Epilogo: La familia Uchiha

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Once años después:

Sakura:

—Maldita sea, mi cabeza.— Me levanté al escuchar su llanto. Fui a su habitación y la cargué en brazos.

—¡MAMÁ!

Escuché los gritos de Sarada, parecía que estaba en la cocina. Bajé las escaleras lo mas rápido que pude.

—¿Qué pasa? ¿Por que están gritando los tres?

—Katsuro me tiró de la cama y Koichi me vació un balde de agua fría en la cabeza.— Sarada miraba con odio a sus hermanos.

—¿Se puede saber por que hicieron eso?— Miré a mis hijos con reproche.

Ambos se miraron con maldad.

—Estábamos aburridos.

A Sarada se le marcaron las venas de la frente, al igual que a mí.

—¿Esa es su mejor excusa?—Suspiré frustrada—. Sarada, ve con tu grupo, Boruto y Mitsuki deben estar esperándote. Katsuro, Koichi, vayan a la academia y será mejor que cuando vuelvan, ya estén en buenos términos.

Los tres tragaron saliva y fueron a paso rápido.

—O-onni-chan.

Ayame trataba de hablar aunque le costaba un poco. Fui con ella a la cocina y preparé la comida. La miré con cuidado, tenia los ojos negros de su padre, pero su cabello...

—Igual que la tía Hayami.

*****

Sasuke llegó agotado de una misión de investigación. Sus hijos fueron a recibirlo con mucho cariño y preocupación.

—Bienvenido.— Miró a su pequeña hija de dos años, mientras le hablaba con cariño.

Los seis fuimos a la cocina y empezamos a cenar. Sarada ya con doce era una gennin con un gran futuro por delante, mientras que sus hermanos, Katsuro de siete y Koichi de seis estaban aun en la academia.

Koichi movía sus mechones negros, era la viva imagen de Sasuke. En cambio Katsuro, al igual que Ayame, heredaron el cabello castaño rojizo.

—Mamá, ¿por qué ninguno de nosotros tiene el mismo cabello rosado que el tuyo?— Sasuke me miró negando.

—Cuando sean mas grandes les diré, ¿sí?

«Son muy pequeños para que sepan quien era realmente»

Los tres fueron a dormir, mientras que Sasuke llevo a Ayame a su cuna. Yo, en cambio, empecé a limpiar todo, pensando en ellos.

—Hayami nee-san, espero que estés feliz de verme, pues heredaron algo tuyo. Serias una gran tía...

Solté un par de lagrimas que rápidamente quité.

«Algún día les contaré quienes fueron, pero aun no»

Sasuke bajó y entró a la cocina, me dio un corto beso en los labios y sacó mis manos de los platos.

—Ven, hay que descansar.

Asentí  subimos las escaleras, hasta nuestra habitación, nos acostamos abrazados.

—Gracias, Sakura.

—¿Por qué me las das ahora?

—Gracias por haberme dado esta oportunidad, y darme esta familia.

El destino me dio algo simplemente perfecto.

Fin


Muñeca de hielo (SASUSAKU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora