CAPITULO 2: ESTAS DORMIDO...

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Viktor corrió a su laboratorio desesperado y comenzó a abrir y cerrar cajones, como quien busca algo que parece haber olvidado en algún lugar imposible de recordar. Aquello era más que extraño ya que, si bien su laboratorio lucía superficialmente desordenado, él sabía perfectamente dónde se encontraba cada cosa.

Y es que no era que no recordara donde había dejado aquella cosa que tan desesperado buscaba, no, simplemente estaba en un estado paranoico y lleno de dolor, tanto dolor que su cabeza aún no lograba procesar del todo la información.

Se detuvo entre todo su ajetreo, cerró fuertemente sus ojos para dejar que las lágrimas que tenía acumuladas se resbalaran por sus mejillas y aclarar su vista y mente, se giró y abrió un cajón que estaba a su lado, tomo unas ampolletas y unas jeringas y regreso tambaleando con Yuuri.

Comenzó a armar las jeringas y a verter dentro de ella una sustancia de color sospechoso y enseguida comenzó a inyectar el líquido extraño al cuerpo de Yuuri: en las piernas, en los brazos, en los muslos, en todo su ser, mientras lloraba desconsolado al sentirse tan impotente de saber que era lo único que podía hacer por aquella persona que tanto amaba.

Comenzó a armar las jeringas y a verter dentro de ella una sustancia de color sospechoso y enseguida comenzó a inyectar el líquido extraño al cuerpo de Yuuri: en las piernas, en los brazos, en los muslos, en todo su ser, mientras lloraba desconsol...

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Desde fuera de una capilla de velación se veía la deprimente escena de soledad...

Las puertas de aquel lugar estaban abiertas de par en par esperando a las personas llegar a darle el último adiós a ese chico tan hermoso y joven que había partido de este mundo, pero algo estaba mal en aquel recinto, el lugar estaba vacío. Solo se encontraban dos personas, Viktor y su hermoso chico dormido dentro de aquella caja. Yuuri se veía más guapo que nunca, tenía puesto un traje blanco, con un moño negro, su cabello lo tenía todo peinado para atrás y en su hermosa cara tenía puestos sus característicos lentes cuadrados que también eran una parte esencial de lo que era Yuuri, parecía que estaba dormido, estaba dormido... Su cara reflejaba una enorme paz y parecía incluso que estaba sonriendo, sonriendo como siempre, sonriendo como cuando fingía estar dormido y entraba Viktor a darle las buenas noches y sin poder soportarlo sonreía débilmente hasta que el mayor lo tomaba por sorpresa y hacía que soltara una carcajada, sólo que esta vez era diferente porque ni siquiera era posible acercársele a ese lindo chico. Esta vez había un cristal separándolos.

Viktor estaba parado a un lado del ataúd pensando y pensando en todo lo que había vivido a lo largo de su tiempo con Yuuri, fueron casi seis años juntos, casi seis años de dicha, donde él le había prometido que le salvaría la vida y que por fin podrían tener una vida normal, una vida sin aparatos de por medio, sin medicinas, sin dolores físicos y por sobre todo sin dolores emocionales.

El chico plata suspiraba a veces y de cuando en cuando una lagrima corría por su mejilla.

Y ahí permaneció parado toda la noche con la mirada perdida en un punto fijo en la pared, con las piernas acalambradas de estar en la misma posición, triste, sentido, culpable y por sobre todo con el corazón hecho trizas por la pérdida tan grande.

Solo por ti *Victuri*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora