Decisión

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El Nara conducía a toda prisa junto a otro rubio de tes pálida, no solía actuar tan impulsivo, pero le preocupo bastante lo que escucho que ocurría en la habitación de su amigo, supuso que olvidó colgar ya que escucho el sonido de varias cosas romperse y su llanto, se podría decir que jamás lo vio llorar y como para que suceda lo sorprendía bastante ¿qué le ocurrió? Lo único que sabía era que tenía que ver con esa chica.

Sarada Uchiha.

Inojin por su lado no decía nada, en otra ocasión hubiese bromeado con algún comentario, pero incluso él sabía que el estado de su amigo era verdaderamente preocupante, creyó que no podía estar más sorprendido y se equivocó, Shikadai le había dicho por qué creía que el este así, simplemente se quedó helado, el conocía de sobra a esa chica y sabía que era incapaz de romper un corazón de tal manera.

Shikadai se estaciono frente al departamento de Boruto y confirmo que algo andaba mal cuando distinguió el auto de Naruto. Bajo en seguida, seguido de Inojin, después de subir desesperadamente las escaleras tocaron y para sorpresa del rubio fue Himawari quien abrió la puerta.

— Inojin — se sorprendió. Él pudo divisar ojeras y rastros de lágrimas debajo de esos ojos azulados.

— ¿Qué ocurrió? — fue lo único que pudo articular.

— ¿Dónde está Boruto? — preguntó Shikadai poco paciente.

— No quiere salir de su habitación — Himawari miró las escaleras que conducían a su cuarto.

Antes de que dijera algo más el Nara subió e Inojin se quedó con Himawari para evitar que subiera, ya suponía que haría su amigo.

Primero tocó la puerta y no emitió sonido alguno, se alejó unos cuantos pasos y de una patada rompió el seguro de la puerta haciendo que se abra. Comenzó a toser por la cantidad de humo que había en la habitación, Boruto solía fumar cuando estaba muy estresado y el siempre llevaba buena cara, en los años que llevaban de amistad solo lo vio fumar una vez y se atraganto al no saber cómo hacerlo y el que ahora su habitación este humeada de ese olor lo dejaba sin habla, sus botas de cuero tocaron la alfombra la cual estaba llena de cristales rotos, supuse que era algún espejo, sus ojos verdes contemplaron por uno momento la habitación intentando asimilar lo que veía, la cama tenia las sabanas haladas con brusquedad, cualquier cuadro u objeto sobre su antes cómoda, estaba en el suelo hecho pedazos, las persianas se encargaban de no dejar entrar ni un solo rayo de la poca luz que quedaba de la tarde. Su preocupación aumento al no encontrarlo en aquel desastre, su piel se erizó cuando la fuerte brisa golpeó las cortinas ocasionando una brusca ondeada en las mismas, fue ahí cuando captó que el balcón estaba abierto.

¿Acaso salto?

Se acercó de inmediato y no había rastro de él, Boruto salió del baño con un pantalón azul holgado y una toalla que absorbía las gotas de agua que resbalaban de sus cabellos, carraspeó la garganta dándole el susto de su vida a Shikadai.

— Tendrás que pagar la puerta — dijo acercándose a su armario, el pelinegro lo miró sin entender.

— Te preocupa la puerta cuando ya destrozaste toda la habitación... — suspiró

— Era lo único que me quedaba — se encogió de hombros y se colocó la camiseta, después de tirar la toalla clavó su mirada azulada en el — necesito unas copas — dijo tomando sus llaves.

— Tu hermana está afuera, preocupada.

— Saldré — afirmó para dirigirse al balcón y bajar por las escaleras de emergencia que tenía la edificación, la madera chirrió ante sus pisadas, cualquiera se asustaría, pero no le importó.

Podría morir y esperarte otra vida [3]✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora