Un caballero

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Se revolvió los cabellos con frustración y de la navera sacó una bebida, ni siquiera importaba cual, el solo la bebió hasta no dejar ni una sola gota, su garganta estaba seca y su corazón...no se detenía.

Apoyó ambos brazos en el lavabo e intentó respirar tranquilo.

¿Qué demonios iba a hacer? Si no salía tal y como hizo estaba seguro que ahora estaría sobre ella y...

Negó presipitadamente, era Sarada, la amiga de su hermanita, una Uchiha, si le ponía un dedo encima las iba apagar caro y es que ya la había tocado.

Suspiró e  intentó calmar su pobre corazón que sufría un ataque de nervios.

《Calmáte Boruto》

Después de repetirlo varias veces, respiró profundo y subió a grandes zancadas las escalera, dio un último suspiro y abrió la puerta lentamente.

- ¿Cómo se siente? - preguntó con seriedad y ella no contestó.

¿qué cómo se sentía? Totalmente avergonzada, había perdido los atributos.

- ¿Quiere que le lleve a su casa de una vez? - preguntó y ella lo miró por fin, pero asustada - ¿Qué pasa?

Ella miró sus piernas, sus medias rotas en el suelo, su falda desecha, ese razpón en el muslo...si la veían así la matarían y peor aún si el la llevaba a su casa, el solo imaginar todo lo que le dirían, todo lo que le harían.

- No puedo... - respondió debilmente.

El creyó captar la sitaución, recordó lo estrictos que eran sus padres y lo más probable es que temiera que la riñan.

-¿No quiere, o no puede? - se apoyó en el marco de la puerta observando cada facción - ¿Qué hacía a las cuatro y media de la madrugada, sola en la carretera?

Ella se sintió inferior por su tono de voz, odiaba que los hombres la trataran así, todo por ser mujer...todo por crecer en una generación machista.

- No es su asunto - lo miró con rabía y frustración a lo que el enarcó esa delgada ceja rubia.

- ¿Cómo? - preguntó incrédulo.

- ¿acaso es sordo?

El se irguió, jamás creyó que le contestara así, lucía tan sumisa y delicada. Se acercó con autoridad y ella temió un momento.

No debió contestarle así.

Una dama no debe contestarle o contradecirle a un hombre.

Volteó el rostro y cerró los ojos esperando el golpe, cada vez que malcontestaba recibía un golpe y eso era para toda mujer.

Lo sintió cerca y apretó más lo parpádos al sentir que ladeba su rostro, seguro le pediría que lo miré para luego golpearla.

- Miráme.

Ni siquiera la llamo por usted ¿qué más iba a esperar? Después de que se tomó las molestías de ayudarla, le trataba así. Sintió que el líquido de frustración se filtraba por sus pestañas que estaban presionadas con fuerza.

- Sarada

Apretó los labios para evitar que sus sollozos se escaparán ¿cuánto más quería torturarla? Se negó a mirarlo, el solo imaginar que tuviese esa mirada que tenían los demás hombres cuando gozaban ver inferior a una mujer.

El no entendía nada ¿se sentía mal? ¿le dolía más? Su preocupación aumentó al verla temblar y lágrimas asomándose en esos parpádos que apretaba con fuerza.

La tomó del brazo y notó que ladeó el rostro mientras una lágrima se deslizaba por esa nívea mejilla...y ahí lo entendió todo.

Tenía miedo.

Podría morir y esperarte otra vida [3]✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora