Assassin's Creed Your Lineage

Lecciones nuevas.

A primera hora de la mañana ahí estaba yo, con un traje de color café con un poco de rojo carmesí, tenía una faja que no me apretaba casi, sin embargo Florenzo insistió en que la llevara por si alguien quería hacerme algo, según él no podía penetrarme cualquier espada si la llevaba puesta. Lo que más me duele de irme de Venecia por un tiempo es Florenzo, ahora que estaba peleado con Leonardo por soltarle un golpe el día en que Ezio preguntó por el paradero de Nana la mujer que me dio el té, Florenzo se iba a sentir muy solo ya que no tenía tantos amigos aquí como en Florencia, sin embargo también se tiene que hacer fuerte de alguna manera, siempre hemos sido muy unidos y que uno se separe del otro realmente nos afecta, además no estaba tan tranquila con su seguridad en casa, ya qué hay una gran posibilidad de que nuestra madre sea una líder templaria y puede hacerle daño a Florenzo si algo no le parece, si asesino a quien sería su nieto, ¿Que me esperaba de nosotros?.
Cuando llegue al mercado de Venecia no observe al Zorro por ninguna parte, estaba sospechando que él se había arrepentido a último momento y no llegaría... sería un plan frustrado más en mi lista de deseos por ser feliz en mi vida... pero me había equivocado en mi pronóstico... estaba en una esquina con los brazos cruzados y observando a todo mundo... me acerqué a él y lo saludé.

-Buenos días...
-Shhh... alguien nos puede ver... siéntate en el banco que está a mi lado y ve hacia el frente... así hablaremos y no se darán cuenta de que nos conocemos
-Por que no...
-¡Haz lo que te digo!

Me recordó a papá cuando me ordenaba que hiciera algo de inmediato al tener la edad de 10 años, pero a diferencia de papá este hombre me daba miedo, hice lo que me dijo y no quite la mirada de enfrente... estaba concentrada en escucharlo.

-Mientras más discretos seamos es mejor... por la manera en la que están vigilando los soldados de los Borgia tenemos que tener cuidado
-¿Porque no le gusta que nos vean hablar?
-Eres una niña bastante estupida... igual como te describía Ezio

Ezio decir que soy una niña estupida.... después de todo lo que hemos pasado juntos no me sorprende que diga que soy una estupida.

-Si los soldados ven que la hija de Antonio Aliosini el servidor de Rodrigo Borgia habla con alguien como yo van a sospechar que tramamos algo y la vida de tu familia puede correr riesgo, al igual que la tuya y la mía.
-Mi vida ya corre el riesgo suficiente como para que se me salga de las manos el control para poder evitar mi muerte
-Entonces haz lo que te digo para que puedas vivir un poco más de lo que tienes planeado y sin cuestionar ninguna orden... ¿Ves a la gente? En su bolsa que cuelga del cinturón hay monedas... y es más fácil de lo que crees poder arrebatárselas
-¿Me estás pidiendo que aprenda a robar?
-Escúchame bien tal y como se lo dije a Ezio cuando lo conocí, en este mundo solo puedes servir a una causa justa y esa es que te preocupes por ti mismo y por la hermandad
-¿Hermandad?
-Lo entenderás conforme vayas aprendiendo... ahora... puedes pasar entre la gente y fingir que la empujas tiene que ser un empujón no muy brusco para que no llames la atención de ellos y los guardias y no muy leve para que no sienta cuando le quitas las monedas, tiene que ser un empujón medio... trata de hacerlo y cuando lo hagas rápidamente jalas la bolsa y la escondes en tu túnica o lo que traigas puesto...¿entendiste?
-No llevo una túnica puesta...
-Pues tienes que conseguir una...
-¿Donde la puedo conseguir?
-Róbala, cómprala, hazla no me interesa como la consigas solo consíguela y punto

Este hombre en cierto punto era insoportable, pero tenía razón, no soy una persona que pueda cuidarse de sí misma y de alguna u otra manera tenía que aprender.

-Eso significa que iré a comprar una túnica..
-Bueno, dado a que no me caes tan mal y quiero terminar esto cuanto antes te enseñaré a robar fácilmente... sígueme

Estábamos en el mercado y observamos que había muchos puestos de comida, médicos, herreros, mercaderes de arte, sastres etc. Y sin pensarlo dos veces El Zorro se detuvo en un callejón.