Capítulo 4

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Narrador omnisciente

Martina iba de mal en peor. Falto todo el resto de la semana, mandado excusas tontas. Pero Camila y sus padres eran los únicos que sabían la verdadera razón de su falta de ganas de salir de casa. Porque no sólo faltaba a clases, sino que también, faltaba a clases de baile, entrenamientos de fútbol y cualquier clase extra que tuviera. Duro toda la semana encerrada, apenas y salía al patio.

Era doloroso ver a alguien que quieres así pero no es como si se pudiera hacer algo para evitar su dolor.

Samuel estaba muy alterado, sabía que sus amigas le estaban escondiendo algo, nada mejor para esto que sacarle la información a Martina, la menos fuerte en este sentido, de las dos. Se pondría nerviosa cuando la cuestionara seguidamente y de forma curiosa.

-¿Está Martina?- dice Samuel a Carola, la ama de llaves desde que tienen memoria los Johnson.

-Niño Samuel, no lo creo- se estaba poniendo nerviosa.

-Vine a traerle los apuntes.

-Está bien, pasa, espero y la niña Marti no se enoje por esto- niega varias veces con la cabeza.

-Eres la mejor- le da un casto beso en la frente y sube corriendo a la habitación de su amiga.

Se encontró con una imagen vista por pocos. Martina, viendo una serie, su cuarto desastroso, su cabello vuelto nada, un pijama improvisado de quién sabe cuántos días (que constaba de un pequeño short de franela y una camisa blanca y sin brasieres), ojos hinchados y comida por todos los lados.

-¿Martina?- dice Samuel tratando de procesar esa imagen.

-¡Samuel!¿Quién te dejó pasar?- está se incorpora bruscamente y se tapa con la cobija.

-Nadie, entre por atrás- miente perfectamente.

Se acerca a Martina y ella trata de peinarse desesperadamente, se sienta a su lado y ella evade su mirada.

-¿Qué ha pasado? Dime, por favor. No puedes decir que soy tu buen amigo si andas escondiéndome todo lo que te pasa- ella se queda muda ante la mirada de su amigo- no creo que sea una simple fiebre.

-¿Camila no te ha dicho?- esta se sorprende. No porque desconfiara de su mejor amiga, sino porque creía que ella trataría de resolver su problema de tener que enfrentarse a Samuel.

-No, dijo que tú me lo tendrías que decir. Debe ser algo grave para que faltes una semana entera a clases, ni yo hago eso- la toma tiernamente de la mano.

-Jacob me engañó- suelta tan rápido y con tanto dolor que nuevamente se queda sin aire- y va a ser padre.

-¡Hijo de puta! Se las verá conmigo- dice más que enojado- eres una mala amiga, pensé que confiabas en mí.- suelta su mano.

-Yo no sé qué podías haber hecho con esa información- agacha su cabeza avergonzada.

-Oh claro Martina, iba a contarle a todo el instituto que te engañaron, porque de verdad que me divierte y me alegra verte sufrir- el sarcasmo se notaba a kilómetros.

-No hablo de eso, solo que sabía que te ibas a poner furioso y pelearías con él- ambos suben el tono de voz.

-¡Pues claro que le voy a partir la madre a ese hijo de puta! Es lo mínimo, nadie le verá la cara de idiota a mis amigas- se toca el tabique desesperado.

-¿Estás enojado conmigo?- su voz se vuelve tímida.

-¡Claro que lo estoy! Eso no se oculta- se para molesto mientras tira sus cuadernos en la cama- ahí te dejo los apuntes.

Y sale con rabia y decepción. Nunca se la llevó bien con Jacob ahora menos.

-¡Samuel!- Martina se sale corriendo en busca de su amigo- ¡No cometas una locura!.

-La locura la hizo él- sale de la casa de Martina a toda prisa en su moto.

Directo a la casa de Jacob. No tenía rabia, la rabia lo tenía a él. El cariño que le tenía a Martina y Camila eran exageradamente grande. Nunca las vió con deseo, simplemente sus hermanas menores. Y las protegería a toda costa.

-¡Jacob! ¡Sal de una vez! ¡Tenemos que hablar!- dice impaciente Samuel.

-¿Acaso tu madre no te enseñó que existen los tim...

La palabra se cortó de inmediato cuando el puño de Samuel se estampó contra la cara de Jacob. Este cae de una vez al piso. Los golpes caen una y otra vez en el rostro de Jacob quién ahora está inmóvil, quedó privado en el piso.

-¡Para! ¡Samuel detente! ¡Llamarán a la policía, carajo!- la voz conocida grita mil y una cosas a la vez.

Samuel está sumergido en la rabia y una vez termina con su rostro se levanta y lo ve con rabia, patea el cuerpo inmóvil de Jacob. Hasta que el señor Johnson, es decir, el padre de Martina. Un silencio inunda los oídos de Samuel en ese momento. Solo ve el cuerpo sangriento e inmóvil de Jacob que está en el piso. Un minuto después sale la madre de Jacob con cara de espanto.

-¡Jacob! ¿Qué ha pasado acá? ¡Señor Johnson, ¿puede hablar?!- se tira y abraza el cuerpo de su hijo.

-He sido yo- dice Samuel mientras se limpia los nudillos llenos de sangre.

-¡Llamaré a la policía!- saca su teléfono con desespero y marca un número.

-Y yo una ambulancia- dice Santiago Johnson.

-Quiero que sepa, que su hijo se lo merecía, por ser un imbécil- dice Samuel sin el más mínimo pesar.

-¡Ya cállate! Eres un animal- la madre de Jacob se lava en lágrimas.

-Su hijo, engañó a Martina...

-¡No! ¡No! Mi hijo no es capaz de hacer eso- más lágrimas brotan de los ojos de la señora.

-Como lo escucha, además ha dejado embarazada a su amante- se sienta en la acera mientras espera a que llegue la ambulancia.

No es un cobarde como todos creen.

-Has metido la pata Samuel- el padre de Martina se para a su lado y lo recrimina con la mirada- creo que lo mejor es...

-Que elimine todo contacto con su hija, lo sé, vas a decir que no soy buena influencia, que no merezco su buena hija y bla bla bla: Pero no tiene por qué molestarse con su estúpido discurso, yo pienso lo mismo.- se encoje de hombros restándole importancia.

-No es sano para nadie convivir con alguien que reacciona de esa forma cuando está enojado.

-Solo quiere defender a suhija, estaría bien que de vez en cuando usted lo hiciera- ofendido el señorJohnson se va de allí

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Narrador omnisciente: que lo ve y lo sabe todo con detalles aunque no se encuentre en la historia.

El de la foto de arriba es Jacob. Y este también.

 Y este también

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Tan perfecta (TP#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora