Capítulo 29

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Nada más llegar a la nueva puerta de casa, ya tengo el presentimiento de que algo saldría mal. Intentando alejar ese pensamiento de mi mente, le doy un golpe a Ashton en el hombro, lo suficientemente suave como para que no le deje marca, y lo suficientemente fuerte como para despertarle. Él, adormilado, entreabre sus ojos verdes y se pasa el dorso de la mano derecha por la boca, quitando el hilo de baba que le cuelga por la comisura de la boca. Miro hacia mi hombro, ya que Ashton se había quedado dormido encima de él, y arrugo la nariz al ver un rastro de baba en él. Sacudo mi hombro para sacar la baba de la camiseta y paso por encima de Ashton hasta salir del coche.

Mi padre, Angela y mi madre, en ese orden, delante de la puerta de casa. Angela tiene una sonrisa tirante desde una oreja hasta la otra, al igual que su pelo rubio, cogido tirante en una coleta. Mi madre está seria, como siempre, con las manos cogidas frente al regazo, dándole a su apariencia habitual algo de impaciencia. Mi padre tiene una camiseta enrollada en los brazos y su pie derecho golpea el suelo insistentemente. Dios, odio conocerlos tanto. O quizás solo la parte de conocerlos.

Michael, Luke, Ashton, Calum. Los oigo salir del coche detrás de mí, y Michael no duda un segundo en deslizar su mano dentro de la mía. Los demás se quedan detrás nuestra, como sopesando a mi familia. Tras unos minutos, cada uno en su lugar, con la franja de césped entre medias de los dos bandos, me atrevo a dar un paso, arrastrando a Michael detrás mía. Solo espero que mis padres se comporten, al menos con los invitados. Mi madre es la que se adelanta, con Angela detrás, y mi padre caminando detrás de ellas, casi a regañadientes. Mi madre sonríe y besa mi mejilla, casi provocándome ganas de montarle una escena. Pero no aquí, no ahora, me recuerda mi “inteligente” mente, y le devuelvo el beso como puedo. Angela se lanza a mi cuello, dándome un abrazo que me corta la respiración. ¿Pero quién se cree que es? Me contengo y aprieto los puños para evitar arrancarle la coleta de un tirón y aguanto como puedo el abrazo, con los ojos alzados al cielo. Es entonces cuando me doy cuenta de la asesina mirada que me está dedicando mi padre, la misma que me dedicaba cuando vivía aquí y se avecinaba algo malo, algo muy malo. Apoyo mis manos en los hombros de Angela y la aparto de mí, con una sonrisita de disculpa. Muy falsa, pero suficiente.

- ¡Bienvenida, Jessamine!- Angela nunca ha dejado de llamarme así. Nunca, cuando mi hermano siempre me llamaba Jessie. Tampoco es que importe mucho.

Las comisuras de mi boca se niegan a reaccionar, se niegan a subir hacia arriba, así que suspiro y la miro fijamente intentando no arrugar la nariz.

- Angela. Me alegro de verte.

Ella pega un saltito. Si intenta parecer infantil, mal plan. Porque lo que parece que es, es realmente tonta. Se acerca a Michael y repite lo mismo que hizo conmigo, mientras mi padre le da la mano a Calum y mi madre habla con Luke. Ashton está parado detrás mía, como esperando, quieto como el hielo. Me doy la vuelta para hablar con él, pero Angela no tarda en ir hacia Ashton y darle dos besos, mientras sonríe como una estúpida tonta. Me muerdo la esquina del labio inferior y me doy la vuelta, quedando frente a Michael de nuevo. Él mira hacia atrás, y tras unos minutos de mirar hacia un lado y hacia otro, como si mirase un partido de tenis, vuelve a mirarme y vuelve a coger mi mano.

- Anda, vamos adentro.

Michael pone su mano libre en la puerta del jardín y empuja, haciendo que esta se abra inmediatamente. Hace una seña para que los demás nos sigan, y Angela no tarda en adelantarnos, moviendo su diminuto cuerpecillo dentro de su ceñido vestido azul celeste mientras corre para abrirnos la puerta. Raro, pero al menos parece comportarse. Y conmigo también, nada menos.

Al entrar, la mezcla de olores tan conocida, y a la vez tan desconocida para mí, casi me echa hacia atrás. Lejía, vinagre de manzana de limpiar los listones de madera del suelo, jabón de lavar ropa, ambientador de azahar y el olor de incienso que proviene de la habitación de Angela. Michael tensa sus manos dentro de la mía, y se la aprieto. Él no ha estado en esta casa desde hace casi tres años, y yo desde hace tres meses, más o menos. Pero la sensación es la misma, la de haber vuelto a un sitio al que no deberías haber vuelto en tu vida, la sensación de que me voy a arrepentir de haber venido aquí durante todo el resto de mi vida.

Un suspiro se escapa de la boca de Luke y me giro, para verle a él, a Calum, y a Ashton mirar alrededor como si nunca hubiesen visto algo tan bonito o elegante en toda su vida. Malditos tontos, todo esto es una maldita fachada. Una fachada que esconde todos los errores, o más bien horrores, de mi infancia. Infancia y la mitad de mi adolescencia. Angela finalmente se gira, alzando los brazos, lo que me recuerda a una barbie humana. Ojos azules, cabello rubio de color mantequilla con mechas del color de los toffees. Sube las manos por encima de su cabeza, hacia los lados, y con su tirante sonrisa de anuncio de pasta de dientes. La base de su tacón blanco da en el suelo una patada y mueve las manos.

- ¡Bienvenidos todos a la casa de los Clifford!

Beautiful Green EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora