3 La pijama encantadora

165 9 10
                                    


Hold me close through the night. Don't let me go, we'll be alright

Touch my soul and hold it tight. I've been waiting all my life..."


La canción comenzó a sonar de nuevo y yo sonreí al escuchar la letra ¿te ha pasado que a veces algunas canciones llegan en los momentos oportunos? Pues, este era un buen momento para esta  canción.

Cogí mi cámara y comencé a tomar fotos de unas flores que me parecieron hermosas. ¡El Central Park, por fín marcaría algo de mi lista! Sí, era como lo había visto por Internet, lamentablemente no me sentía como había pensado que lo haría. Estaba tan distraída recordando todo lo que había pasado anoche... ¡Qué vergüenza! Uno de los momentos de mi vida que me gustaría olvidar y sin embargo mi mente no paraba de repetirlo como una película.

Después del desastre de niñera que había llegado a ser, de haber salido corriendo en pijamas detrás de Puma, haber entrado en un callejón oscuro sola, de mi grito desesperado por salvar mi vida de un maniático que había resultado ser uno de los hombres más apuestos que he conocido y después de quedarme paralizada observándolo. Mi mente se había atrofiado, esa es la única respuesta que encuentro a lo que hice.

-¿Estás bien?- me preguntó el desconocido de ojos azules.

Y entonces mi cerebro se ralentizó y empecé a pensar en cómo los sonidos pasan por el oído hacia el cerebro, se supone que primero llegan rápidamente por el tímpano para luego convertirse en vibraciones que tendrían que pasar por otros dos lugares que no recordaba bien, mi cerebro interpretaría esas señales eléctricas como palabras... Exacto, simplemente no pude decir nada porque mi cerebro sufrió un problema técnico con la recepción. Supongo que la persona que estaba frente a mí causaba esa interferencia, sin poder hacer mucho moví mi cabeza nerviosamente en señal que me encontraba bien.

-¿Este es tu gato?- preguntó el chico sonriéndome.

Después de pensarlo un poco solté un corto -Sí.

-Bien- dijo él sonriendo condescendientemente. -Entonces te lo devuelvo... ¡Qué pena amiguito, me habías caído muy bien!- le dijo a Puma antes de entregármelo con cuidado.

-¿Segura que te encuentras bien?- preguntó mirando mis pantuflas, mis pantalones celestes floreados, mi gastado sweater blanco que decía "I love pizza more than boys", para luego quedarse un momento en mis ojos y luego terminar en mi despeinado cabello. 

Mis mejillas se sonrojaron en un segundo y mi corazón comenzó a latir como el motor de un auto. Y de nuevo lo único que pude hacer fue mover mi cabeza como esos muñecos para el auto que uno compra.

-Muy bien-dijo él  sin saber qué más decir, empezó a retroceder hacia atrás paso por paso lentamente de manera graciosa. Cuando de repente sin pensarlo me reí, relajándome y pudiendo sentir que siquiera la mitad de mi cerebro comenzaba a funcionar.

-Gracias- dije sonriendo.

Él se detuvo y sonrió también,  tenía ese tipo de sonrisa de medio lado que quitaba el aliento, puso las manos en sus bolsillos y pronunció un "de nada" suavemente.

-¿Cómo lo encontraste?- logré preguntar antes que se marchara.

-Oh... Yo no lo encontré, él solo vino a mí- contestó deteniéndose.

-¿De verdad?... Puma tiende a ser siempre un poco desconfiado- dije moviéndome hacia a donde estaba él.

- ¿Puma? ¿Eh? ¿Ese es su nombre?- preguntó él retomando el paso junto a mí en dirección a la calle principal.

-Sí- dije sonriendo tímidamente.

-¿Eres nueva por aquí? ¿Verdad?... Estoy seguro que recordaría un rostro como el tuyo si lo hubiera visto- dijo mirándome directamente a los ojos.

-Sí, algo así...- dije controlando mi respiración- estoy de vacaciones, visitando a una amiga, ella vive... por aquí-dije señalando a la derecha.

-Ten cuidado por esta zona, a estas horas no es bueno que una señorita camine sola-me aconsejó- y menos en esa pijama encantadora- dijo riendo.

-Sí, lo sé -contesté un poco avergonzada- Puma, se había escapado... estaba cuidando a mi sobrina y... bueno hoy ha sido un día de locos.

-Comprendo- dijo él deteniéndose, y nuestras miradas chocaron de nuevo causando mariposas en mi estómago. Pude fijarme mejor en sus ojos, eran azules, profundos como el color del mar con un de turquesa alrededor que los iluminaba. Se me escapó el aire y mi corazón dio dos saltos. Este chico pronto me causaría una arritmia. Después de unos segundos él sonrió y bajó la mirada avergonzado ¿Cuánto tiempo lo había estado mirando?

-Yo vivo a unas cuadras de aquí -dijo señalando en sentido contrario adonde yo iba -Supongo que nos veremos pronto-

-Si-dije nerviosa.

-Es un buen gato-dijo acercándose hacia mí extendiendo su mano. Y los nervios aparecieron de nuevo como hormigas que subían por todo mi cuerpo ¿Que iba a hacer? Cuando vi que su mano se dirigía a la cabeza de Puma para acariciarla, solté el aire. Y sentí como el aroma de su perfume llegaba hacia mí. Estaba loca ¿Qué estaba pensando?

-Puma, ha sido un gusto conocerte-dijo despidiéndose -Sino hubieras tenido una linda dueña, te podría haber llevado a casa. Nos vemos- dijo él dando un paso hacia atrás.

-Chau- dije sintiendo una confusión en mi corazón. Me voltee para cruzar la calle y sentí todavía que me observaba desde mi espalda. Al llegar al otro lado, tuve unas ganas locas de voltear y alcanzarlo, así que di un último vistazo hacia atrás, pero no lo vi.

-¿Buscas a alguien?- de repente, escuché que me decía.

-¿Eh?-dije volteando y ¡allí estaba él!, mirándome con esos brillantes ojos azules y con las manos en los bolsillos.

-¿Qué haces aquí?-le dije sonriendo sin saber porque.

-Pensé que... debería acompañarte a tu casa solo si lo deseas-dijo tímido.

Lo mire por unos segundos  y ahora que lo recuerdo en ningún momento tuve miedo ni duda en cuanto a él.

-Por cierto, mi nombre es Mark Seidenbecker.

-Soy Daniela, mucho gusto- dije tratando de calmar mi alocado corazón- Y... creo que sí, me puedes acompañar.

-Entonces ¿Daniela...?-dijo él alargando la última letra.

-Gómez- agregué.

-Bien. Encantado de conocerte Daniela Gómez- dijo él sonriendo, como solo él podía hacerlo.

Y así (casi) comenzó...



La Primera Vez en Nuestras Vidas © TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora