Una chica, donde su vida se basa completamente en el mundo de la escritura. Un escape de la realidad, como le gusta llamarle, y todo eso llega a mejorar en el momento en que decide escribir una historia. El único problema... ¿Qué historia escribir?
...
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—No puedo seguir con esto... — susurro la chica con lágrimas recorrer sus mejillas al mirar como las personas pasaban a mirar por última vez a su abuela en el ataúd
— Aguanta un poco más hija... — susurro con dolor su madre
— No puedo... — susurro nuevamente y se alejo de sus familiares
Comenzó a caminar con las lápidas rodeándola y recordándole que su abuela permanecería en ese lugar, por siempre a merced de la muerte. Salió del frío cementerio limpiando con rudeza sus húmedas mejillas, en el pequeño transcurso su mirada bajo, pero la elevo con temor al sentir dos manos sobre sus hombros.
"Dos Iris Azules"
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— Abuela... — conteste con nervios al recordar cómo había sufrido Lan al ser castigado por ella
— ¿A sucedido algo mi niña? Iré de inmediato a buscarte al institu...
— ¡No! Disculpa, no hace falta abuela.
— A mí no me gritas y me dejas terminar de hablar mocosa. ¿Para qué llamabas? — de seguro estaba con su semblante enfurecido por mi falta de educación al gritarle y no dejar que acabara de hablar
— Eso... Mmm... Resulta que he tenido un pequeño inconveniente en el instituto, por ello llegaré más tarde de lo habitual... — explique con la esperanza de pasar por desapercibido mi "pequeño inconveniente"
— ¿Qué clase de inconveniente niña?
— Iré a detención.
— ¡Oh mocosa que se está encaminando hacia el mal! ¿Acaso no consideras a tu madre? Ella se mata trabajando por ti y con lo único que le pagas es con ir a detención a la segunda semana de clases. ¡Espera a que llegues! ¡Matilda te espera con ansias mocosa!
— No abuela, por favor a Matilda no la agregues a esta conversación. — suplique en vano
En cuanto Matilda formaba parte de la conversación no había vuelta atrás, era su castigo de elección en cuanto al instituto. Mi abuela deseaba que fuéramos alumnos ejemplares, sin ninguna mancha en el expediente y entre más pulcro, mejor. Recordaba a la perfección el sufrimiento de Lan al estar con Matilda por una semana completa.
