Capítulo 1x04: Anne, espabila.

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Capítulo 4: Anne, espabila.

La parte de la historia que ahora relataré fue lo más impresionante que alguien había hecho por mí en toda mi vida. Desde el primer momento en que mi pie tocó el ardiente asfalto de Nueva York, ya me adentré en una burbuja muy pero que muy peligrosa.

El móvil sonó en cuanto llegué a la zona en la que supuestamente había quedado con Sam. Era un chat de mensajería gratuita, el mismo que usábamos Sam y yo cuando nos comunicábamos antes de venir a esta ciudad.

<<Sam: Levanta la cabeza y cruza por el paso de peatones que tienes justo enfrente>>

Levanté la cabeza como me dijo y localice el paso de peatones, pero antes de ir hacia él, me giré sobre mi misma en busca de Sam.

<<Sam: A no…no me verás hasta que yo quiera que me veas.>>

Sonreí como una tonta, era un juego y me encantaba.

<<Anne: ¿Por qué crees que seguiré tus deseos?>>

Vale, sé que estaba tonteando, pero es que en ese momento me nublaba la felicidad.

<<Sam: Sé que lo harás. Así que venga…deja de discutir y cruza el maldito paso. Jajaja!!>>

Hice lo que me dijo, llegué al paso de peatones y lo crucé. Estuvo dandome indicaciones alrededor de una hora, paseaba yo sola por los enormes edificios de Walt Street mientras él me espiaba desde algún punto de la calle. Hubo un momento que le hubiese necesitado a mi lado, por alguna razón me faltó el aire al pasar por esas obras a causa de la destrucción de unas torres, incluso el me dijo de venir.

<<Sam: Lo siento An, pensé que te gustaría verlo. Voy hacia ti.>>

<<Anne: No no no no… sigamos, pasa de este punto y sigue.>>

<<Sam: Segura??>>

No contesté pero hice un gesto afirmativo con la cabeza.

<<Sam: Sigue hacia sur.>>

Seguí hasta llegar a un parque, había mucha gente de uniforme pero también mucho turista. El parque tenía unos árboles bien grandes, sabía que detrás de estos debía encontrarse el rio, pero no era capaz de verlos. Fui a entrar al parque cuando una voz en mi oído me dijo:

- ¿Acaso te he dicho que entres? - Casi le pego un manotazo del susto, pero me dio tanto gusto verle que hasta le abracé. – Ahora tengo que taparte los ojos.

Me dejé hacer sin rechistar, me estaba encantando el juego, así que me hubiese dejado hacer lo que él quisiera con tal de que continuara.

Supuse que andábamos por el parque por la falta de ruido de los coches y los pájaros piando. Pronto el oído de gaviotas empezó a oírse a lo lejos y tras varios tropiezos, nos subimos a algo con el suelo inestable.

- ¿Dónde estamos? – dije al ser incapaz de mantener el equilibrio.

- ¿Tú qué crees? – se reía de mí. – Ahora cuidado, debes subir unas escaleras.

Lo hice con mucho cuidado y agarrándome fuertemente del brazo de Sam, creo que le dejé cardenal pero que se fastidiara, él era el culpable por vendarme los ojos. Entonces algo se puso en marcha y el suelo tembló a mis pies. De un salto llegué a los brazos de Sam él cual me abrazó mientras me dijo:

- Quieres tranquilizarte Anne, no pasará nada malo.

- Sí que pasará, ¡¡ME HAS SUBIDO A UN BARCO!! Me mareo en los barcos. – estaba histérica, como se le ha podido olvidar que me mareaba.

En Busca de la FelicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora