—¿No tienes cosas que hacer en la cocina? —le pregunto a Jeremy, quien me mira de manera interrogante mientras limpio los vidrios de la entrada.
—El chef ya tiene todo listo.
—¿Y no necesita ayuda? —se encoge de hombros— No querrás que te encuentren aquí los jefes.
Sonríe.
—Quiero que me encuentre Michelle.
—¿Y si te encuentra Frank? Ya sabes como es de exigente.
—Salió a hacer unos trámites, ¿y sabes quién lo llevó? —sonríe malévolamente— Aiden.
Me congelo, y por unos segundos dejo de limpiar el cristal. Ante sólo su mención mi cuerpo responde de manera extraña.
—Ah... —sigo con lo mío.
—¡Oh, vamos! No te vas a escapar de mí. Quiero saberlo todo. Quiero saber por qué fuiste a su casa, con qué motivo. Quiero que me cuentes qué hicieron, qué te dijo. Todo quiero saber, absolutamente todo. Y que no se te pierda detalle alguno. Anda, dime porque el cara de culo es simpático contigo.
Me río y niego con la cabeza, terminando ya con mi trabajo.
—Hablamos en el descanso.
—¡Tengo que esperar una hora para eso!
—¿Para qué, Cohen? —Michelle se reaparece detrás de Jeremy, llevando consigo una carpeta roja transparente— Dime, ¿qué haces molestando a tu compañera en vez de estar haciendo tu trabajo?
Sus ojos chocolate se posan en Jeremy. Él sonríe, y se encoge de hombros. Michelle se muerde el labio inferior, y luego pasa su mano libre por su cabello oscuro.
Bien, hay demasiada tensión sexual aquí y comienzo a sentirme parte del decorado del hotel.
—Ya sabes, sólo saber de su día libre.
—Puedes saberlo en el horario de descanso.
—Si... ¿vas a estar ahí? Nunca te encuentro en el descanso.
Nuevamente utiliza esa sonrisa que tiene un efecto en Michelle. Quien ahora se pone nerviosa, para luego sonreír y negar con la cabeza.
—Vuelve a tu trabajo, Cohen. Y en cuanto a ti, Mack, necesito que pases por las habitaciones del piso tres.
—De acuerdo.
Mira una vez más a Jeremy y se aleja de nosotros con pasos seguros, más allá de sus nervios de hace un momento.
—¿Por qué me llama por mi apellido y a ti te dice Mack? —me encojo de hombros— Como sea, me vuelve loco.
Me río, y tanto él como yo nos dirigimos a nuestros respectivos puestos.
Llega el tiempo de descanso, y Jeremy se encuentra demasiado atareado como para tomarse el suyo ahora. Así que me encuentro sola en la sala, comiendo un yogurt con cereales.
Quisiera tener mi total atención en el artículo de arte encontré navegando por internet, pero me encuentro levantando la vista del celular a cada segundo para observar la puerta.
La misma se abre, pero quien se presenta, es una de las recepcionistas que vino a buscar su botella de agua. El silencio me vuelve a invadir, y me rindo con el artículo. Es demasiado interesante para mí ese tema como para no darle la atención que merece.
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Tú, mi refugio
RomanceA Mackenzie le rompieron el corazón. Las personas que menos esperaba, a quienes más amaba y consideraba su familia, fueron los causantes de su dolor. Su mejor amiga y su novio juntos. Desde ese entonces, Mackenzie se siente sola y devastada. Y al n...