Capítulo 5.

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"Camila Volterra" en Nueva York, la Inception que Phillip le hizo a Lauren, Dr. Seuss y un Oscar de la Renta descuartizado.



Veintiuno de Febrero, dos mil doce. Alec Volterra, quien en realidad se llamaba “Alessandro”, y “Alec” no era más que su apodo de toda la vida, tanto lo habían llamado así que hasta se le olvidaba, a veces, que se llamaba Alessandro y no Alec, pues nadie lo llamaba por su nombre verdadero, quizás porque creían que se llamaba Alec en realidad, sólo Lauren, que sabía por la sociedad, pero que creyó que su nombre era Alec, aunque lo siguió llamando así, por comodidad, ese Arquitecto, que era una mezcla de joven y adulto joven, pues apenas tenía cuarenta y nueve años, recién cumplidos, siete de haber enviudado, y no sólo enviudado, sino que perdió la oportunidad de ser papá por primera vez, pues Patricia, a sus treinta y un años, había tenido una complicación en su embarazo, tan grande, que había significado su fallecimiento junto al del feto de veintitrés semanas, salió del Fiumicino, justo para encontrarse a Sinu Cabello, saludándose con un abrazo que pareció eterno, pero era la emoción de verse después de tanto tiempo a pesar de haber mantenido la comunicación esporádica.

- ¿Qué?- sonrió sonrojadamente Sinu.

- Estás guapísima- dijo, viendo a Sinu querer perderse entre las letras del menú.

- Tú no cambias, Alec.

- Tú tampoco- sonrió, con aquella sonrisa torcida que, con los años, sólo había logrado mantenerse entre una barba corta. – Fettuccine Alfredo e Pollo all’Arrabbiata- ordenó al mesero, con la sonrisa que no olvidaba que Sinu comía Fettucine Alfredo.

- E Fontodi Chianti, per favore- cerró el menú, alcanzándoselo al mesero. – Te ves muy bien.

- Tú también, llegando al medio siglo con gracia, ¿no?- rió, apoyándose nerviosamente de sus codos sobre la mesa. - ¿Cómo estás? ¿Estás bien aquí?

- Sí, Alessio me metió a trabajar en “Il futuro è passato qui Seminari”… me queda mucho por aprender, pero está interesante.

- Tú sabes que puedo ayudarte, puedo llevarte a trabajar conmigo, ganando bien, te daría todo.

- Alec, no puedo irme, no puedo dejar a mis hijas…que aunque estén lejos, Camila en Milán e Irene en Atenas, tengo que estar cerca, soy su mamá…

- Sabes que la opción está ahí para el futuro, por si te animas, ¿verdad?- Sinu asintió.

- Se te olvida el pequeño detalle de que yo no soy Arquitecta- dijo cabizbaja, arrepintiéndose de aquello, aunque no tenía por qué arrepentirse tanto.

- En mi Estudio, yo digo quién es Arquitecto y quién no… además, nunca es tarde para terminar lo que se empezó.

- ¿Y volver a la Sapienza después de veinti-Santos años?- resopló.

- ¿Por qué no? Siempre tenías buenas calificaciones, buenos diseños, hasta me acuerdo que tenías los mejores modelos.

- Los tiempos cambian, yo no tengo experiencia… seguramente, si me meto a estudiar ahora, arrasan conmigo. Ya estoy un poco mayor para estar queriendo terminar mi grado.

- Sólo tienes que llevar la última materia- susurró.

- Materia que ya no existe- dijo a secas, tratando de evitar el tema. – Además, mi registro está más que obsoleto, ya lo revisé… está “clausurado” porque, estúpidamente, nunca me exmatriculé.

- Está bien, está bien- sonrió. – Quizás, si fueras Arquitecta, serías mi competencia.

- Pero no lo soy- se encogió de brazos. – En fin…- suspiró.

Antecedentes y Sucesiones. (CamrenAdap.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora