Un chico raro

2.5K 182 65
                                    

Corría, corría y corría, su garganta estaba seca, sus cabellos  rubios empapados por el sudor. Cerró los ojos sofocado por la ola de calor, cesaba como un animal, se sentía un desastre.

Sus piernas adoloridas sentían el suelo hervir a pesar de tener botas, su mirada se nublaba por el intenso calor del sol, era normal qué a la una de la tarde ese astro este en su esplendor.

Jadeó cuando su cuerpo tocó el suelo, inhaló y exhaló frenéticamente, su pecho subía y bajaba, solo le quedó cubrir su mirada del cielo que quemaba.

- Eso te pasa por abandonarnos - dijo Inojin tirándole agua en la cara, lo cual lo refrescó bastante.

- Aunque sea hubieses llegado tarde, nosotros ya cumplimos con nuestro castigo - dijo el Nara bajo un árbol.

- Aún no terminas Boruto - dijo un albino acercándose.

- Lo se - dijo exausto - quiero descansar.

- eso te aumentará una hora así nunca acabarás.

Lo sabía, pero es que era tan agotador, llevaba cinco horas corriendo por todo el campo, su sargento si se eccedió.

- Ese chico lleva más tiempo que tú - comentó el chico de ojos ambar a lo que los demás miraron y era cierto, al otro lado de la  cancha había un chico haciendo lo mismo.

Boruto se logró sentar y lo observó, corría y no mostraba un cansancio como el suyo, quien literal se desplomó porque no pudo más.

- ¿Cuánto tiempo lleva? - preguntó el rubio.

- Siete horas.

Abrió los ojos a más no poder y lo miró incrédulo - Mentira - declaró frunciendo el ceño.

Si los comparaban, el se veía con mejor condición fisíca que ese castaño, el tenía un cuerpo trabajado y ese lucía delgado, el llegaba al metro ochenta y quizá más, mientras que ese podía apostar que rozaba el metro setenta.

Mientras tanto ese castaño mostraba determinación por fuera, pero por dentro, la pobre chica estaba que no podía con su alma, Kushina la había entrenado más que bien, le enseñó lo que es dolor y cansancio.

En otra ocasión hubiese seguido, pero el dolor de pierna le volvió, no fue grave, pero el correr causaba dolor y aturdimiento, eso lo empeoraba.

Se sentía fatal, el sudor le resbalaba por el cuerpo, necesitaba una ducha urgente, su alma volvió a su cuerpo cuando escuchó su reloj sonar, ya había acabado.

Se sentó y apoyo sus manos hacía atrás mientras respiraba pesadamente.

- Bien hecho - escuchó a alguien y entreabrió los ojos, era ella, su preciada amiga que la acompañaba en esa aventura, sonrió y tomó la botella de agua que le ofrecía.

La mitad se la tiró al rostro y la otra la bebió.

- Estas hecha un desastre - abrió sus papas - si tuvieses maquillaje se te correría todo.

- Lo se - se frotó el rostro

- Con mi maravilloso trabajo estético si pareces un chico - dijo la Akimichi mirándola - pero de esos con cara bonita - se carcajeó y ella la fulminó con la mirada - es tu culpa, tienes rasgos difíciles de esconder.

Eso lo sabía, agradecía que el uniforme no fuese pegado y ocultará sus brazos y piernas.

- Solo tienes que comportarte como un chico.

- Eso será algo difícil

- solo no cometas el error de sentarte así frente a los chicos - dijo apuntádola y ella miró sus piernas cruzadas, al instante las separó ocasionando la risa de la morena.

Podría morir y esperarte otra vida [3]✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora