Capítulo 8

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- ¿Sí?- La voz perezosa y a la vez alegre de Ashton suena desde el otro lado del teléfono. Noto como los ojos se me llenan de lágrimas y sorbo por la nariz, en un intento por no derramarlas.

- ¿Ash?- Pregunto inútilmente, con una estúpida voz de niña necesitada.

- Jess.- Su voz se tiñe de preocupación- ¿Que pasa?

Trago saliva, pensando como explicarselo.

- Me han robado el bolso con las llaves y el móvil. ¿Puedes venir a recogerme?- Mi voz sigue sonando estúpidamente mojada, pero me da igual. Por favor, Ash, por favor... Cruzo los dedos y me muerdo los labios, ja, como si eso sirviese de algo.

- Claro.- Oigo el golpe sordo que hacen sus pies al bajar al suelo y el arrastre de sus Vans negras al tirar de ellas.- ¿Donde estás?

Me asomo desde el cubículo para leer el cartel que se que está encima de mi cabeza y vuelvo a meterme dentro, acercando el teléfono a mi boca para responder.

- En la esquina de la calle que hay enfrente de la cafetería. No puedo ver el nombre.- Ahogo un sollozo, las lágrimas me impiden ver el título de la calle y estoy muy asustada.

- Voy para allá, Jess, no te muevas de donde estas. Llegaré en cinco minutos.- Su voz es suave; trata de tranquilizarme.

- Vale...

Colgamos el teléfono casi a la vez y me abrazo a mí misma. Mis brazos están fríos y mi piel erizada. Sigo teniendo miedo aunque ese hombre se haya ido. Las condenadas lágrimas amenazan con salir, y me las vuelvo a quitar parpadeando. No llores Jessie, aún no. No llores. No... Me muerdo el interior de la mejilla y después el labio inferior. Atenta a cualquier tipo de ruido, me aprieto los brazos con fuerza y muevo un pie nerviosamente. Cierro los ojos, frunzo el ceño. Que no tarde demasiado, por favor. Intento calmarme, cantarme una canción, una nana para dormir. Pero no puedo, mi corazón va a mil y solo puedo pensar en la voz de preocupación de Ashton y de su mirada esta mañana.

Un ruido de frenos interrumpe el hilo de mis pensamientos y escudriño por el cristal de la ventana. Ashton sale del coche y me busca con la mirada, nervioso. Salgo corriendo del cubículo y me lanzo a sus brazos, sin importarme nada. Esta vez, las lágrimas ganan nuestra guerra y salen. No quiero que Ashton me vea llorar y escondo la cara en el hueco entre su sudadera y su camiseta. Sus brazos se cierran automáticamente alrededor mía y él posa sus labios sobre mi cabeza, meciéndome y calentándome.

- Sh, ya está, Jess, ya está...

Aprieto muy fuerte los ojos y me separo después de unos minutos. Su miraba baja desde mi cara hasta mi cuerpo. Me sonrojo cuando recuerdo mi camiseta rasgada y mi sujetador visible, pero él solo se quita la sudadera y me la pone con ternura, casi con cariño.

- Vamos dentro del coche.

Abre la puerta del copiloto y me ayuda a sentarme. Una vez estoy dentro él se agacha hasta quedar a mi altura.

- Jess, no llores. Estás bien, estás a salvo.

Cierra mi puerta y le da la vuelta al coche, hasta entrar por su propia puerta y meterse dentro. Arranca el coche y salimos de vuelta al internado.

Beautiful Green EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora