Cuando Sehun finalmente se convierte en el Rey, no esperaba serle fiel ni a su nación ni a su esposo.
Pero un simple engaño puede traer toda la destrucción y caos que nadie desea, mucho menos si eres el Rey y el que te está enterrando es tu propio...
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Do Kyungsoo
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"La reina" se sentía desorientado mientras lo situaban en una silla dentro de la sala común donde se juntaban para una reunión los altos mandos, mucho menos comprendió qué hacía ahí el general Kim a medio vestir. Dirigió su mirada hacia su esposo buscando una respuesta que nunca llegó y en vez de eso este sólo apartó la mirada y vio a su propio padre. Por la puerta principal entró la curandera que una vez lo examinó para verificar si era un doncel y se postró frente a él mientras abría lentamente su hanbok y metía sus manos para palpar en lugares muy íntimos para el menor.
Kyungsoo frunció su ceño y habló por primera vez, —¿qué es todo esto?— cuestionó apartando las manos de la curandera.
Antes de que el viejo Oh pudiera decir algo, Taerin se adelantó con un ceño fruncido que mostraba lo que venía.
—Mi reina no está embarazado— dictó juntando ambas manos, muestra de la incomodidad y nerviosismo que presentaba en ese momento.
La clara muestra de preocupación, indignación, felicidad y molestia se mostró en el rostro de los que estaban presentes. Mientras que el rey fruncía su ceño y una gran enojo se instalaba en su pecho una enorme sonrisa florecía en los labios del funcionario Kim; muestra de su gran contento. El antiguo rey indignado ante la mentira y poco valor en el menor no se hizo esperar ni tan sólo un segundo.
—¡Como te atreves a mentirme!— gritó, dirigiéndole todo su enojo hacia su hijo. —Estuviste apunto de cortar el linaje de la familia Oh, te juro Sehun, que sí ese bebé es niño yo mismo me encargaré que sea el próximo rey. Es el único sucesor valioso no como la escoria que tienes como esposo, ¡míralo! Igual a tu madre, igual de inservibles— escupió cada palabra sin importarle herir o causar un torbellino de furia y molestia dentro de su hijo. —Quiero a Kyungsoo fuera de tu habitación, quiero a esa mísera mierda buena para nada en los cuartos del lado oeste de la casa real. Y tu— señaló al general, —más vale que ese hijo sea de Sehun porque sino te voy a cortar el cuello—.
Indignado, Kyungsoo, se levantó de su asiento mientras cubría su cuerpo y veía al papá de se esposo salir por la puerta como si no lo hubiera insultado hace uno segundos.
—¿Qué es todo esto Sehun?— preguntó nervioso notando como Minseok se levantaba lentamente y se acomodaba su ropa. Con un esfuerzo de tratar de negar las "tontas" ideas que se paseaban por su cabeza, vió a su esposo a los ojos y esperó su respuesta.
