❀ Existen muchas formas de amar, en esta vida hay diferentes maneras de querer, de adorar... pero la manera en que KyungSoo y JongIn terminan amándose es definitivamente la mejor.
❀ Conjunto de drabbles y viñetas KaiSoo y SooKai por su mes especial...
Ese era un adjetivo calificativo con el que JongIn podía describir ese momento, cuando la voz de KyungSoo repicaba en los recónditos del recinto, cuando todo el estadio repleto de personas se ponía a vibrar, haciendo que su corazón se ensanchara en su pecho lleno de alegría.
Con una sonrisa en sus pomposos labios, el hombre de tez morena y elevada estatura respiró profundamente, su pecho trabajado por el ejercicio recubierto en un traje formal henchido de pura satisfacción, de puro orgullo de lo que sus ojos presenciaban en ese momento.
Y sin embargo, aunque la melodiosa voz del muchacho cantando lo hacía estremecer, no era momento de distraerse. Sus ojos se fijaron entonces en la multitud en la oscuridad, en el montón de lightsticks que iban de un lado a otro, al ritmo de la poderosa voz de KyungSoo, que se profundizó en un alto proclamado por la audiencia.
Las luces sobre el escenario lo hacían resplandecer, haciéndolo lucir celestial, su delgada figura etérea danzando al compás de la música mientras se deslizaba por todo el lugar, con aquellas ropas brillantes acorde a la canción.
KyungSoo terminó el concierto tiempo después, despidiéndose de la multitud con saludos de manos, agitándolas con suavidad mientras su esplendorosa sonrisa se mostraba en las pantallas del lugar, a la par que todos vitoreaban y gritaban su nombre.
JongIn tensó la mandíbula cuando el muchacho meneó las caderas hacia él, con la sonrisa implícita en su rostro mientras sus ojos brillantes lo saludaban.
El hombre se posicionó tras de él de manera inmediata y comenzó a caminar hacia los camerinos, mientras KyungSoo recibía flores, saludos y felicitaciones de todo el personal encargado de aquel exitoso concierto.
El muchacho bajito se sentía especialmente cansado, JongIn le abrió la puerta para dejarlo entrar al camerino y permaneció fuera de la puerta como correspondía, separando ambas piernas y dejando caer sus manos al frente, acomodándose los lentes oscuros que había traído para la ocasión.
