~Capítulo 30~

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Una vez más me encuentro rodeada de las personas que forman parte del grupo de AA. En estos momentos, un hombre mayor está contando su historia. Parece que le está costando mucho mantenerse sobrio, y sabe que si sigue así puede perder a su esposa tarde o tempra. Pero aún, pese a saberlo, no puede luchar contra su adicción. Y lo cierto es que, al escucharlo hablar con terror y tristeza, temo porque me pase lo mismo que a él.

¿Y si no puedo salir fácilmente de mi adicción? ¿Y si pierdo a Aiden y a Jeremy? ¿Y si me quedo sin empleo?

Suspiro mientras continúo divagando por mi mente, y cuando el hombre termina de hablar, le pongo atención a las palabras de aliento que le da Maureene.

Cuando termina de hablar, nos mira a todos y pregunta quién quiere seguir, pero como es de esperarse, sus ojos están puestos en mí.

Respiro profundo, cierro los ojos y elevo mi mano izquierda. Cuando mis ojos se vuelven a abrir, todos se encuentran mirándome.

Oh sí, finalmente la chica callada va a hablar.

—Hola esto... mi nombre es Mackenzie —me saludan con una sonrisa— Comencé a beber hace unos meses, cuando... —suspiro profundo. Bien, esto va a ser más difícil de lo que pensaba. Pero aquí saben de eso, así que esperan pacientes — Cuando mi novio me engañó con mi mejor amiga —la escena que presencié cuando los descubrí se hace presente en mi mente— Eran todo lo que tenía para ese entonces. Mi madre falleció por cáncer de mamas, y mi padre me abandonó al no poder lidiar con la pérdida —me río sin ánimos y niego con la cabeza— Me dejó sola cuando yo tampoco sabía cómo lidiar con todo. Mi mamá era mi mejor amiga, y él me abandonó con una carta. Me dijo que necesitaba tiempo, pero su tiempo se extendió demasiado. Ni siquiera lo espero ya —respiro profundo, intentando aguantar las ganas de llorar— Y mi único refugio para lidiar con la traición de Alice y Jared, fue bebiendo. Al principio no era nada, sólo unas copas en la noche. Pero luego fue todo más allá, me encontraba bebiendo de mañana, tarde y noche. El alcohol se había convertido en mi mejor amiga, en mi novio, en mi padre, en mi madre... en todo lo que no tenía —no puedo pelear mucho más contra mis ganas de llorar, así que unas cuantas lágrimas salen disparadas desde mis ojos, pero las seco de inmediato. Los ojos de los presentes están puestos en mí, y sus ojos dicen mucho. Me entienden, saben por lo que pase y sigo pasando. Por primera vez sé que alguien me entiende— Perdí mi trabajo, y dejé de estudiar, pero por supuesto que no dejé de beber. Hasta que bueno, tuve que buscar un nuevo empleo, y hace poco descubrieron mi alcoholismo. No me han despedido de inmediato como en mi anterior empleo, me han dado una oportunidad. Tengo que venir aquí y presentar mi presente en las charlas a los jefes.

—¿Y has encontrado nueva compañía? —me pregunta el hombre que habló anteriormente.

—Sí, dos personas. Se llaman Aiden y Jeremy —sonrío— Jery es un gran amigo. Y Aiden... bueno él... ya saben.

—¿Amor? —pregunta Maureene.

—Supongo, no lo sé. Pero me siento bien a su lado.

Maureene sonríe.

—¿Algo más que nos quieras decir?

Suspiro y asiento.

—Ayer, con la ayuda de Aiden, vacíe las botellas que tenía.

—Eso es bueno, Mackenzie.

—Sí... pero no sé cómo va a seguir todo. No sé si fue ir demasiado pronto, no sé cómo voy a lidiar con la sobriedad. No lo sé.

—Si tuviste el deseo de hacerlo por cuenta propia, sin sentir la presión de Aiden, es un buen y gran paso. Ahora, no va a ser fácil lidiar con la sobriedad y has escuchado mucho sobre eso aquí. Pero lo importante es siempre luchar, y buscar ayuda. Cuando sientas debilidad, puedes llamar a Aiden o a Jeremy. Pero si sientes que molestas, puedes llamar a cualquiera de nosotros. Sabemos por lo que estás pasando, lo entendemos, y haremos todo para ayudarte ¿de acuerdo? —asiento, y la chica que está a mi lado me pasa un vaso con agua sonriendo— Y me alegra mucho que te hayas animado a hablar.

Tú, mi refugioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora