El chico de cabellos dorados.

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Miraba su taza de café en la mesa, se enfríaba, pero no era capaz de levantarla. Sabía que si lo hacía la mano le temblaría, estaba más que nervioso y como no estarlo, el Uchiha lo miraba con esos ojos obscuros sin parpadear, sin duda alguna esa era la mirada de Sarada cuando estaba enojada.

-- ¿De... qué quiere hablar? -- titubeó acomodándose la bufanda que traía.

-- Solo vine a traerte esto.

Deslizó el libro por la mesa y lo dejó frente a el, obviamente al revés. El rubio lo miró entre confuso y dudoso, desde que lo vió, ese libro le trajo curiosidad y no pasó por su cabeza que se lo vaya a dar.

-- Leelo cuando ya tengas una desición.

-- ¿Desición?

-- ¿Te casarás? -- preguntó directamente. Boruto se tensó ante la pregunta.

¿Lo haría? ¿Tenía opción?

-- No tengo opción -- rozó con sus dedos la pasta azul rey -- no hay forma de ir en contra del gobierno.

-- Si la hay -- suspiró y sorbió un trago de su bebida -- seré directo, los demás no te lo han dicho por tener sensibilidad, pero yo no la tengo cuando igual se trata de mi hija -- hizo enfasís en lo último y Boruto lo miró perplejo.

-- ¿Decir qué?

-- Eres un estúpido -- dejó su taza y clavó su mirada en el -- ¿acaso no vez que te quieren ver la cara? Eres un chico listo así que usa la lógica ¿Qué ganaría el gobierno aliando una de las mejores empresas con una que esta en bancarrota?

-- ¿Bancarrota? -- preguntó dubitativo.

-- ¿Qué no lo sabías? Los Kakei están en las ruinas ¿por qué crees que de la nada se postuló el compromiso? Su objetivo es tu herencia, como hijo primogénito te corresponde practicamente toda la herencia Uzumaki.

-- Pero...

-- Hace al rededor de un mes Sarada retiró una fuerte cifra del banco, tiene todo el derecho al hacerlo ya que es lo que le corresponde como hija legítima, pero ella no suele tocar parte de su herencia -- miró el reloj de su muñeca -- ella es muy orgullosa como para aceptar dinero. Por lo que le pregunté para que lo hizo y me respondió que le prestó dinero a una amiga.

Boruto parpadeó intentando comprender a donde quería llegar.

-- Sarada solo suele llamarle a tres personas amigas y justamente la familia de la señorita Kakei quedó en ruinas -- lo miró -- con la cifra que ella le dio es más que suficiente para comprar al gobierno y pedir un favor.

-- ¿Quiere decir qué...?

-- El compromiso no fue decidido por el gobierno, fue una desición comprada por lo que no es "imposible"

Boruto se quedó anonado por lo dicho, intentaba de alguna manera asimilar aquello que le resultaba lógico, pero imposible de creer ¿Sumire se prestó para ello? No era de alardear, pero podía ver claramente amor en su mirada, amor que no era correspondido. Incluso se llegó a cuestionar que quizá en un futuro hubiese funcionado su matrimonio.

El se la iba a pasar la mayor parte del tiempo, ocupado como un esposo normal tenía que trabajar para mantener a su mujer e hijos, Sumire por su lado siempre lo esperaría con un baño caliente y una deliciosa cena. Ella era amable y callada, hablaba solo cuando el lo hacía, era educada y muy sumisa, pero para su gusto de el ese era el problema. Esa relación hubiese sido sumamente aburrida.

En cambio imaginándose a Sarada como esposa era divertido ¿esperarlo con una cena deliciosa? Já, si como no. Ella le diría: ¿Por qué tengo que cocinarte? Hazlo tú que ya sabes hacerlo.
Esa mujer era indomable y estaba en duda si aunque sea sabía calentar agua, fue educada para ser una esposa, pero ella se fijó más en la vida laboral que la de una ama de casa, era normal por ser la heredera del imperio Uchiha, crecer rodeada de hombres que querían que sobresalga en todo, fue el indicio de su caracter frío y calcular, pero de igual manera sabía ser amable, mimar y romper en llanto como una mujer. Eso le encantaba, era una chica extravagante y peculiar.

Podría morir y esperarte otra vida [3]✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora