• QUINCE •

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Un carraspeo inundo el agradable silencio estableció entre ambos al iniciar con ese beso, ambos miraron en dirección al remitente y las mejillas de la chica se coloraron aún más, al ver a su madre de pie y mirándolos con el ceño fruncido

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Un carraspeo inundo el agradable silencio estableció entre ambos al iniciar con ese beso, ambos miraron en dirección al remitente y las mejillas de la chica se coloraron aún más, al ver a su madre de pie y mirándolos con el ceño fruncido.

— ¿Podrían explicarme que fue eso? — indago con un tono neutro. Ambos asintieron sin ser capaces de responderse ellos mismos esa pregunta —. Los espero en la cocina. No tarden. — dicho esto, dio media vuelta dejando a los dos jóvenes

La chica rozo levemente sus labios, tratando de concentrarse en que lo sucedido era real. Una delicada caricia en su mejilla la trajo de vuelta a la realidad. Alzo la mirada encontrándose con los oscuros ojos del chico y una sonrisa cálida adornando su perfecto rostro.

— Pienso en ti todo el tiempo y lo sabes. — le susurro el chico, dejando un casto beso sobre su frente e iniciando su recorrido a la cocina

Lo sé... — le respondió, ganándose una sonrisa del chico

"Dos Iris Azules"

El mundo debía de estar conspirando en mi contra, no cabía duda y me podía hacer toda la popo del mundo sobre ese detalle

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El mundo debía de estar conspirando en mi contra, no cabía duda y me podía hacer toda la popo del mundo sobre ese detalle. Ignore de nuevo el tono insistente de Love Me Love Me, colgando la llamada y con esa, iban veinte sin ser respondidas.

— ¡Apaga ese teléfono Ros! — grito histérica mi abuela

— ¡Dame un segundo! — tome el causante de la histeria de la abuela y mi nerviosismo

La canción resonó por toda la habitación, inundando con su melodía las cuatro paredes que rodeaban mi encierro a las 21:15 p.m., su nombre resalto y mi corazón golpeo con fuerza. Keydan debía de padecer alguna enfermedad al creer que respondería alguna de sus llamadas y lo dejaría morir con el teléfono adherido a su oreja creyendo que le respondería alguna de sus llamadas ¡Ni una sola seria respondida! Y me temía que la abuela entrara vuelta una loca y probablemente lanzando el teléfono contra alguna pared o lo que fuera con tal de destruir ese objeto.

Kate y KeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora