Capítulo 2x19: Orgullo contra Deseo

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Capítulo 2x19: Orgullo contra Deseo

“Siempre hay que saber cuándo una etapa llega a su fin. Cerrando ciclos, cerrando puertas, terminando capítulos; no importa el nombre que le demos, lo que importa es dejar en el pasado los momentos de la vida que ya se han acabado” - Paulo Coelho

 

No sabría decir si fue la decisión más importante de mí vida, supongo que no, que no había nada como lo de dejar tu país e irte a un lugar extranjero a buscarte la vida. Pero cuando dejé España para irme a Nueva York, tenía a un amigo esperándome al otro lado, un amigo que me ofrecía su techo y un trabajo para empezar.

Ahora, mi trabajo era poco fiable, me metía en algo que no sabía si tendría futuro o si ni siquiera me gustaría. Pero lo peor, me iba sin casa, sin un techo al que volver después de trabajar y sin apenas dinero.

Sí, hace un mes que tomé la decisión de dejar Nueva York para venirme a San Francisco y hoy por hoy, aunque mi futuro sigue siendo algo incierto, no me arrepiento de haber aceptado.

La despedida fue dura, Jake me llevó al JFK (aeropuerto de Nueva York) y cuando estaba apunto de embarcar, apareció Sam para despedirse. No le dije que me iba, ni siquiera le había contado lo de la oferta de Gerard, pero Jake me ahorró ese trabajo sabiendo que yo no iba a ser capaz.

- ¿Ibas a irte sin despedirte? – me dijo cuando apareció.

- Sí, creo que esa era la idea. – dije mirando al suelo avergonzada. – Ni siquiera sé si saldrá bien, es posible que vuelva antes de que me eches de menos.

El silencio reinó entre nosotros mientras nos mirábamos con añoranza y extraños sentimientos. Mi cuerpo temblaba de temor hacia lo desconocido y ver a Sam, tan guapo y tan cerca, me hacía querer aferrarme a él para no irme.

De alguna manera siempre le veré como mi salvador, aquel que me dijo: “¿Qué haces ahí? Déjalo todo y ven conmigo” y yo acepté tras grandes debates conmigo misma. Pero aunque fue quien me animó y quien me convenció, también había sido el que me salvó. Él me dio una nueva perspectiva, una nueva forma de ver la vida, y ahora que tenía que volver a vivir todos esos sentimientos, sentía la añoranza de no tenerle esperando al otro lado de mi viaje.  

Verle en este mismo aeropuerto, lugar donde le vi por primera vez y donde pude abrazarle después de tantas conversaciones a través del ordenador, me hacía sentirme insegura. Recuerdo el viaje hacia Nueva York con miedo y nerviosismo, pero en cuanto le vi y supe que cumpliría todas las promesas que me hizo, todas esas inseguridades y miedos se convirtieron en expectativas de futuro. Ahora me sentía muy diferente.

- ¿Vas a llamarle? – no hizo falta que me dijera que se me hablaba de Marcos, pero con tan solo esas tres palabras, consiguió que decidiera subirme a ese avión y alejarme de todo este drama.

Le había hecho daño y sabía que con solo mi presencia, seguía haciéndoselo. Por eso no había querido llamarle para contárselo, porque sabía que aún le dolía estar cerca de mí y no quería seguir haciéndole más daño.

- No he pensado en eso. – dije sinceramente.

- Deberías llamarle.

- Se suponía que él iba a mantener el contacto y ni siquiera sé si llegó bien, a pesar de que hace semanas que está allí. – estaba enfadada por ese hecho, pero me había prohibido seguir pensando en él. - Quiero centrarme en mí por una vez.

- No dejes que tu orgullo te impida tenerlo todo. – me dijo dándome un último abrazo.

Recuerdo que fue un abrazo fuerte, de esos de los que te costaba despegarte. Sentí que con ese abrazo, dejaba una parte de mí ahí, quizás la parte de mí más inmadura, la más alocada, la más miedosa, porque cuando me soltó, sentí que hacía lo que tenía que hacer, que debía subirme a ese avión y probar una nueva vida, quizás una que encaje conmigo. Debía seguir buscando mi propia felicidad, mi propio camino.

En Busca de la FelicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora