~Capítulo 36~

5.5K 592 65
                                    


—Llevo tres meses sobria —le digo al grupo de apoyo, quienes se alegran por mí y aplauden como festejo. Por lo que sonrío agradecida— Nunca me imaginé estar en éste lugar, aquí con todos ustedes —suspiro— Recuerdo que la primera vez que vine, negué tener un problema. Asumir que lo tenía fue duro, muy difícil. Y el camino para llegar al tiempo en sobriedad, fue más difícil aún.

Y al decir lo último, son muchos los momentos que se presentan en mi mente. Parecía que nunca iba a poder estar bien, de hecho, yo estaba convencida de que así iba a ser.

Pero aquí estoy, sonriendo, hablando de mí sin problema alguno. Ya no tengo ojeras pesadas en mi rostro, ya no necesito ningún maquillaje para ocultar rastros de una noche o un día duro. Incluso hasta recupere peso.

Ahora soy más persona que problema, y saber eso me hace sentir realmente bien y a gusto conmigo. Hace mucho no me sentía así.

Salgo de mis pensamientos, y me encuentro con un grupo de personas que supieron respetar mi silencio. Les sonrío, y cada uno de ellos me devuelve la sonrisa.

—En mi transición, he oído muchas veces la frase vas a estar bien. Yo no lo creía posible la verdad, creía que siempre iba a estar mal, que no iba a poder superar mi problema.

—Pero aquí estás —dice Maureene.

—Aquí estoy.

—¿Y cómo estás?

Sonrió.

—Bien. Muy bien.

Todos sonríen.

—Y eso nos alegra a todos, ¿verdad? —todos asienten a la pregunta de Maureene— Aquí siempre nos alegramos por nuestro compañero, porque todos compartimos la misma lucha. Nos cueste menos o más, todos estamos aquí por lo mismo, para dejar aquello que tan mal nos hizo y para así recuperar nuestra esencia —Maureene ahora centra su mirada en mí— Y te veo bien, Mack, te veo muy bien como dices que te sientes. Recuerdo la vez que te vi apagada, triste, rota y sola. Ahora estoy viendo una hermosa versión de ti, la cual te sienta mucho mejor.

Las palabras de Maureene me hacen sonreír, y las lágrimas no tardan en sumarse a mi sonrisa.

—Incluso hasta te veo muy bien acompañada —agrega, y pienso en Aiden que me está esperando afuera. Pensar en él me hace sonreír aún más— Por supuesto que estás bien acompañada.

—Él me ayudó mucho, la verdad. Pero no deja que le de crédito por ello, dice que todo es mérito mío. Pero él fue de gran ayuda, Aiden y mi mejor amigo, Jeremy.

—De seguro no esperabas un amor.

—En lo absoluto.

—Ni mucho menos un mejor amigo —niego con la cabeza— Tienes todo lo necesario para estar bien, Mack. Tienes personas que suman a tu vida, que te hacen bien, tienes un buen empleo que te hace sentir a gusto y te acompañan. Pero sobre todas las cosas, te tienes a ti en esta nueva versión.

Asiento a sus palabras y lloro. Sé que si digo algo más, me voy a ver dificultada por mis lágrimas. Y Maureene sabe que si dice algo más, me voy a ahogar en lágrimas de felicidad.

Así que ya no dice nada, ninguno lo hace, sino que todos me miran y eso no me hace sentir para nada incómoda. Algunos lloran conmigo, mientras que otros sólo sonríen, incluso cuando su lucha es más difícil que la mía, incluso aunque no lleven tiempo estando sobrios.

Me siento acompañada también por este grupo de personas que ya no son para nada extraños, sino más bien son como una familia.

Cuando salgo de la charla, luego de muchos abrazos afectuosos, me encuentro con la sonrisa del hombre que amo y me enloquece de mil maneras y más también.

Tú, mi refugioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora