No soy una estúpida

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Sarada sintió sus piernas flaquear y todo a su al rededor se distorcionó ¿por eso seguía  ahí? Negó de inmediato y se cubrió el rostro, era como si la ira le ganará a la tristeza.

-- No se como paso -- Susurró Boruto detrás de ella.

-- ¿Cómo qué no sabes como sucedió?

El acarició su rostro y ella solo desvió la mirada, se sentía traicionada, pero no era correcto sentirse así ya que entre ellos no había uba relación, ni siquiera que era amigos se podría decir y por ellos no se apartó, por más que le doliese no tenía porqué estar enojada con el.

-- Después de que te fuiste platicamos un rato, luego tomé mi pastilla y subí para bañarme, pero después no recuerdo nada -- la miró, Sarada se derritió ante su mirada de arrepentimiento -- en la mañana cuando desperté estaba...a mi lado. Incluso dijo que acepté su propuesta de vivir juntos, pero por más que lo intento no recuerdo nada.

Se sentó al borde de la cama y haló de sus cabellos con frustración, no recordaba nada y lo más probable es que Sarada no le crea ni......

Se sobresaltó al sentir las pisadas de ella alejarse "No te vayas" quería decirle, pero creía que no estaba en su derecho.

La pelinegra bajó las escaleras para salir, al pasar por la cocina divisó que no todo estaba limpio, llegó a la sala para cruzar por el recibidor. Miró hacía arriba y el no venía por lo que se apresuró a marcar.

-- Inojin.
-- ¿Sara? Son las siete de la mañana ¿Qué quieres? -- bostezó.
-- Ven por Boruto ahora.
-- ¿Qué? Y ¿para qué?
-- Lo necesito fuera de su departamento aunque sea una hora. No preguntes luego te explico.
-- Esta bien, voy para allá.

Sarada colgó y regresó a la cocina, solo quedaban uno que otros vasos sin lavar, pero recordó el de Boruto. Ella era muy observadora y se dio cuenta que el solo bebía en un vaso, incluso si era té o café.
Cuando cenaba en casa de su madre estaba ese vaso y el día que la arrolló con el auto y le preparó té, igual estaba ese vaso ¿A caso lo cargaba siempre? Le pareció algo tierno para un adulto de casi veintiun años.

Tomó ese vaso que tenía una ligera forma a la de una gota de un tono azulado al fondo. Sus ojos negros miraron el resto de jugo de naranja.
Lo dejó en su lugar y siguió observando, le parecía muy sospechoso el que no recuerde nada simplemente y para su sorpresa había dichi que tomó su pastilla y después del baño no recordaba nada.

"Tarda quince minutos en el baño, quince minutos son suficientes para que cualquier dosis haga efecto" se dijo en su interior y subió, se asomó a su habitación y estaba tendido en la cama con una almohada en su cara.

Dió zancadas con cuidado para no hacer ruido con sus zapatos, ya lo suficientemente cerca de el, le retiró la almoha y el abrió los ojos sorprendido, creyó que ya se había ido.

-- Sarada -- susurró debílmente.

Ella se sentó a su lado cuando el se reincorporó y apoyó su cabeza en su hombro.

-- Perdón -- susurró Boruto apretando su mano y ella negó.

-- No hay nada que perdonar, no somos nada.

-- Entonces ¿por qué siento que te fuí infiel?

Sarada lo miró, sus ojos azulados estaban apagados y era verdad, incluso ella sentía que le fue infiel, pero no era así, no estaban en una relación, oficialmente no, pero quizá si sentimentalmente.

Estaba por contestarle y el timbre sonó.

-- Ve -- deshizo el tacto en sus manos y el se levantó. Con mejor humor del mundo abrió la puerta.

Podría morir y esperarte otra vida [3]✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora