Cuando Sehun finalmente se convierte en el Rey, no esperaba serle fiel ni a su nación ni a su esposo.
Pero un simple engaño puede traer toda la destrucción y caos que nadie desea, mucho menos si eres el Rey y el que te está enterrando es tu propio...
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Do Baekhyun
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El primer día de marzo llegó con un acogedor calor que incitó a la reina a querer ir a dar una vuelta. Se vistió con el hanbok menos caloroso que tenía y en vez de ponerse los usuales adornos en su cabeza se puso un sombrero de seda que lo cubría del sol.
El rosa pastel de su sombrero combinaba perfectamente con su hanbok que tenía pequeños encajes de color amarrillo y morado. Tomando un abanico de su mesita emprendió su camino hace la salida de la casa real con cuidado de no ser visto por nadie.
—¿Se puede saber que planea su majestad? — preguntó Jongin apareciendo de la nada, cosa que le causó un tremendo susto al menor.
—¡Dios! Me asustaste— se quejó el pequeño doncel a la vez que se llevaba una mano al pecho como si eso fuera a tranquilizar su ritmo cardiaco.
El guardia le sonrió mientras examinaba el atuendo del más bajo y frunciendo su ceño negó suavemente antes de tomar la palabra. —Usted sabe que no puede salir de la casa real— aclaró cruzándose de brazos.
—Sólo un ratito— pidió Kyungsoo juntando su pulgar y dedo índice para mostrarle que sólo sería poco tiempo, —por favor—.
—No, no me arriesgaré su majestad. Ya sabe cómo es el rey—.
—Prometo no tardarme, sólo iré a ver a mis papás y a mi hermano menor—.
Kyungsoo juntó sus manos y le rogó a Jongin hasta que flaqueó y rodando los ojos accedió ante la petición del menor. Rogándole a dios que el rey no enfureciera el guardia mandó a traer cuatro hombres de la guardia real.
—No son necesarios— susurró Kyungsoo al ver a los hombres aparecer.
—Su majestad, usted no puede andar por el pueblo a pie. Tendrá que irse en el palanquín si es que quiere salir de aquí— dictó el moreno a la vez que le daba unas órdenes a los guardias.
—Jongin— se atrevió a decir el menor a sabiendas que no era para nada formal y que se pudiera molestar el contrario, —quiero irme a pie—.
El más alto soltó el aire que contenía guardado en su pecho y no queriendo caer ante los encantos que tenía el pequeño volteó su mirada hacia el palanquín. —No— finalizó concluyendo que no era lo correcto y que mucho menos se metería en problemas sólo por cumplir los deseos del pequeño que lograba corromper su razonamiento.
Sin remedio Kyungsoo se resignó al ver que la pequeña táctica que había desarrollado los últimos días no daba resultados. Así que ante la atenta mirada del moreno se subió al reducido espacio que había y agradeció que por lo menos el contrario hubiera escogido uno de los más pequeños palanquines que no llamaban la atención.
