Encadenados (Malec Mpreg)

33. Barreras caen

—¿Qué pasa? —preguntó Magnus, con la boca llena de helado. Dudó si tomar una servilleta y limpiarse el helado que sentía en la comisura de los labios o pasar su lengua. ¿Alec pensaría que no tenía educación si hacía eso?

Era obviamente de una clase social inferior a Alec, él no tenía una mansión, y no era huérfano por haber perdido a sus padres cuando la humanidad empezó a reducirse. Él ni siquiera recordaba a sus padres, había sido abandonado de pequeño.

Pero Alec, sin darse cuenta, decidió por él, todavía dándole vueltas a las palabras de la chica, se inclinó y limpió el labio de Magnus con su pulgar.

Magnus se congeló, no esperaba un gesto así de Alec, y menos en público. Pero entonces notó que Alec estaba tan distraído que estaba actuando sin pensar. Así que, como buen amigo -él dijo que podían ser amigos, además de encadenados-, retiró la mano de Alec con la suya, envolviéndola con sus dedos.

—¿Estás bien, Alexander? —fue su nombre lo que trajo a Alec de vuelta a la realidad. Parpadeó y enfocó a Magnus como por primera vez. Sus bonitos ojos verde dorado llenos de luz, sus labios en una mueca preocupada, y su ceño fruncido cuando Alec no contestó y él presionó su mano.

Alec se ruborizó cuando notó sus manos, su primera intención fue soltarse de golpe y alejarse. Luego recordó a aquel desconocido y se dijo que no quería ser como él. Tal vez sus padres no verían bien esto, pero no fue su elección, y no iba a ser un monstruo con Magnus. Eran víctimas ambos.

Así que la retiró lentamente, después de un suave apretón, para no herir a Magnus. Pensó contarle lo que la chica le había dicho, pero él podía malinterpretarlo. Estaba bien, supuso, si había gente así por decisión propia, pero no era el caso de ellos. Así que, en su lugar, señaló el helado. —¿Qué tal está?

Eso distrajo completamente a Magnus. —¡Perfecto! —al instante volvió a su gran helado, casi rebotando en su asiento, provocando que Alec quisiera pararse y decirle que no hiciera eso. Como cuando él era niño y...

...y sus padres los reprendían a él y a Izzy, y luego a Jace.

Eso lo hizo preguntarse cómo sería el de padre.

¿Lo hacía alguien horrible dejar ir a sus primeros hijos?

Cuando volvió a mirar a Magnus, él sonreía a su móvil y escribía algo. —¿Con quién hablas? —Alec no esperó que su tono fuera tan frío.

Magnus pareció no notarlo, siguió escribiendo y le contestó sin mirarlo: —Hace rato hablaba con Rapha, me llamó para ver si seguía bien o si quería que volviera por mí. Le dije que tú estabas aquí y estaba bien...

Alec sintió su ceño fruncirse, aunque no entendió por qué. _¿Y ahora mensajean?

—¿Qué? —Magnus dejó de ver el móvil por fin, todavía sonreía cuando sus miradas se encontraron—. No. Hablaba con Etta. Le estaba contando que ya compré algunos libros de los que me recomendó aunque no los entiendo y son de embarazos femeninos... Me dijo que en mi cita de la próxima semana puedo decirle mis dudas...

—¿Quieres que te acompañe? —y definitivamente Alec no supo por qué lo dijo. Él planeaba mandar a Izzy o Clary con él cuando fueran sus revisiones, no ofrecerse él.

¿Qué estaba pasando?