Capitulo 5.

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Narra Martina.

Luego de una semana, el colegio estaba bien para mí. Extrañaba esto.

De entrada, sé que me va a ir mal, pues comparto las primeras horas con Jacob. No sé qué me dolió más, si verlo y acordarme de lo que me hizo, o verlo en ese estado, los hematomas estaban por todas partes de su rostro y brazos, su muñeca estaba con yeso. En cuanto entre su mirada se posó en mí, me miraba con dolor. Me senté de ultima, junto con Camila.

-¿Cómo te sientes?- dice Camila dándome un fuerte abrazo.

-El de eso fue...¿Fue Samuel?- dije nerviosa.

-¿Quién más? Pero recuerda, que lo tiene bien merecido- gira mi cara delicamente para que no me quede mirándolo como una tonta.

-Me duele- digo sin aire.

-Ay nena, lo sé- vuelve a darme un abrazo y hago un gran esfuerzo para no llorar- tengo un plan.

-Si no involucran drogas, alcohol, música a todo dar y muchas personas, acepto- digo esta vez sonriendo.

-Oh, tenía un plan- ambas reímos.

Todas las clases sentí la mirada de Jacob sobre mí y ya me estaba incomodando. Lo que me daba motivación es que a las últimas horas estaría con Samuel y Camila y sin el tonto de Jacob.

Iba a saludar a Samuel que estaba en la entrada del salón junto con Camila esperándome.

-¡Martina!- su voz hizo estremecer todo mi cuerpo.

Gire por instinto.

-¡Por favor, espera! Quiero hablar contigo- estaba bastante cerca de mí.

-No tenemos nada que hablas, Jacob. De ahora en adelante tienes un bebé por el cual darás la vida. ¿No es así?- él asintió suavemente.

Gire a ver a mis amigos que estaban al pendiente de cada paso o movimiento que diera Jacob. Les di una mirada para que me dejaran hablar sin irse a los golpes con Jacob.

-Tienes dos minutos- miro mi reloj y dejo que hable.

-Todo esto me está matando, no estar a tu lado- trata de tomar mis manos pero se las suelto de un manotazo- lo que pasó fue un descuido, el día que te drogaron estaba en una reunión familiar. Joder, todo se salió de control.

-No me digas que la chica es familia tuya- dije más dolida.

-¡No!, Es amiga de la familia- suspiró- el todo es que quiero recuperarte y espero que algún día me perdones y podamos seguir siendo la pareja ideal, como siempre. Algo así no puede acabar nuestra relación. Nena perdonadme, juro que me arrepiento y te amo, contra todo y todos. Joder, que hago si te amo demasiado, te a...

Estampo mi mano contra su mejilla y una lagrima sale por la mía.

-Que egoísta eres, como se te ocurre que yo voy a poder vivir con alguien que me engañó de esa forma. No seas cínico- esta vez más lágrimas salen- como puedes someter a alguien que amas a semejante dolor. Mejor déjame en paz y olvídate de mí, como lo hiciste la noche que te acostaste con esa chica.

Doy media vuelta, pero él me detiene agarrando mi muñeca.

-¡Suéltame!- digo sin mirarlo.

-¡Jacob! Suéltala de una maldita vez- Samuel se dirige hacia nosotros con sus puños cerrados y Jacob me suelta.

-Samuel vamos, para por favor- se quedó pensando unos segundos si hacerme caso y luego se dio la vuelta conmigo.

Fue un momento incómodo. Muchas personas se quedaron a presenciar nuestra discusión y eso fue vergonzoso.

-¿Que quería?- dijeron al unisonido.

-Ya saben, que lo disculpara, que volviéramos, que él no tenía la culpa- me encojo de hombros para restarle importancia, pero de verdad mi corazón se rompía más a cada segundo que pasaba.

-Estuvo bien que lo pusieras en su lugar- Camila me toma de la mano.

-Ese tonto quería que le diera una paliza- dice Samuel entre dientes.

-Samuel, no me agradó para nada ver a Jacob en ese estado. Al contrario, hizo que me doliera más- me siento en medio de los dos.

-Oh claro, ahora enójate conmigo por defenderte- rueda los ojos y yo lo abrazo.

-Gracias Samu, pero solo digo que no fue de mi agrado- me da un beso en la mejilla- no quiero que discutamos por cosas tontas

-Está bien, Mar. Camila, ¿Le hablaste a Mar sobre nuestro plan?- dice lo último con emoción.

-Dijo que si- me da un codazo.

-Dije que no- cruzo mis brazos.

-Hoy es noche de entierro- dice Samuel.

-No iré.

-Si irá- dicen ellos al unisonido.

En esas se pasó el día tratando de convencerme para que fuera a la fiesta en casa de Camila. Según ella no irá mucha gente, pero eso nunca es de fiar. Mínimo irán todos los de último y cuarto año. Que en realidad son demasiados. Claro, que esta vez no pudieron convencer a mi mente como para ir. Es momento que con diecisiete años ya aprenda a tomar mis decisiones y decir no.

Esto me hacía sentir orgullosa de mí misma, siempre las decisiones sobre ir o no a X lugar las tomaba Jacob, cabe aclarar que, si iba, tenía que ser con su compañía, siempre sería la pequeña niña frente a sus ojos y eso me amargaba la existencia

(...)

-Solo iré porque sé que Jacob no hubiera querido que fuera- digo retocando mi maquillaje.

-Si Martina, como digas- se burla de mi Samuel.

Es más fácil tirarse de la terraza de mi casa y caer al otro lado del mundo que decirle no a Camila y Samuel. Es algo tan complicado para una sola persona.

El buen lado es que Jacob no estaría allí. Mi padre aceptó gracias a Lucía qué le insistió que yo necesitaba socializar con chicos de mi edad y no siempre con sus amigos empresarios con los cuales me llevo muy bien.

Y sin más estábamos en el auto de Samuel directo a casa de Camila, quién ya debe de estar brincando de un lado a otro con una cerveza en mano.

Dicho y hecho. Allí estaba mi amiga. Y otras seis decenas de personas más a su alrededor.

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Camila está en multimedial.

Tan perfecta (TP#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora