❀ Existen muchas formas de amar, en esta vida hay diferentes maneras de querer, de adorar... pero la manera en que KyungSoo y JongIn terminan amándose es definitivamente la mejor.
❀ Conjunto de drabbles y viñetas KaiSoo y SooKai por su mes especial...
JongIn no sabría decir exactamente cómo fue que comenzó, o quizá le guste engañarse a sí mismo porque es más cómodo de esa manera. Como decir que si cierras los ojos, por el simple hecho de no ver lo que sucede, no llegó a ocurrir.
Pero ocurría, JongIn podía sentirlo y le quemaba en la piel, hacía que su corazón martilleara y no de algún sentimiento que lo hiciera ofuscarse, por el contrario, se sentía pleno cada que cerraba los ojos y su sensibilidad se disparaba al máximo.
Kim JongIn era bailarín de un teatro, había ingresado al mundo artístico no hacía mucho tiempo, era joven y tenía todo el estrellato que recorrer, porque desde que sus pies se habían puesto en el escenario, todos los miembros del teatro lo habían amado.
Alto, de tez morena y cabellos desordenados, con los ojos dulces y un poco pequeños, pómulos altos y barbilla afilada, además de una nariz chata y preciosos labios esponjosos que conquistaron al actor principal de aquel lugar con su solo perfil.
El corazón de Do KyungSoo martilleó fuerte en su caja torácica y desde ese momento supo que las cosas no podrían volver a ser iguales. Serían diferentes en muchos sentidos.
KyungSoo era una persona encantadora, JongIn lo había conocido poco a poco, porque el muchacho le había abordado varias veces de manera casual y un poco formal, con el cierto toque de calidez y de timidez necesaria mostrándose sobre sus mejillas acolchadas.
El moreno no sabía explicar cuándo fue la primera vez que el estómago se le revolvió de aquella manera, sintiendo el vértigo llenarlo por completo cuando se quedaban solos y los ojos de Do KyungSoo lo veían de esa manera.
El bajito era un par de años mayor y tenía mucha experiencia en el campo de la actuación, había viajado a otras ciudades incluso y era un poco reconocido en la ciudad, porque todo su trabajo era impecable.
En aquellos años, donde la mayor atracción de los ricos era poder ir a una obra y de los pobres poder asistir a un circo; JongIn se sentía una estrella pequeña pero radiante, una cuyo fulgor se avivaba sin remedio cuando KyungSoo transitaba a su alrededor.
Y fueron sus manos las que lo tocaron por primera vez, KyungSoo no era un hombre atrevido, pero era lo suficientemente valiente como para correr el riesgo. JongIn tenía mucho miedo, lo carcomía poco a poco cuando sus manos se juntaban y se tocaban como si hubiesen descubierto un mundo nuevo.
Una sonrisa traviesa, el corazón formándose en aquella boca exquisita y unos ojos alegres como cada que JongIn se atrevía a dar un paso más, y otro más, y otro más hasta que KyungSoo podía atraparlo con sus manos rápidamente para besarle la mejilla.
Solo un beso que había dejado de ser sorpresa desde hacía mucho tiempo para pasar a ser anhelado, deseado y esperado por el corazón intranquilo de JongIn.
El moreno temía que alguien los viera, que alguien se enterara de que la boca de JongIn se derretía en los labios de KyungSoo, de que sus cuerpos vibraban mientras se juntaban con pequeños roces suaves, porque KyungSoo siempre era suave, era frágil con él, le mostraba todos sus lados poco a poco y a JongIn le encantaba.
Le gustaba descubrir todas las facetas de aquel rostro hermoso que salía despampanante al escenario, sonreía glorioso y se inclinaba en reverencia lo más humilde, como verdaderamente era.
JongIn solo bailaba, daba giros inesperados a su alrededor, sus pies flotaban sobre el piso con libertad, asegurándose de lucir impecable, dejando de pensar y poniendo todos sus esfuerzos en aquellos ojos grandes que no lo perdían de vista jamás.
Y quizá habría pensado que no podría dar un paso más. Un fugaz beso antes de salir al escenario para darse valor, una mirada llena de todos aquellos cálidos sentimientos que lo embriagaban, diciéndose ambos lo orgullosos que estaban el uno del otro.
Y finalmente, sucumbir ante las manos del contrario en la oscuridad de sus viejas habitaciones, cuando llegaba la profunda madrugada y el amor que se profesaban era únicamente eso, puro y cálido amor que los llenaba por completo.
JongIn no va a mentir, siente un poco de miedo por los dos, incluso cuando KyungSoo lo abraza y se aferra a él diciéndole que todo irá bien, que nadie va a separarlos y que nadie se enterará.
Pero el moreno sabe que la gente observa y que tarde o temprano lo sabrán, teme por la vida que ambos llevan e incluso se ha preguntado si es tan fuerte su amor como para poner en riesgo su carrera.
Y la respuesta siempre llega acompañada de latidos fuertes, gemidos guturales y unos labios perfectos adhiriéndose a los suyos de manera impetuosa; las manos de KyungSoo caben perfectamente en las suyas, su cuerpo es un poco más bajo y JongIn lo atesora antes de dormir.
Agradece a todas las estrellas y la bella luna en el firmamento poder tener un poco de paz cuando está con él. De poder tener la oportunidad de amar y ser correspondido, pese a que no es lo que los demás esperan.
Porque al final de la noche, cuando el resplandor de las estrellas y la luz plateada se cuela sobre la ventana de la habitación, coloreando sus pieles y contrastándolos con perfección, JongIn no siente que sea incorrecto, por el contrario... siente que está bien. Que no podría ser diferente.
ㅡ KyungSoo hyung... ¿me amas? ㅡ JongIn pregunta todas las noches, porque le encanta escuchar de aquella voz melodiosa la respuesta que ya conoce muy bien.
ㅡ Te amo igual que se ama lo más añorado, JongIn. ㅡ La voz del mayor es calmada y aterciopelada al igual que sus besos.
Que su mirada tranquila que le dice una vez más que está bien, que pueden tomarse de la mano y que verán la manera de amarse, aunque sea detrás del telón. Porque ahí, tras bambalinas, es donde la verdadera obra siempre se mantiene.
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Notas:
Se me ocurrieron algunas cosas con tu petición, sea amor prohibido o algo en el viejo teatro, pero en lo personal me gustó así.
