22. Amargado.

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Mañana también subiré un capítulo más para compensar un poco la ausencia de capítulos.

También quiero agradecerles los votos y los comentarios, me gusta mucho leer lo que escriben sobre la historia, eso lo hace entretenido y enriquece más la novela. Conocer sus ideas y opiniones es importante para mí.

* * * *

No puedo creer que esto éste pasando.- Esteban caminaba molesto por la acera, se sentía pisoteado, indignado. Jamás imaginó que ese hombre pudiera perjudicarle de tal manera.

Dio una vista al papel que el sujeto le entregó y para su suerte tenía todo lo que ahí decía.

-Fui profesor de una excelente y reconocida institución privada, es obvio que tengo algunos trajes completos. No serán tan caros como los suyos, pero sirven para lo principal, trabajar. Hombre prepotente.- renegaba Esteban.

Eran las 3:00 pm cuando Esteban se dirigía a casa, pero se detuvo frente a un puesto de flores, unas bonitas y coloridas rosas llaman su atención e inevitablemente pensó en Alondra, esa jovencita se había apoderado de la mayor parte de sus pensamientos.

-¿Podría darme la azul, por favor?- esa rosa azul era ideal para ella, combinaba perfecto con los ojos azules de la joven.

Esteban iba complacido con el detallito que llevaba para Alondra, parecía más emocionado.

* * * * * *

-¡Ya volviste!- la joven no esperó a que terminara de entrar Esteban cuando ya le estaba plantando un sorpresivo beso en la mejilla.

-¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes?- preguntaba Esteban.

-Estoy bien, hoy me siento muy bien.- ella le sonríe.

-Me da mucho gusto oír eso. Te tengo algo, cierra los ojos.- la chica obedece ansiosa. -Ésto es...para ti, puedes abrir los ojos.

-Esteban, es muy bonita.- la joven toma con suma delicadeza la rosa en sus manos y sonríe. -¡Muchas gracias! Me encanta.- Esteban le sonríe también, era reconfortante la sonrisa de la joven.

-¿Tú estás bien?- Alondra notaba algo diferente en el joven, empezaba a conocerlo mejor y a descifrar los gestos de inconformidad o preocupación en él.

-Sí, estoy bien, no te preocupes Alondra, de hecho...ya tengo trabajo.

-¿De verdad? ¡Qué gusto! Ven, siéntate y cuéntame todo.- la chica halaba a Esteban del brazo para sentarse en el sofá frente al televisor.

Una vez acomodados, Alondra dispuso toda su atención en Esteban para que le contara todo sobre el empleo nuevo.

-Bueno...es un empleo fuera de mi área de trabajo.- comienza el joven.
-¿No es cómo profesor?

-En realidad...no.

-¿Entonces?

-Seré asistente.- decía Esteban y Alondra lo miraba algo confundida.

-¿Asistente?

-Sí, de presidencia de mercadeo.

-¿Cómo? ¿A dónde fuiste exactamente, Esteban?

-A una empresa...

-¿Cuál empresa?- a la chica le empezaba a sonar extraño toda la situación

-La...de tu padre.

-¿Qué? ¿La empresa de mi padre?- era algo que la tomó por sorpresa y Esteban parecía avergonzado.

-Lo sé, sé que no es una buena idea...pero me quedé sin opciones y tenemos gastos que pagar...yo...no tuve más remedio...lamento no estar dando más de mí...pero...- Esteban se justificaba, se sentía apenado.

-Tranquilo, tranquilo Esteban.- Alondra se aproximaba y ponía su mano en el hombro del joven para darle calma. -No te estoy diciendo nada, yo entiendo, de verdad.

-¿No estás molesta?

-No, sé bien todo lo que has hecho, he visto todo tu esfuerzo y te admiro por eso, pero mi papá es demasiado controlador.

-Bastante.- recordaba la conversación que tuvo con ese hombre y la sensación extraña que le transmitió aquella mujer, fue una situación verdaderamente incómoda.

-Lamento todo esto, de que mi papá te ponga en ésta situación...- se disculpaba Alondra.

-No te preocupes, voy a estar bien, todo saldrá bien y voy a ser fuerte por ustedes dos.- Esteban aproximó más a Alondra hacía él y la abrazó. -Vamos estar muy bien, te lo aseguro.

Más tarde cuando ya había oscurecido, Alondra recibió una llamada de Mónica.

-Mañana es el cumpleaños de Mónica.- le comenta Alondra a Esteban cuando están en la sala.

-¿Cumple los dieciocho, verdad?- Esteban pregunta.
-Sí. Tiene algo planeado y me invitó a celebrarlo. Pero no me dijo nada de a dónde.

-Jeje, seguro es sorpresa.

-Posiblemente, ella es así.- un mensaje de texto llega al celular de Alondra. -Un bar.

-¿Un bar?- Esteban se preocupa.

-Sí, de hecho me acaba de escribir que no te dijera. Mira.- la joven extiende el celular a Esteban.

"Ahora que lo pienso, no le digas a tu esposito cara larga nada, no vaya a ser que no te deje ir a un bar"

-¿Cara larga?

-Es que dice que eres un poco serio y pareces muy estricto, casi amargado.- se apenaba de repetir lo que su amiga había dicho de él.

-Yo no soy así, soy estricto pero como profesor, y no soy amargado, también tuve su edad.

-Lo sé, tú eres un chico divertido.- Alondra le sonríe.

-¿Lo crees?- él le sonríe.

-Pues...tienes tus momentos.- ella bromea.

-Eso fue un golpe bajo.- le seguía el juego. -Dile a tu amiga que ya sé a dónde irán y que no tengo problema, sólo espero que se cuiden mucho, principalmente tú.

-¿No te molesta?

-No, diviertanse, pero con sosiego. Cuídate mucho por favor.- le pedía el joven.

-Lo haré. Será divertido.

Papá por Encargo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora