Narra Jacob.
Mi andar era lento, no quería llegar a casa y discutir nuevamente lo mismo. Esta vez estaba solo, no tenía a mi niña. Y joder que era un gran dolor en el pecho que apenas y me dejaba respirar.
Me molesta porque en realidad quería contarle lo que de verdad pasó. Pero ni yo sé que fue lo que pasó esa noche. No puedo decir que se puso loco, porque era una reunión de mi familia con un amigo de mi padre. Lo que si bien recuerdo era a la rubia, ojos azules, con una tonelada de maquillaje. Me estaba coqueteando, yo la evité, pero si acepté una bebida de su parte. Desde entonces no recuerdo nada más que despertar en mi cama desnudo, a su lado casi a las dos de la madrugada cuando Mar me llamo drogada o yo que se.
Ahora lo que se venía era peor. Los padres de la chica nos obligarían a casarnos y aunque no quisiera sería lo correcto por ese bebé.
-¡El honor de nuestra hija está en juego!- decía su madre con desespero- no puede ser una madre soltera.
¿Que honra? Todos en esta puta ciudad saben que Martina y yo somos novios. Bueno, éramos. En fin, a ella se lo comenté mucho antes de que me coqueteara de esa forma. Una chica con honra no hubiera intentado, ni siquiera coquetearme.
-Si es por el dinero, no hay que preocuparse, mi hijo responderá económicamente y si es necesario el bebé se queda con nosotros- dice mi madre ya furiosa por la situación.
-Primero debemos escuchar a nuestros hijos, mujeres cálmense- dice mi padre tomando a mi madre por la mano.
-Quiero casarme con Jac, que vergüenza ser madre soltera- dice con su voz de trepadora Samantha.
-No quiero casarme con esa, apenas y sé su nombre- digo enojado.
-¡Pero si pudiste meterla en tu cama! Descarado- su padre me fulmina con la mirada.
-Yo nunca quise acostarme con ella. No es mi culpa que su hija sea una trepadora- su padre se avanza sobre mí, pero el mío lo detiene- hagan lo que quieran, igual mi opinión no será válida.
Me resigne a que mi vida está arruinada sin más remedio. Subo a mi cuarto y me siento en la cama con una botella de Jack Daniel's que Martina me regaló para mí último cumpleaños.
Joder, todo tenía que ver con ella. De repente las lágrimas salen de mis ojos una y otra vez. Lloro como un niño pequeño. Me da dolor de solo recordar su cara, se veía tan desgastada y se notaba a kilómetros que estuvo llorando. Todo por mi culpa. Debe de estar odiándome y como no, hasta yo me odio.
Junto con ella pase los mejores tres años de relación. Y dos años atrás incluso antes de ser novios fuimos amigos. Yo solo quiero que esto acabe, esta pesadilla, la botella, las lágrimas y el dolor. Cuánto daría porque ese bebé me lo diera mi querida Mar.
Ahora todos van a pensar que nunca la quise. Que solo fue para robarme su virginidad, o más tontadas que inventan en un instituto. Pero no es así, la quería más que para mi novia. Soñaba poder despertar con ella, un domingo, traerle el desayuno a la cama y verla todo el puto día sonreír por el resto de mi vida. Que fuera mi mujer, mi esposa e incluso la madre de mis hijos, a su debido tiempo, claro.
Pero ahora estoy metido en un lío. Del cual no puedo salir fácil. Sé que esto Martina no me lo perdonará y eso me duele. Su odio me duele. Aunque la conozco bien que dentro de esa fachada de odio y rencor aún me ama, aunque sea un poco, espero que sea así porque joder, la estoy amando como desde un principio o más.
Hoy habría una fiesta en casa de Camila. Algo me decía que Martina no quiere saber más de fiestas, no después de lo que le pasó la última vez. Y si lo está, quiero saber qué está bien, en buenas manos.
Sin invitación, llego allá y saludo a las primeras personas que reconozco. Luego de un par de tragos el dolor solo aumenta. Más con la imagen que tengo en frente.
Martina, borracha caminando de un lado a otro, tratando de subir las escaleras con el idiota de Samuel. Joder, van para las habitaciones.
Después de todo, ese amor eterno que juramos nunca fue real para ella. Tonto, pero que estoy diciendo. Esa chica me ama. Samuel es quien lo está cagando todo. Ella está ebria y él solo se aprovecha de la situación.
Subo detrás de ellos y no es difícil alcanzarlos por el paso de Martina.
-¡Samuel!- digo algo fuerte por el ruido de la música.
-¡Jacob!- Martina se abalanza sobre mí y me da un fuerte abrazo, sus brazos otra vez, esos pequeños brazos que generan el paraíso en mí- cariño, pensé que no ibas a venir.
Le devuelvo el abrazo, porque quizás así sea la única forma en la que la pueda tenerla entre mis brazos. Un gran dolor en el pecho se hace presente. Carajo, estaba más que borracha. Estaba perdida en el alcohol. Por su actuar, por su falta de memoria, por el olor a alcohol que es bastante fuerte.
-¡Martina!- Samuel grita soltando la de mis brazos dejando un gran vacío en mi pecho.
-Samuel dice que estoy borracha. Amor, te juro que tome uno así de chiquito- hace la medida con sus dedos y suelta una risa.
-Amor, te lo juro, que si estás borracha y también te juro que te amo- no pude evitar decir eso.
Dolía verla en ese estado.
-Vamos Martina tienes que darte un baño- dice Samuel llevándola escaleras arriba.
Yo por instinto los seguí.
-¿Cómo carajos se te ocurre desnudar a Martina? No tienes derecho. Mejor lo hago yo- suelto a Martina y la tomo yo.
-¿Tu si tienes derecho? Que jodido estás del cerebro. La bañare con ropa. No es mi intención desnudarla y aprovecharme de su estado- vuelve a quitarme de su lado y la toma otra vez.
-Igual, prefiero bañarla yo- hago el mismo movimiento.
-Mejor baña a...¿Samantha?- me vuelve a quitar a Martina.
-Joder que me suelten- grita Martina y se suelta del agarre de ambos- tu no me busques traidor de mierda- me señala.
Sale corriendo escaleras abajo y sale de la casa torpemente por su estado de ebriedad. Samuel y yo vamos tras ella. No estaba por ningún lado.
-¡Es tu maldita culpa!- grita Samuel llamando la atención de algunos- Martina está muy borracha y no puede andar sola.
-¿No podías prestarle atención y simplemente evitar el alcohol para ella?.
Nos quedamos mirando por toda la casa, pero no estaba. Eso ya nos tenía preocupados a ambos. Hasta que el móvil de Samuel sonó.
-He traído a Martina a casa, sana y salva- dice Matt el primo/hermano de Martina y mejor amigo de Samuel.
-Gracias Matt, ya estaba por llamar a la policía- dice Samuel sin una pizca de gracia- Jacob te recuerdo que nadie te invitó. Vete.
-Solo quería confirmar de que Martina no está acá. Y si lo estaba, que estuviera bien. Claro que sí está a tu cuidado, no puedo dar mucha fe en ello- me voy con enojo y al mismo tiempo con un aire de tranquilidad.
Por saber que llegó sana a su casa. Por haber estado entre sus brazos. Por evitar que Samuel estuviera tan cerca suyo en una bañera. Por verla. Eso me tranquiliza.
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El lindo Samuel en multimedia.
Esa sonrisa de niño😍.
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Tan perfecta (TP#1)
Teen FictionElla era la chica perfecta. Literal. La mejor alumna, buena hija, tenía a el novio soñado, de familia acomodada, atlética, buena líder, buena amiga. En fin, todo lo que tenga que ver con ella era perfecto. Muy linda historia. Pero detrás de tanta c...