Según vamos por la carretera, veo como las manos de Ash se aprietan fuertemente en el volante y frunce el ceño a intervalos irregulares. Me pregunto en qué pensará, pero desecho la idea de adentrarme en su mente; no sería muy bonito saber lo que piensa a todas las horas del día.
El reluciente coche negro de Ash se mete en el aparcamiento del internado y él aparca rápidamente, casi con gracia, en una esquina, cerca de un árbol. Saca las llaves del contacto y abre su puerta, saliendo y cerrándola tras salir. Me abre mi puerta y con algo de miedo alzo la mirada lentamente hasta sus ojos bipolares. Suelto un aire que no sabía que había estado reteniendo cuando en sus ojos solo veo preocupación y una especie de determinación. Él coge mi mano con delicadeza y tira de mí hasta que me levanta del asiento. Sigo temblando, no se si por el susto o porque realmente hace frío por la noche. Ash cierra el coche y se mete las llaves en el bolsillo. Vuelve a mirarme y pasa su brazo por mis hombros, estrechándome contra él, su cuerpo extrañamente cálido. Caminamos en silencio todo el camino hasta el edificio, tan en silencio que puedo oír el suave ruido de la suela de mis sandalias rozar con las piedrecillas del patio. Al entrar a nuestro edificio caigo en la cuenta y mi boca cae hasta el suelo.
- Oh, mierda.- Hago una mueca, molesta.
- ¿Qué pasa?- Pregunta él suavemente llamando al ascensor, sin soltarme en ningún momento.
- Las llaves. Estaban en mi bolso.- Bufo de frustración y aprieto la mandíbula.
- ¿Las de tu habitación?- Asiento y el ascensor se abre. Me empuja suavemente hacia dentro y se encoge de hombros- No pasa nada, quédate en la mía y mañana pediremos unas nuevas.
La forma en la que usa el plural es algo desconcertante pero asiento, agradecida.
- Gracias Ash.- Le dedico mi sonrisa más bonita y él sonríe de vuelta- Nunca me habías llamado Ash.
Tras unos cuantos segundos que tarda el ascensor en subir a la segunda planta, al fin llegamos. Ashton y yo nos dirigimos a la habitación que recuerdo de dos noches antes, cuando Michael me llevó. Él la abre con sus llaves y me empuja suavemente hacia dentro con su mano en mi espalda baja.
Es la primera vez que me fijo en su habitación. Las paredes son azules oscuras, simples, sin cuadros ni posters. Una batería en una esquina de la habitación y un estéreo al lado de la cama, que está en el centro. El armario y una mesita de noche, ordenado todo. No da la impresión de que sea su habitación. Comparada con él, soy un desastre.
Él cierra la puerta y va directo a su armario, buscando algo. Me quedo parada en el medio de la habitación, mirando todo absorta, hasta que noto unos golpecitos en el hombro y me giro. Ahí está él, con una camiseta suya y unos... Boxers. Vale. Tardo unos segundos en darme cuenta de que es mi pijama.
- Oh, gracias.- Cojo todo como puedo y señalo el baño con un sútil movimiento de cabeza- ¿Puedo?
Ashton rápidamente asiente, y no espero ni un segundo en entrar.
Una vez dentro, dejo la ropa de Ashton encima del váter y me bajo la cremallera de su sudadera lentamente. Mi camiseta sigue rasgada, -no se iba a arreglar magicamente, Jessamine- así que me la quito en menos de un segundo y me pongo la camiseta de Ashton. Me quito a patadas las sandalias y las dejo en el suelo, al lado de mi camiseta y mis pantalones no tardan en unirse. Me pongo los boxers de Ash sobre mi ropa interior y me suelto el pelo, dejando que caiga sobre mis hombros. Abro el grifo del lavabo y dejo el agua correr hasta estar fría. Lleno mis manos con el agua y me refresco toda la cara, es una forma de lavarme de la suciedad de lo que pasó casi una hora antes. Salgo del baño cerrando la puerta detrás mía lentamente para encontrarme a un Ashton con unos pantalones cortos por encima de la rodilla y una camiseta suelta. Nada más verlo se me presenta el problema: ¿Y yo donde duermo? Casi como si me hubiese leído la mente, él sonríe y señala una alfombra con un cojín como almohada.
- Quédate con la cama.
Asiento lentamente y me meto en la cama, mientras él apaga la luz. Cierro los ojos e intento dormir, pero las imágenes de lo sucedido me atormentan. Me remuevo incómoda y susurro a la oscuridad.
- Ashton, ¿estás dormido?
Oigo su respiración y unos segundos después, él responde.
- No. ¿Qué pasa, Jess?
El 'Jess' pronunciado me quita todas las dudas y me hace susurrar:
- Por favor, duerme conmigo.
Escucho una serie de ruidos que identifico como él levantandose de su improvisada cama y levanta las sábanas, metiéndose a mi lado en la cama. Nada más sentir su peso, ruedo hacia él y apoyo la cabeza en su pecho. Su mano izquierda encuentra su lugar en mi cabello y lo acaricia suavemente, haciendo que me vaya adormilando lentamente. Un pequeño sollozo, producto de mis pre-sueños, me hace temblar y él solo me aprieta más contra su torso. Noto como mi mente se aleja de mi y voy cayendo en el sueño...
- Estás a salvo, Jess.- Repite antes de que yo caiga en brazos de Morfeo- Estoy contigo.
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Beautiful Green Eyes
Teen FictionJessamine Clifford tiene 15 y una plaza en el internado en el que su hermano lleva tanto tiempo. Los años han pasado, los hermanos se reencuentran. Y quizás, Jessamine también encuentre alguna que otra agradable sorpresa. Portada por: cxovers4u/XxBl...