how i met your father || bts harem fanfic [+18] [FINALIZADA]

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Hay veces en las que necesitas un par de días con ratos para pensar y asimilar correctamente todo lo que está ocurriendo en tu vida, ya que sientes que todo comienza a acumularse y si no lo ordenas piensas que todo va a estallar.

Yo decidí invertir el resto de la tarde tras mi cita con Jungkook y el día siguiente en hacer esto, en organizar mi vida y todo lo que estaba ocurriendo con ella ya que se había convertido en un completo caos desde el comienzo del año. La universidad y el trabajo lo llevaba bien pues era capaz de llevar las dos cosas al día, sin embargo, el problema llegaba en mi vida social; los chicos de BTS.

Lo primero en lo que me fijé que parecía no ir muy acorde con mi estilo de vida era mi relación con Namjoon, la cual empezó como una vía de escape en la que me sentía estable pero que había comenzado a convertirse en una rutina agotadora en la que no conseguía sentirme bien del todo.

Aquel día mi jornada laboral no cambió respecto a esa rutina, llegué a mi hora a Big Hit Entertainment tras mis clases en la universidad y subí hasta el segundo piso donde estaban los estudios de los chicos, pasando como cada día con un nudo en la garganta frente a la puerta que conducía al Genius Lab, el estudio de Suga. Llegué finalmente a la que dirigía a un pequeño rellano previo al de RM donde dejé mi bolso, no sin antes sacar mi portátil, colgado de un perchero y llamé con mis nudillos a la puerta de cristal opaco antes de entrar, encontrándome con Namjoon de pie frente a su escritorio el cual era capaz de regular su altura.

Se volteó al escucharme entrar y me mostró sus hoyuelos con una sonrisa, antes de girarse nuevamente hacia su equipo donde parecía estar trabajando en el proyecto que ambos estabamos elaborando o, en ese momento, más bien perfeccionando.

Me acerqué hacia él con paso lento, posando mi ordenador portátil en un rinconcito de su mesa, bajo la mirada de Namjoon de reojo. Todas las tardes en su estudio me sentía observada y yo, como siempre, decidía hacerle caso omiso y ponerme manos a la obra con la producción sentándome en la silla que él no estaba usando en aquel instante, no sin antes subir su altura para ser capaz de estar cómoda.

Todo parecía ir bien a simple vista, tan solo dos compañeros de trabajo haciendo eso mismo; trabajar, hasta que capté por el rabillo del ojo como Namjoon comenzaba a estirar sus largos brazos por encima de su cabeza mientras bostezaba. Acto seguido se deshizo de los auriculares que yo llevaba puestos con cuidado, dejándolos sobre la mesa mientras lo miraba confusa.

—¿Qué pasa? —pregunté, aunque realmente sabía perfectamente qué ocurría.

Namjoon me dedicó una sonrisa ladeada con picardía antes de buscar a tientas mis manos que se encontraban sobre el teclado para tomarlas, al hacer esto me giró sobre mí misma y me levantó de la silla sin soltar su agarre.

—He pensado que —decía, bajando el tono de voz mientras acercaba su cuerpo al mío, intimidándome— nos vendría bien un descanso.

Lo miré durante un momento, mientras él lo hacía desde arriba ya que la diferencia de altura era realmente grande, antes de negar con la cabeza pensando en que ese sería el día en el que las cosas cambiaran, el día en el que la rutina de parar nuestro trabajo para hacer otras cosas (no precisamente educativas) se detuviera.

—¿Sabes qué? —dije, escabulléndome de su agarre diriguiéndome de nuevo hacia la silla sin cortar el contacto visual—. Estaba realmente inspirada hasta que me has d...

Sin dejarme terminar lo que quería decir, Namjoon volvió a atraparme entre sus brazos, pero esta vez abrazándome la cintura dejando mis manos descansar aprisionadas contra su pecho.

—Luego puedes volver a eso —pidió, antes de acercar su boca a mi oído y susurrar con voz grave—: Ahora te necesito a ti.

Acto seguido comenzó a repartir besos profundos por toda la extensión de mi cuello, paseando su lengua a la par por mi piel, mientras una de sus manos pasaba de mis caderas a un lugar un poco más abajo y la otra jugueteaba con el borde de mi jersey. Aquello hizo que mi piel se erizara y mi corazón comenzara a palpitar con más intensidad haciéndome perder la cabeza.