Sans no podía creer que su hermano estuviera haciendo eso, se sentía realmente extraño, las manos de Papyrus se acercaron a las comisuras de su boca, tocando los dientes, pidiendo entrar, sin desear lastimarlo ya que sus dientes parecían bastante afilados, Sans a abierto la boca, cosa que Papyrus aprovechó para introducir la lengua, Sans abrió los ojos, está era la primera vez que sentía esa clase de sensaciones, se comenzó a retorcer un poco, intentando en vano quitar la bufanda de su hermano de sus manos, solo había una oportunidad para liberarse, era algo extremo y no sabía si funcionaría o que tanto dolería pero si las cosas se ponían más extrañas e incomodas de lo que ya se encontraban no tardaría en hacerlo.
Papyrus se separó unos instantes para ver el rostro de su hermano, se encontraba sonrojado, acarició con su pulgar el lugar donde deberían de estar sus labios, limpiando en el proceso aquella saliva que había escurrido de la pelea previa que tuvo lugar en su boca. La respiración de Sans era errática, le estaba costando mucho acostumbrarse al ritmo que había tomado Papyrus.
El mayor sonrió, era increíble la visión que su hermano prestaba ante sus ojos, aquellos ojos cristalinos, aunque deseaba ver a su antiguo hermano, este pequeño y sumiso niño tampoco estaba mal, tragaba saliva con dificultad cada que se acercaba y eso le obligaba a querer más, deseaba marcar su nombre en cada uno de sus huesos, para que cualquiera, especialmente esa maldita cerilla de la cual creyó haberse librado y que ahora volvía a atormentarlo, supieran que su hermano era de su propiedad, desde la pequeña grieta en su cráneo hasta la punta del dedo gordo fracturado por aquel incidente con el martillo, todo, todo lo de Sans le pertenecía a Papyrus y solo a él.
- Paps... yo... espe... - un suspiro salió de sus labios cuando Papyrus comenzó a mordisquear su cuello, esas vértebras tan frágiles, tan llamativas, con ese exquisito aroma que desprendían, ahora comprendía porque aquel infame perro, Rocks, si mal no recordaba se había abalanzado a su hermano, debería hacerlo antes de que alguien más lo intente o incluso peor; deslizó sus manos por debajo de las vestimentas de Sans, quien inevitablemente comenzó a temblar, estaba seguro de que tarde o temprano esas sensaciones extrañas y adictivas se volverían dolorosas, eso le había enseñado el Dr., eso le había enseñado el pasado y el presente seguía recordándoselo.
¿Desde cuándo el Gran Papyrus siente deseos de su hermano? Probablemente desde hace mucho tiempo, pero nunca se ha dado cuenta, sus sentimientos comenzaron a revolverse cuando vio, hace cerca de diez meses o más, no recuerda la fecha exacta, cuando Sans había hecho polvo a un monstruo en aquel bar de mala muerte donde solo se calmó de terminar con el lugar cuando el encargado, esa maldita cerilla había llegado a cargarlo; fue en ese preciso momento en el que había deseado hacer todas y cada una de las cosas que su mente adulta había imaginado que Grillby había hecho con Sans; cuántas veces el antiguo Sans no ha gemido como en ese momento ante las caricias de aquel horrible ser de fuego, cuántas veces ese maldito desgraciado no se ha vaciado dentro de su hermano; ahora tenía la oportunidad de ser él, el primero, era de esperarse que a esa edad Sans no tuviera practica alguna. Él se encargaría de ser sus primeras veces, llevaba una: su primer beso y contando.
Puede escuchar los pequeños quejidos de Sans también el estremecimiento que provoca y, como el gran estratega que es, se pone a pensar en lo que va a pasar después, sin embargo, algo dentro de su pantalón tiene muchas ganas de conocer a su hermano, conocerlo mejor que nadie más, puede escuchar el llanto que provoca en su hermano y eso le detiene en seco, ¿Qué se supone qué está haciendo? Es solo un niño por el amor a los mil infiernos, no puede contenerse, lo abraza con fuerza, provocando que Sans tiemble más de lo que ya lo está haciendo y eso a Papyrus le ha quitado por completo las intensiones que tenía en un principio, suspira, él nunca va a ser las primeras veces, lo sabe, no debería marcar a su hermano, aunque lo desea, de esa manera, no sin su consentimiento, no sin saber que su hermano siente los mismos deseos que él mismo.
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Cambio de roles
FanfictionPapyrus ha obligado a Sans a ser el conejillo de indias de un experimento de Alphys, quien no sabe exactamente el resultado del mismo, ha creado una píldora que vuelve más "vitales" a quien la toma, por lo que Papyrus cree que es una buena idea que...