11; discussion

227 24 1
                                    

Sentía como si estuviera de camino al purgatorio, cada paso que daba era como si tuviera toneladas de el material más pesado del mundo anclado a mi espalda. Me disculpé con Namjoon y le dije que le había pasado algo importante a Hyuna para escabullirme y acudir así a la "cita".

Él lo entendió y fue entonces cuando nuestros caminos se separaron, yo volvía a las oficinas de Big Hit y RM regresaba a su casa, ambos con el mismo cielo de testigo y el mismo sol ocultándose para dar paso a la noche.

No pasó mucho hasta que llegué frente al edificio, encontrándome con una escena que ya había presenciado antes semanas atrás el día que, al salir del trabajo, Jimin me esperó para declararme sus sentimientos. Podría decirse que el reloj había dejado de correr en ese instante y que el tiempo que había pasado desde aquella noche hasta esta no había existido pues todo continuaba igual.

Jimin estaba nuevamente apoyado en la misma pared bajo la farola, lo único diferente era su ropa y que mi vista, en lugar de ser desde la puerta de entrada, era desde el lado de la acera donde estaba él. Al parecer esto último le sorprendió pues me esperaba salir del edificio ya que al acercarme se sobresaltó.

—Oh, Emi —dijo, asombrado—. ¿De dónde vienes? Pensé que...

—Fui a dar un paseo con Namjoon para despejarnos —respondí encogiéndome de hombros, sin darle importancia al hecho de que no estuviéramos en la oficina.

—Deberías llevar un paraguas, parece que va a llover —añadió tras un silencio largo, rascándose la nuca con impaciencia.

Fruncí el ceño, confundida.

—¿De eso querías hablar? —dije, camuflando una risilla—. ¿De que va a llover?

Jimin se rió, agachando la cabeza para mirar a sus pies, avergonzado. Yo, ante su reacción, no pude hacer otra cosa que agacharme un poco curiosa para ser capaz de verle el rostro y él, inmediatamente, se lo cubrió con sus manos avergonzado impidiéndome la visión.

—¡No hagas eso! —exclamó, aún tapándose la cara. Su voz sonaba como una mezcla de risa y vergüenza—. ¡Así haces las cosas más complicadas, Emi!

—Jimin, déjame verte —pedí, arrastrando las palabras como súplica.

No conseguí mucho más que la separación de sus dedos, dejando al descubierto sus ojos oscuros. Sonreí victoriosa pero, al verme hacer esto, volvió a hacer una barrera con sus manos.

—¡Jimin! —chillé, golpeándole suavemente el pecho.

—Venía muy seguro sobre lo que quería decirte pero...

Estaba actuando con timidez y sentía como mi corazón se encogía ante cada uno de sus actos, pero estaba realmente intrigada por lo que quería decirme, aunque la verdad es que lo intuía. Era curioso el paralelismo de Jimin, era una persona completamente diferente a la vez anterior que nos reunímos a la salida del edificio donde no dudó ni un segundo en besarme y, ahora, no era capaz ni de mostrarme sus facciones.

Finalmente, coloqué mis manos sobre las suyas, apartándolas yo misma para mirarlo y le incité con tranquilidad:

—Te estoy esperando.

La reacción de Jimin no fue otra que echar su cabeza hacia atrás, soltando una bocanada de aire directa al cielo.

—Yo... sólo quería decirte que lo que hice... —hablaba pausadamente, sin mirarme— iba en serio. Al no decirme nada pensé que, tal vez, lo habías considerado como... no sé, ¿un impulso? —Se incorporó, clavando esta vez sus ojos castaños en los míos con rudeza, careciendo de la timidez de antes—. Pero, todo lo que dije lo sentía de verdad. Emi, me gustas.

Mi corazón comenzó a latir fuertemente contra mi pecho y sentí como toda la sangre se me subía al rostro. Permanecí allí, sin decir nada, hasta que tras un tiempo eterno fui capaz de reaccionar.

—Tú también me gustas, Jimin, pero aún no estoy preparada para una relación o lo que sea que quieras sacar de esto —confesé, con un nudo en mi garganta—. Esto... es más complicado.

—¿Por qué es complicado, Emi? —preguntó, y meneó la cabeza de un lado a otro—. No lo entiendo.

Despegué mis labios para responderle, pero de estos no salió ningún sonido. Sin embargo, por mi cabeza comenzaron a aparecer los momentos que había pasado últimamente con los chicos y, también, la conversación que tuve con Hyuna por teléfono.

—Simplemente es muy temprano —dije, tras aclarar mi garganta, obviando el hecho de que influían otros factores—. Yo...

—¿Emi? —escuché mi nombre tras el sonido de una puerta cerrándose, interrumpiendo mis palabras—. ¡Jimin!

Ambos nos volteamos al mismo tiempo, viendo al mayor de los chicos acabando de salir de las oficinas de Big Hit Entertainment y acercándose hacia nosotros.

—¿No te dolía la cabeza? Pensé que ya habías ido a casa —dijo Jin, cuando llegó a nuestro lado, diriguiéndose a Jimin—. Ya es tarde.

Miré a Jimin con el ceño fruncido antes de entenderlo, al parecer había dado esa excusa para irse antes que los otros y así poder hablar conmigo a solas.

—Sí, sí —asintió Jimin, con un tono un tanto decepcionado en su voz, evitando devolverme la mirada—. Iba a irme ya.

Dicho y hecho se despidió de ambos con una pequeña cabezada y se fue andando tranquilamente por la acera, dejándonos a Jin y a mi con la palabra en la boca a la par que aturdidos mientras no le apartábamos los ojos de encima.

—¿Qué bicho le ha picado? —preguntó Jin, llevándose la palma de su mano a la frente para quejarse—. De verdad, este niño —Jin se volvió hacia mí, meneando su cabeza—. Bueno, ¿vamos?

Desperté de mi trance, asimilando todo lo que acababa de pasar, desde la conversación con Jimin hasta su despedida tan fría.

—¿Qué? ¿A dónde?

—No te voy a dejar ir sola a casa, Emi, así que... —dejó la frase en el aire, haciéndose a un lado en la dirección por la que se había ido Jimin.

—Gracias, Jin, pero no hace falta —dije, negando con la cabeza y cruzándome de brazos—. ¿Qué pasa entonces contigo? Deberías esperar a los otros, si me acompañas hasta mi casa luego tendrás que volver solo a la tuya.

—Vale, luego discutimos si cuando lleguemos a tu casa me llevas a la mia para volver a ir a tu casa —contestó, riéndose—. Pero vamos antes de que se haga más oscuro.

Acabé accediendo y nos pusimos en marcha. Cogimos el metro y a partir de allí caminamos hasta la misma puerta del complejo de apartamentos donde vivía mientras conversábamos.

—¿Es aquí? —preguntó cuando me vio sacando las llaves del bolsillo de mi abrigo—. Vaya, creía que estaría más lejos.

—Eso es porque se hace más corto cuando vas hablando con otra persona —dije, introduciendo la llave por la clavija. Después, alcé la mirada para verlo, con una sonrisa en mi rostro—. Gracias, Jin, de verdad. No hacía falta que vinieras hasta aquí.

—No te preocupes, ahora tienes que descansar —se despidió, ya alejándose—. Hasta mañana.

Después de esto giró sobre sus talones, dispuesto a irse. Yo iba a abrir la puerta cuando algo se activó en mi cabeza, recordándome que había algo que no estaba resuelto con Jin y, con rapidez y brusquedad, lo llamé en voz demasiado alta:

—¡Jin! —exclamé, y después bajé el tono de mi voz avergonzada cuando se giró—. Perdona por no habertelo dicho antes, pero siento lo del alcohol. Namjoon me dijo que me comporté mal contigo.

Jin inclinó la cabeza hacia un lado, confuso, y un segundo después pareció acordarse de a qué me refería, estallando en carcajadas.

—No tiene importancia, Emi, de verdad —dijo—. Ni siquiera me acordaba ya. Anda, ve y descansa, es por tu bien.

Asentí con la cabeza y me despedí, con una sonrisa en mi rostro y un peso menos sobre mí. Finalmente entré en el vestíbulo del edificio y, cerrando la puerta a mis espaldas, no pude hacer otra cosa que suspirar, con mi mente alborotada intentando ordenar todo lo ocurrido.


how i met your father || bts harem fanfic [+18] [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora