8. ¿Beso?

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«¿En qué estábamos?»

Aquellos ojos verde dorado de Magnus estaban fijos en sus labios. Alec retrocedió hasta caer sobre el sofá.

Todos decían que era lo que tenía que suceder, y no podía negar la sensación como de algo revoloteando en su estómago -no sabría decir si era miedo o emoción-, pero no era tan fácil.

Cerró fuertemente sus ojos. Sus manos temblaban, sin saber si detener -ciegamente- a Magnus, o aferrarse a él y sólo dejar que sucediera. Una de sus manos estaba cerrada en un puño cuando Magnus la tomó entre las suyas. Cuando no sintió los labios de él sobre los suyos, se atrevió a abrir uno de sus ojos.

Magnus se rió, se acercó a él y dejó un beso -que lo hizo temblar- en la punta de su nariz.

—Parece que fuera un violador, Alexander —Alec se ruborizó—, y al contrario, tendrías que ser tú, ya sabes... —un rubor más intenso si era posible—, lo siento. No es que yo esté más cómodo que tú con esto, pero es realmente inevitable, y... —esta vez fue Magnus quien se ruborizó y apartó la mirada—, ¿te confieso algo? Estoy emocionado, tal vez no es la forma en que creímos que seríamos padres, pero... ¿Te lo imaginas? Tan pequeñito, inocente, tal vez tenga tus ojos, son hermosos.

Con la sonrisa que le dio, Alec sintió que se derretía un poquito la barrera que había puesto entre él y el mundo.

Magnus se acomodó a un lado de Alec, jalándolo en un abrazo algo incómodo y torpe. —Recuerda, vamos a ser amigos, ¿sí? No porque tu hermana haya salido rápido, tenemos que hacer lo mismo. Puedo esperarte.

Alec negó. Magnus se tensó involuntariamente. —¿No? C-creía q-que...podíamos ser amigos...

Alec mordió sus labios antes de tartamudear: —Me refiero a que espero que tenga tus ojos. Son más bonitos.

Seguramente la sonrisa de Magnus no era equivalente a sólo un cumplido, pero, viniendo de Alexander -quien se negaba rotundamente a estar con su encadenado-, no era para menos. Se sentía como un gran triunfo.

—Tu hermana sí que fue rápida —Magnus cambió de tema.

—No me sorprende, ella y Jace siempre hacen todo bien. Soy yo el que siempre da problemas —incluso ahora—, me pregunto por qué Jace se tarda, eso sí es raro. O tal vez se fue sin despedirse...

Magnus tomó su mano. —Los veremos en cuanto salgamos.

Encadenados (Malec Mpreg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora