientras se dirijo escaleras arriba con pesadez, ni siquiera el alcohol fue capaz de sacar a esa chica de su cabeza.

La pelinegra se enrrolló la toalla en el cuerpo después de ponerse la ropa interior, miró con algo de disgusto la toalla, era algo pequeña y mostraba de más. Tomó su ropa que estaba algo enredada, quién sabe porqué, era la desventaja de las faldas largas.

Recordó que olvido apagar el calentador y regresó a la ducha a cerrarlo, mientras tanto el rubio entró a su habitación, creyendo que estaba solo empezó a desabotonar su camisa, pero se detuvo antes de quitarsela por completo, dos cosas le llamo la atención, la primera el aroma que llegó a el, olía a un champú diferente y a parte había otra fragancia regada en su habitación.
Lo segundo fue la ropa de mujer en su cama.

Y pronto se sumó una tercera.

Sarada casi pega un grito del susto, y el...el estaba en shok, ella se aferró a su toalla por la verguenza, tampoco se atrevía a hablar.

Boruto no sabía que hacer, la chica que deseaba estaba en su habitación envuelta en una delgada tela que marcaba bien su figura.

¿cómo reaccionar?

¿qué hacer?

En otra situación hubiese dicho un lo siento y saldría de inmediato, pero no quería, porque la deseaba y el verla así lo tentaba más.
No podía, por el estado en que estaba, su razón se nubló hasta desaparecer.

Podría morir y esperarte otra vida [3]✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora