Capítulo 1x09: Si se va la luz, ya ilumino yo
Nuestras decisiones acaban decidiendo como somos, nosotros nos convertimos en nuestro futuro y con ello, nuestra personalidad se va formando. Pero a pesar de eso, tengo la creencia de que no existen las malas decisiones, porque cuando estas llegan, te ayudan a aprender y a superarte a ti mismo.
Y aunque esta parte de la historia no trate precisamente de malas decisiones, no se puede decir que estuviese muy acertada en ellas…
- Buenos días, princesita. ¿Te importaría dejar de babearme la camiseta? – oí que decía una voz de ultratumba.
Ni siquiera me hizo falta abrir los ojos para sentir la fuerte presión en mi cabeza, la pasada noche no había bebido mucho, pero el acostarme con la cabeza llena de pensamientos incoherentes y soñar con lo mismo, había creado un monotema en señal de dolor agudo.
Pero lo que me costó entender fueron las palabras de Marcos, ¿babearle la camiseta? ¡Oh! Si la voz de antes me había parecido de ultratumba, solo era porque mi cabeza estaba apoyada en su pecho y uno de mis brazos rodeándole la cintura.
- ¡Oh, mierda! – dije mientras me separaba de él tan rápido que no calculé el final de la cama y me caí de ella.
La primera reacción de Marcos fue intentar cogerme, pero cuando vio lo cómico de la situación, no aguantó ni un segundo más en partirse de risa. Intentaba hablar, pero las lágrimas y las carcajadas no le dejaban hacerlo.
Yo no podía estar más enfadada y a la vez más excitada, a pesar de que se reía de mí, me estaba poniendo mala al verle ahí tumbado, con solo unos Bóxer y una camiseta azul marino bien ceñida. Le lancé un cojín que le dio en toda la cara y salí corriendo hacia el baño, necesitaba entrar en mi nuevo refugio y conseguir relajar mi temperatura corporal unos grados.
Me miré al espejo y no podía estar más roja, los ojos brillaban y las mejillas parecían dos bombillas encendidas. “Si se va la luz, ya ilumino yo. – pensé irónicamente”
Me di una ducha bien fría, me peiné el pelo a conciencia dejándolo suelto y con mis ondulaciones naturales, me maquillé y me puse un vestido estilo “ibicenco” por encima de la rodilla y con ligeros decorados azul celeste. También me puse unos zapatos con tacón, pero estos eran más cómodos que los de anoche.
Lo primero que noté al salir fue el intenso olor a café que inundaba toda la habitación, cerré los ojos para saborear cada aroma y así poder despertar con ello.
- Lo trajeron mientras te duchabas. – dijo Marcos, el cual intentaba reprimir el volver a empezar a reírse de mí.
Se quedó un segundo admirándome y mirándome con una extraña mirada, parecía estar lidiando en una lucha interna y eso me asustó. Pero al final me preparó un café humeante y se acercó a mí para dármelo.
- Ahora me toca a mí ponerme guapo. – dijo mientras al pasar rozaba mi mano con la suya, provocándome millones de escalofríos por todo el cuerpo.
Y ahora tenía un café calentito y humeante en mi mano y un estado de nervios demasiado importante. Tenía que decidir si despertar mi mente al tomarme el café o conservar mis nervios actuales y no dejar que vaya a más.
“La mente antes que mis nervios – pensé mientras me bebía el café de un trago”
Y como era de esperar, me volví loca recogiendo toda la habitación, haciendo la cama y hasta limpiando lo que no estaba sucio. Seguro que había gente que se dedicaba a esto, pero no podía estar quieta.
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En Busca de la Felicidad
RomanceSi tuvieras la opción de dejarlo todo e ir a intentar vivir tu sueño, ¿lo harías? ¿lo dejarías todo para perseguirlo? ¿y si mientras lo intentas tu vida cambia de forma radical? Anne es una chica que, tras un acto arriesgado, encuentra sentido a su...