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La verdad es que me deberían haber dado un premio por todo el estrés que tuve que soportar aquella maldita primera semana de marzo, eran el comienzo de mi nuevo curso universitario y al mismo tiempo de mi nuevo trabajo. Intenté con mucho sudor y esfuerzo que ambos horarios fueran capaces de encajar sin tener que llegar todos los días a las una de la madrugada a mi casa y tener tiempo para estudiar. Pero, aún no sé ni como, lo conseguí con éxito.

Una vez que superé esos días terribles de nerviosismo pensé que me tomaría un respiro pero, ilusa de mí, había olvidado la razón por la que no pasaba mucho tiempo en los pasillos de la discográfica: Min Yoongi. Sin embargo, en el fondo sabía que era absurdo esconderme de él pues mi puesto en Big Hit Entertainment tenía que ver con todo lo referente al enlace con los artistas, pero cuanto más pudiera atrasar cualquier encuentro incómodo mejor.

Por fin era viernes y, aunque sabía que al día siguiente tenía que trabajar, necesitaba un respiro de la universidad. Llevaba dándole vueltas a la idea de tener una segunda quedada con Jimin al día siguiente pues el chico me insistía, desde prácticamente la vez anterior, que quería verme más seguido.

—Emi, ¿estás ocupada? —escuché que me llama Pdogg desde el otro lado del estudio.

Miré en su dirección negando con la cabeza inmediatamente, cerrando todas las pestañas que tenía abiertas en el ordenador secundario del estudio y levantándome para presentarme ante él.

Pdogg, uno de los productores de Big Hit, me había guiado por todo mi camino en la compañía desde mi inicio de becaria (hasta que pasé a trabajar horas extra en el estudio de Suga, no sé si me entiendes) y de nuevo había tomado el relevo. El trabajo que él me daba era simple: crea música, pero debe ser buena. Parecía lo más simple que podía hacer allí aparte de llevar recados de un lado a otro y ser la intermediaria entre los artistas y los diferentes departamentos de la discográfica, pero me metía en un aprieto porque sentía la necesidad por mí misma de crear algo que mereciera la pena y que pudiera gustar.

—¿Sabes si hoy vienen los chicos?

—No me han dicho nada —respondí, tragando en seco—. Pero, de todos modos, son las ocho de la tarde, Pdogg.

—Ya, ya lo sé. Los chicos suelen venir al estudio tarde por la noche tras finalizar su agenda de actividades del día, y trabajan en sus canciones hasta la mañana siguiente —añadió—. ¿Podrías preguntar en recepción si han recibido alguna llamada de Sejin o de ellos?

Asentí con rapidez, saliendo de la habitación y cerrando la puerta a mis espaldas para que nadie pudiera molestar a Pdogg. Comencé a caminar dando grandes zancadas, marcando mis pasos con el tacón de los botines por el pasillo hasta llegar al ascensor y descender hasta el primer piso donde, como alma que lleva el diablo, me precipité hacia el mostrador que ocultaba tras de sí a una señora menuda con el pelo recogido.

Sin embargo, antes de que pudiera siquiera formular la pregunta en mi cabeza, la puerta de entrada sonó a mis espaldas apareciendo por ella cuatro chicos. Al verlos no pude evitar soltar un suspiro de alivio, reconociendo sus caras: Jungkook, Jin, Taehyung y Jimin.

—¡Emi! —exclamó el último, con entusiasmo—. No esperaba encontrarte tan tarde aquí.

Una sonrisa instantánea apareció en mi rostro como ya era costumbre al hablar con Jimin, seguidamente hice una pequeña reverencia para saludarlos formalmente. Al fin y al cabo, todos eran mayores menos Jungkook quien era del mismo año que yo.

—Pdogg se preguntaba si íbais a venir, estamos en su estudio, ¿venís?

Aunque los chicos ya se sabían el camino, tomé la delantera mientras hablaban entre ellos sobre tonterías varias. Casi había olvidado el comportamiento tan familiar que tenían, el cual me hacía muy feliz siempre por todo el amor que se demostraban unos a otros.

—¿Sólo estáis vosotros? —pregunté, y no pude dejar escapar una risilla cuando me giré para verlos.

Jin andaba a la par que yo pero el problema llegaba con los tres más pequeños; Jungkook y Jimin estaban teniendo una conversación en voz baja mientras que Taehyung los molestaba cual niño de cinco años, queriendo saber de qué hablaban. Seokjin se unió a mis risas al ver la escena, meneando la cabeza antes de responderme.

—Suga y J-Hope llegan un poco más tarde y Namjoon no ha podido venir. ¿Y tú? ¿No descansas?

—Se supone que ya debería estar en casa, pero bueno —dije de manera aireada, realmente me gustaba mucho mi trabajo así que no me importaba en absoluto hacer horas extra y menos cuando por fin pasaba algo interesante, el resto del tiempo me usaban como un auxiliar más que como un aprendiz.

—Deberías recordarle a Pdogg que estás estudiando y trabajando al mismo tiempo, a veces se le olvida y es muy importante para ti descansar bien, Emi.

—No te preocupes, Jin, estoy bien pero gracias. Lo tomaré en cuenta.

Jin me miró con unos ojos que mezclaban ternura y preocupación, antes de cambiar de chip completamente y voltearse hacia los chicos con el ceño fruncido.

—¿Y vosotros podéis parar ya de cuchichear por ahí detrás? —se quejó, reprendiendo a los chicos los cuales se separaron un poco entre ellos mas ya dio igual pues llegamos al estudio.

Me pasé un buen rato pretendiendo que no existía, de pie pegada a la pared mientras ellos hablaban con Pdogg hasta que Jimin fue el primero en reparar en mi presencia y, haciendo homenaje a lo que había dicho anteriormente Jin, le recordó a Pdogg lo tarde que era para ciertas personas ganándose una mirada recriminadora por parte de Seokjin. Jimin prácticamente le había robado "la medalla" a la preocupación por el resto.

Pdogg, al darse cuenta de que los argumentos de Jimin tenían razón, se disculpó y me dejó irme así que recogí mis cosas con rapidez y salí del edificio.

Iba pensando en las paradas de metro que me esperaban hasta llegar finalmente a mi casa y cómo hacer para no dormirme en este mientras me subía la cremallera de mi abrigo cuando choqué contra alguien. Estaba tan distraída y con la cabeza a gacha que no me percaté de nada hasta que me volteé y lo que vi hizo que mi corazón latiera desbocado con la intención de salirse de mi pecho.

Unos ojos inconfundiblemente preciosos marrones me miraban con la misma fugacidad que lo hacía yo, una vista por casualidad al habernos topado por el contacto físico, y unos labios que no tenían nada que envidiar en cuanto a belleza se entreabrían sin decir ni una sola palabra.

Y, espectador de todo esto, una tercera persona espectante de la escena con recelo.



how i met your father || bts harem fanfic [+18] [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora