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Si en mis clases anteriores ese día había estado distraída, en la previa a reunirme con Jungkook mi cerebro desconectó completamente mientras que un cosquilleo de nerviosismo afloraba en mi interior. Un cosquilleo que no se detuvo aún cuando ya estaba en la puerta de esa cafetería que se me hacía tan familiar, ya que no era la primera vez que tenía una ¿cita? con él.

En mis tiempos de becaria, antes de formalizar mi relación con Suga, al primero que conocí fue a Jungkook al coincidir por los pasillos de la discográfica en uno de mis primeros días donde estaba completamente perdida debido a mi nulo sentido de la orientación, sintiendo un flechazo instantáneo nada más verlo por primera vez. Aquella primera casualidad derivó en otras y pronto nuestros encuentros fueron llevados a la misma cafetería donde lo esperaba meses después, como si ese viejo hábito nunca hubiera cambiado.

Era curioso el hecho de que ya estuviera allí antes de la hora acordada, ya que siempre solía llegar con retraso a donde sea, lo que me hizo cuestionarme si a Jungkook se le habría olvidado o tal vez de pronto estuviera ocupado, así que me vi con la obligación pasados unos minutos de llamarlo aún a sabiendas que ese chico por mucho que se pasara el día con el celular en la mano nunca contestaba a mensajes de texto ni a nada en general.

Sin embargo, ni siquiera hizo falta cuando finalmente lo vi en la acera contraria a la mía, a la espera de que el semáforo le permitiera pasar por el paso de peatones. Al establecer contacto visual con él me saludó con su mano mientras me sonreía ampliamente dejando ver su blanca dentadura hasta que, por fin, los coches se detuvieron y se reunió conmigo.

—Vaya, Emi —dijo nada más llegar ante mí, con sus manos metidas en los bolsillos de su abrigo negro por el frío—. Creo que es la primera vez que eres tú la que me esperas. ¿Vamos?

Le fulminé con la mirada, aún a sabiendas de que tenía razón y justamente era lo que estaba pensando antes de que llegara, y terminé asintiendo con la cabeza entrando junto a él al establecimiento. El local era un sitio pequeño, donde las mesas eran bajas equipadas con sillones para sentarse de un color marrón chocolate el cual hacía juego con las bebidas de los grupos de personas que, como nosotros, habían decidido ir allí aquella tarde para disfrutar de un poco de cháchara endulzada por el azúcar que degustaban.

Tomamos asiento en una de las mesas pegadas a la pared, uno frente al otro, y no pasó mucho más que un par de segundos antes de que un camarero viniera a atendernos el pedido. Este no parecía ser mucho más mayor que nosotros e iba con un pequeño bloc de notas acompañado de un lápiz.

—Buenas tardes, ¿sabéis ya qué vais a pedir? —saludó con simpatía, al mismo tiempo que abría la libretita—. Tenemos una promoción especial para parejas; un helado tamaño grande de dos sabores y dos tazas de café.

Alcé las cejas, mirando al mesero con sorpresa. Era cierto que no era habitual ver una pareja de amigos de diferente género en una cafetería, pero de ahí a directamente interpretar que teníamos una relación por los tópicos era exagerado.

Jungkook al escuchar al chico inclinó su cabeza hacia un lado mientras dejaba escapar de sus labios una risilla corta antes de salir de su impresión y negar.

—Para mí será solo leche de plátano y —Desvió su mirada hacia mi mientras el mesero terminaba de apuntar su recado, como pensativo, antes de finalizar— para ella un capuccino.

El camarero terminó de anotar todo y se fue, dejándonos a Jungkook y a mí con, principalmente, dos pensamientos rondándonos mutuamente.

—Me has sorprendido —dije, cruzando mis piernas—, no pensaba que te fueras a acordar.

—Eres muy impresionable entonces, ¿no? —se burló—. Hay cosas que simplemente no se olvidan, y supongo que tus icónicos capuccinos están en esa lista.

how i met your father || bts harem fanfic [+18] [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora