41. El Fantasma.

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(4) 41. El fantasma.

La primera palabra que pronunció el pequeño Steven fue “papá” un día domingo a las 6:34 am cuando él se había despertado y todavía estaba oscuro, por eso llamo a su papá Esteban lo más fuerte que pudo. Para Esteban no podía caber más felicidad en su pecho cuando el pequeñito le extendía los bracitos desde la cuna repitiendo “papá” cuando lo vio acercarse.

Había pasado ya un año y un día desde el mensaje con la foto que le había enviado Víctor a Esteban. No hubieron más amenazas, no más fotos, no hubieron tampoco llamadas ni correos, todo parecía en calma, demasiada calma que más bien era preocupante para una mente despierta como la de Esteban, le preocupaba tanta tranquilidad, ese hombre actuaba de una forma muy extraña a ojos de Esteban.

Todo estaba extraordinariamente bien, Armando había regresado de su último viaje a L.A, tenía algunos asuntos pendientes que resolver por allá antes de que Alondra y el resto de la familia se fueron a vivir por una temporada en Norteamérica. Pero tuvo que irse de nuevo con Esteban. Marco y Mónica seguían saliendo como amigos, decidieron que así era mejor mientras lograban acomodarse a sus estilos de vida, era más bien para Mónica puesto que Marco ya estaba acostumbrado.

La empresa de Víctor seguía medianamente bien, todavía no se habían recuperado completamente del golpe financiero que fue Rebecca. Gabriela se había cansado un poco de todo el asunto de la empresa y del dinero que por eso decidió irse por un tiempo de vacaciones a Bocas del Toro, llevaba allá al menos unas dos semanas.

Los padres de Esteban estaban también tomándose unos días fuera de la ciudad con un dinerito que les paso Esteban para que salieran a pasarla bien, pero con precaución, les pidió el joven.

En esa tarde Mónica y Alondra habían acordado verse en una pizzería para charlar y su rubia amiga veía al regordete Steven que llevaba tiempo sin ver personalmente.

― ¿Entonces, qué? – Mónica bebía un poco de su gaseosa.

― ¿Qué de qué?

―No te hagas la que no sabe, sabes de lo que hablo. – Mónica sonreía maliciosamente.

― Del bebé que quieren tener. Tú me dijiste que Esteban estaba de acuerdo y tú también querías. ¿O ya no?

―Sí, Esteban está de acuerdo con mi idea y no creí que aceptaría, pero no fue así y está feliz con la idea de que tengamos otro bebé. – explicaba Alondra. ―Creí que no aceptaría ya que Steven está aún pequeño, pero el también sueña con que Steven crezca acompañado de un hermanito, a diferencia de él y de mí.

―Es lindo saber que cuentas con su apoyo en todo, tienes mucha suerte, amiga.

―Sí, pero no es por eso que quería hablarte. – la chica le daba un traguito de refresco a Steven que daba golpecitos en la mesa mientras jugaba con una papa frita. Mónica aprovechaba la pausa para comer un trozo de su tajada de pizza.

―Entonces cuéntame, soy toda oídos. – anunciaba Mónica. Le entretenía ver como lo que fue una papa frita se volvía puré en manos de Steven.

―Sucedió más rápido de lo que yo esperaba. – decía Alondra.

― ¿De qué hablas? – Mónica no entendía. Alondra sonrió con la ternura reflejada en sus ojos mientras se llevaba una de sus manos a su vientre.

―Alguien muy especial viene en camino. – Alondra sonreía y la emoción inundaba a Mónica.

―Un bebé tuyo y de Esteban, pero qué increíble noticia. ¡Muchas felicidades! – la rubia se levantó de su silla y abrazó fuertemente a su amiga. La soltó cuando la estaba estrujando demasiado. ― Disculpa, casi te estrangulo.
―Descuida.

Papá por Encargo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora