Homophobic [MarkHyuck]

07

A la hora de la salida guarde todo en mi mochila, estaba nervioso por la nota que había encontrado en mi asiento. Con la mayor calma posible salí del aula para dirigirme al patio trasero, en la última hora de clase hubo algo que me llamo bastante la atención, Mark no estaba.

No era que me preocupara por él o algo por el estilo, pero si me pareció bastante extraño no tenerlo detrás de mí con esa mirada que a la qué tal vez ya estaba acostumbrado. Aún con esa duda seguí con mi camino, los estudiantes iban en dirección contraria a la mía, pues ellos iban a la puerta de salida para irse ya de este lugar.

Llegué a la puerta para salir al patio trasero y la abrí. Observe todo el lugar y a simple vista no vi a nadie, crucé la puerta y esta después se cerró sola, camine un poco por el lugar para ver si se encontraba alguien aquí. Algo lejos de donde yo me encontraba vi a alguien sentado en una de las bancas, no alcanzaba a ver quién era exactamente, así que empecé a caminar en dirección a esa persona para ver quién era.

Cuando estuve lo suficientemente cerca pude ver quién era, me acerqué ahora más tranquilo. Ahora sabía qué tal vez no me pasaría nada, con mi mochila en los hombros me acerqué, tome asiento a un lado y no dije nada. Mi mirada estaba hacia enfrente y la de él también, lo único que se escuchaba era nuestras respiraciones y el sonido a lo lejos de los carros.

—¿Sabes? Me siento algo tonto al no haberlo sabido antes—. Finalmente hable.

—¿Qué cosa?— ahora su mirada estaba sobre mi.

—Que tú eras quién me daba esas cartas— suspire y gire para verlo—, era bastante evidente después de todo.

Después de que dije eso el silencio se hizo presente de nuevo, ahora solo nuestras miradas estaban juntas, su mirada sobre mi y mi mirada sobre él. Parecía que estábamos teniendo una pelea de miradas pero no era así.

A pesar de que nunca me agradó Mark, en este momento no sentía la necesidad de alejarme o de irme, simplemente me sentía bien.

—Dime una cosa.

—¿Qué cosa?

—¿Por qué te doy asco?—. Pestañee varias veces, la pregunta me había aturdido y no sabía que pensar o decir.

—Creo...— respire hondo y después continúe—, que es por que te gustan los hombres y... —ya no sabía qué decirle—. No lo sé, se me hace extraño y más por el hecho de saber que te gusto.

Me callé y espere que dijera algo, pude ver cómo se acercó más a mi, esta vez yo no lo aparte ni me aleje.

—A pesar de que nunca te lo dije sabes que me gustas, ¿tan evidente fui?—. Asentí con la cabeza y después reí, Mark agacho la cabeza y río también.

—Me encanta oír tu risa— dijo Mark, me callé y lo mire—, me encanta como eres, me encanta como eres tan positivo y siempre estás sonriendo. Creo que es una de las razones por la cual me enamoré de ti. Aunque te parezca extraño que un hombre este enamorado de otro hombre, yo no le veo lo malo, después de todo es amor.

—Creo que si...

El silencio ya no era incómodo ni nada por el estilo, era un silencio cómodo. Un silencio en el que los dos solo disfrutábamos de la presencia del otro.

—¿Y si nos vamos de este lugar?—. Preguntó Mark.

—Vámonos.

Ambos nos colocamos nuestras mochilas en los hombros y nos levantamos de la banca, caminando hasta la puerta para por fin irnos del colegio.

...

Ambos caminábamos por la calle con nuestras mochilas, no teníamos un lugar exacto donde ir , pero aún así lo disfrutábamos. Estábamos cerca de una heladería que me gustaba bastante, Asís que antes de que pasáramos de ella decidí invitarle un helado.

—¿Quieres un helado? Allí hay una heladería que me gusta mucho—. Dije apuntando el pequeño local.

—¿Me estás invitando un helado?—. Me preguntó.

—Si, así que vamos.

Entramos al lugar y fuimos directamente a comprar el helado, salude a la cajera y ordene un helado de café. Mark se encontraba viendo la gama de sabores y después ordenó un helado de sandía, nunca había visto que vendieran un helado de ese sabor y si lo hacían, nunca lo compraría.

En poco tiempo los helados nos fueron entregados y el dinero solicitado fue pagado, con nuestros helados en mano salimos del local para sentarnos en una de las bancas y comenzar a comer.

—¿Sabes algo? El yo de hace dos meses nunca hubiera aceptado hacer esto—. Dije mientras comía de mi helado.

—¿Por qué no aceptarías?— toda su atención estaba en mi.

—Por que antes te odiaba más.

—Es decir que ahora no me odias—. Dijo Mark para después comer de su helado.

—No, si te odio, pero ya no tanto—. Mark cambio su cara a una ofendida y por consecuencia empecé a reír.

—Bueno, pues yo te quiero—. Se encogió de hombros y siguió con lo suyo, mientras yo dejaba de comer y mis mejillas se volvían de un color rojo intenso.

Espero que les haya gustado.